Porco Rosso

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jueves, 19 de mayo de 2016

LOS LUNES AL SOL de Fernando León de Aranoa - 2002 - ("Los lunes al sol")


Un grupo de amigos de mediana edad de una ciudad del norte de España, todos antiguos trabajadores de unos grandes astilleros que cerraron y les dejaron en la calle, pasan sus días de desempleados buscándose la vida como pueden y esperando esas llamadas para trabajar que nunca llegan. Unos intentan reciclarse, pero no pueden competir con los más jóvenes, mejor formados que ellos. Otros viven de chapuzas o de trabajos esporádicos. Otros son mantenidos por sus familias y sufren terriblemente por ello. Todos, sin embargo, luchan por salir adelante con una gran dignidad y todos, a pesar del sufrimiento, se mantienen unidos.


Vamos para nueve años de crisis económica (ésta va a ser una de las más largas de la historia no sólo de España, sino mundial) y las películas españolas sobre esta crisis se pueden contar, desgraciadamente, con los dedos de una mano (si me apuran, de una mano y media). Es una pena, pero el cine español nunca ha sido verdaderamente social, pienso, por lo menos desde que entramos en la Democracia. Mucha Guerra Civil, mucho Franco, mucha Transición, pero muy pocas películas que tratasen los problemas de su momento. Creo que se rodarán muchas más películas sobre esta crisis cuando haya terminado y cuando su impacto crítico sea mucho menor ya. Es una pena, porque salvo honrosas excepciones (Iciar Bollaín, Jaime Rosales, Isabel Coixet, Carlos Vermut, Alex de la Iglesia...) muy pocos cineastas españoles han tratado estos tiempos que vivimos desde 2008 (y también hay que decir que no todos los que lo han hecho lo han hecho, pienso, de forma verdaderamente efectiva). Hay que elogiar a Fernando León de Aranoa porque, aunque algunas de sus últimas creaciones han flojeado algo, siempre ha sido un director social. El llamado "Ken Loach español" entregó con "Los lunes al sol" su mejor película, en la que retrataba la dura vida de los parados que superaban la mediana edad y que se veían excluidos en la España de los alrededores del año 2002, la España del ladrillazo en la que según decían quien no trabajaba era porque no quería y se ataban a los perros con longanizas. En un tiempo de bonanza económica, León de Aranoa supo retratar el lado oscuro de este mundo de supuesta prosperidad.


Basándose en los dramas laborales de dos ciudades españolas, Gijón y Vigo, ambas del norte y afectadas en su día por la llamada "reconversión industrial" y el cierre de grandes fábricas y cadenas, León de Aranoa traza un retrato crudo, brutal, certero y sin concesiones de un grupo de parados despedidos de unos astilleros que se acercan a la cincuentena o que la han pasado de sobra y que no saben cómo reciclarse para encontrar un trabajo. La brecha que les ha tocado es enorme: han hecho toda la vida lo mismo, pero el "trabajo para siempre" no les ha pillado y se han visto en la calle sin muchos estudios, sin conocimientos de idiomas o de informática, y enfrentados a un mundo de competencia descarnada donde los jóvenes se lo quitan todo. Dan bandazos por la ciudad, por el bar de uno de sus amigos, hacen chapuzas o trabajos de un día y luchan sin cesar contra su depresión y las de sus familias, que se van rompiendo poco a poco a causa de la falta de dinero y de futuro. Sin embargo, tienen una dignidad tremenda, inmensa e interminable, y triunfan con ella contra la adversidad. Son perdedores sociales, pero ganadores humanos, y León de Aranoa deja en ellos hasta un espacio para el optimismo. Su reparto está soberbio: desde un Javier Bardem tremendo hasta un Luís Tosar inmenso (en el papel que terminó de catapultarle a la fama) pasando por unos inolvidables José Ángel Egido, Nieve de Medina, Joaquín Climent, Enrique Villén o Celso Bugallo. ¿Para cuándo películas como "Los lunes al sol" sobre la crisis que estamos viviendo? Me temo que para cuando esta crisis haya terminado.


1 comentario:

  1. Para mí la mejor película de su autor, aunque, ya que hablas de Ken Loach, no me emociona tanto como “Riff-Raff” o “Lloviendo piedras”. Y una pena, como dices, que la realidad social y política suela estar vedada en el cine español.

    Saludos.

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