50 SOMBRAS DE GREY de Sam Taylor-Johnson - 2015 - ("Fifty Shades of Grey")

Anastasia Steele, estudiante de Literatura de la Universidad de Washington, en Seatle, entrevista para la facultad al joven empresario y multimillonario Christian Grey. En la entrevista, en su lujoso edificio de oficinas, surge una atracción especial entre ambos... Poco después, vuelven a verse, y la atracción crece más y más. Entonces, Grey le propone a Anastasia un trato, un trato muy especial...

El BDSM (el "sadomasoquismo" de toda la vida) es una sexualidad alternativa que cada vez va ganando más adeptos. Es otra forma de ver el sexo y/o las relaciones que tiene, al igual que por ejemplo el colectivo LGBT, su propio día (el 24 de julio), su bandera, sus símbolos y sus códigos y, por supuesto, sus películas. "Historia de O" o "Nueve semanas y media" fueron bastante famosas en décadas anteriores y parece que la película de esta década del BDSM va a ser "50 sombras de Grey" con todo lo bueno y con todo lo malo que tiene. Lo bueno: que promociona una sexualidad alternativa, lo cual conduce a una sociedad más abierta, diversa y tolerante. Lo malo: que lo hace desde el punto de vista del trauma psicológico. En fin, es como si uno rueda una historia de amor homosexual y lo presenta todo como un idilio oscuro en el que una de las partes o ambas es gay a causa de un trauma. Apaguen y vámonos. La gente que practica el BDSM no tiene traumas: simplemente, le gusta sentirse dominado o dominar a otra (o ambas) o sentir el dolor de una forma diferente. Fin. No hay mundos oscuros en el BDSM, y cada vez hay más fiestas y locales abiertos dedicados a él. Dicho esto, hay que decir que, independientemente de todo, la adaptación filmica de esta primera parte de las "50 sombras de Grey", uno de los bombazos cinematográficos del pasado año y uno de los éxitos literarios-pastiche de los últimos, es un truño infame. Es que su trama no tiene ritmo ni sorpresas, y sus personajes son estereotipos muy gruesos y muy tontos (los principales, porque los secundarios son casi inexistentes), y sus escenas sexuales (supuestamente transgresosas...) son de diseño de anuncio, y sus actores protagonistas no están muy bien que digamos (en parte imagino que por interpretar a los personajes tan chorras que interpretan).

La historia que narra el filme nos la conocemos de memoria y, además, es totalmente pastel. En serio: es una ñoñada bastante infumable con sobredosis de azúcar aderezada con escenitas videocliperas de sexo esponjosito, para todos los públicos. En serio: no es nada turbia, como se podrían imaginar. Los diálogos son malos para colmo, y tratan de ir de intelectuales hablando por encima de literatura clásica o de divagaciones emocionales y psicológicas de tres al cuarto. Me da pena que Sam Taylor-Johnson, que nos sorprendió en 2009 con la excelente "Nowhere Boy", se haya metido en este berenjenal (aunque parece que para la segunda parte ya no estará: habrá salido por patas). En fin, "50 sombras de Grey" hace un bien y un mal al mundo del BDSM, como he dicho, y, polémicas y morbos rancios aparte, es una película aburridísima, sin nada que ofrecer salvo la parafernalia romántica de siempre embutida en cuero caro. Muy mala.