Porco Rosso

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martes, 29 de diciembre de 2015

SIETE MESAS DE BILLAR FRANCÉS de Gracia Querejeta - 2007 - ("Siete mesas de billar francés")


Ángela llega al hospital acompañada de su hijo Guille: Leo, su padre, ha caído repentinamente enfermo y está muy grave. Allí está Charo, la novia de éste, que le informa de que, por desgracia, acaba de morir. Ángela se entera entonces de que su progenitor tenía un negocio, una sala de billar que no era rentable y que está en estado ruinoso. Ante una crisis vital, decide hacer algo que muchos ven como una locura: rehabilitar estos billares para reabrirlos con una nueva cara. Pronto, con este nuevo proyecto, empieza a salir a la luz el pasado del padre de Ángela y ella empieza a descubrir sus grandes secretos familiares.


"Siete mesas de billar francés", llegada justo después de "Héctor", es, pienso, una película solvente pero que es igualmente algo olvidable y que se queda bastante detrás de las grandes de su directora, Gracia Querejeta, que con "Cuando vuelvas a mi lado" y la propia "Héctor" realizó dos de sus mejores trabajos con diferencia (especialmente, pienso, con la primera de ellas). Volvemos a tener en la mesa los asuntos habituales que la autora suele tratar: las relaciones personales dentro del marco de la familia y las pandillas de amigos, vecinos y/o compañeros de trabajo. Personajes normales y corrientes, perfectamente reconocibles y en general de toda clase y condición y de variadas edades y generaciones, que viven problemas cotidianos en entornos habituales urbanos o rurales. Tenemos traumas, relaciones deterioradas y que luchan por salir adelante entre madres y padres e hijos, amor, amistad, frustraciones, decepciones, miedo, encaramiento con la muerte, secretos familiares, dobles vidas, lucha por superar el pasado. Todo está muy bien tratado, aunque el filme peca de ser bastante predecible en muchas de sus situaciones, cuya causa y cuya resolución el espectador se la huele a leguas. Lo salvan en gran parte sus actores: en especial, sus actrices. Todo el plantel de intérpretes está genial y en concreto Maribel Verdú y Blanca Portillo, con una química envidiable, están absolutamente y del todo impresionantes.


Los diálogos del filme son por otra parte precisos y lúcidos, y aunque a veces pueden caer en alguna cierta pretenciosidad, se salvan de ello durante la mayor parte del metraje, mientras que la fotografía es notable. Es curioso el hecho de que esta producción puede enmarcarse perfectamente dentro del "género" del "drama deportivo": todo pivota alrededor del billar, que da significado de una forma u otra a muchas de las vidas de sus personajes. No es un género especialmente tratado, y mucho menos en la filmografía española. En conjunto, "Siete mesas de billar francés" es una buena película, aunque es cierto que no se hace retener mucho en la memoria del espectador. No es de las mejores que Gracia Querejeta, pero cumple.


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