Martin es un guardia de seguridad de un aparcamiento que vive con su abusiva madre en un barrio marginal de Londres. Martin tiene problemas mentales y está obsesionado con la película "The Human Centipede", que no para de visionar una y otra vez. Un día, se le pasa por la cabeza hacer algo terrible...
"The Human Centipede II", junto con la este año estrenada tercera entrega de esta saga, puede ser una de las películas más repugnantes de la historia del cine sin problemas. Todo lo que no vimos en "The Human Centipede" lo vemos en ésta secuela: es decir, toda la sangre, toda la escatología, toda la brutalidad que en aquella por suerte se sugería. Rodada en blanco y negro (y con buena fotografía), "The Human Centipede II" dobla o incluso triplica a su antecesora en cualidades vomitivas: yo tuve que apartar la mirada en más de una escena y llegué a pasar la película hacia delante porque no podía mirar a la pantalla. En fin: tenemos gore por un tubo, operaciones grabadas con detalles y mucho ánimo de traumatizar al espectador por medio de imágenes asquerosas. Bueno, esto no tendría por qué ser malo porque, efectivamente, hay gente que disfruta con este tipo de cine (y es que el gore es un género "per se"). El problema de esta segunda entrega de esta saga es que no tiene trama: todo se reduce a una colección de escenas brutas a cada cual más repulsiva para epatar a lo bruto, sin sentido ni sensibilidad. Laurence R. Harvey lo hace bien como el protagonista de la función: da verdadera grima, verdadero asco. Consigue lo que se propone. Pero la película no tiene argumento; simplemente es eso. Además de repugnante, es aburrida. Infumable diría yo. Un bodrio, en fin, que sólo busca sorprender a toda costa y tirar del tirón de su antecesora. En resumidas cuentas: Tom Six explota la gallina de los huevos de oro y se carga su propia creación. Nada nuevo en el cine y nada nuevo sobre todo en el cine de terror. No pierdan el tiempo con esta película (ni con la que le sigue, que comentaré mañana) a no ser que sólo quieran echar un rato de ver aberración tras aberración. Muy mala.
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