Ray Velcoro es detective en el Departamento de Policía de la Ciudad de Vinci, en California. Tiene problemas familiares y también con el alcohol y las drogas y con el control de su ira. Una noche, coincide con Ani Bezzerides, detective de la Oficina del Sheriff de Ventura, y con Paul Woodrugh, agente de la Patrulla de Caminos de California, para retirar un cadáver: el de Ben Caspere, un poderoso funcionario relacionado con altos cargos de la región que ha sido brutal y misteriosamente asesinado. Los tres habrán de colaborar para esclarecer el crimen, que va a salpicar también a Frank Semyon, un mafioso de Vinci con el que Ray tiene una relación especial. Ante los cuatro, que están pasando por un mal momento en sus vidas, se abre una trama de corrupción terrible y oscura...
No sé qué es lo que ha ocurrido con la recién finalizada segunda temporada de "True Detective" para que haya sido tan vapuleada y, además, tan vapuleada con tan poca piedad. Imagino que la sombra alargada de su primera temporada, una de las grandes revelaciones cinematográficas del año pasado, le ha hecho un mal irreparable y ha inflado demasiado las expectativas. La "maldición de la primera obra maestra", le llaman algunos. Pienso, de todas formas, que algunas personas han optado por cogerle manía a esta temporada de forma gratuita, sólo porque la primera era muy buena y la segunda ya había que mirarla mal sí o sí (ya saben, las normas del mundo gafapasta son así de irracionales y tontas). Recuerdo que ya en los meses de abril y mayo, cuando de esta segunda temporada no se sabía demasiado aparte de quiénes eran sus protagonistas, ya estaba siendo objeto de críticas brutales y asesinas. También recuerdo que muchos, con sólo haber visto el primer capítulo, ya la despreciaron y dejaron de verla (cosa que tampoco entiendo: con un sólo capítulo no puedes juzgar a una temporada entera que tiene otros siete). Una de las grandes "comidillas" del verano entre amantes del cine y de las series ha sido "lo mala" que es esta temporada de "True Detective". Desde luego, yo por lo menos me he pasado todo julio y todo agosto escuchando y leyendo que es "terrible", "decepcionante", "aburrida", "nada original", "un fracaso" etc. En medios de todo tipo: desde el blog más cutre hasta el periódico más famoso. Y bueno, la he visto y tengo que decir que es floja y que las comparaciones son odiosas, pero que tampoco es un horror ni la peor serie del año.
Nick Pizzolatto es de nuevo el creador, y ahora, tal y como comunicó en su momento, incursiona en otro tipo de historia negra. El objetivo de la serie es éste: explorar diferentes formas de cine negro por medio de historias totalmente independientes que varían en cada temporada. En la primera "True Detective" teníamos una trama retorcida de sectas, de poderes y símbolos primigenios, de ambiente rural. Aquí tenemos una trama de policías y mafiosos, de corrupción y de ambiente urbano. Pasamos de la América profunda a la América del cemento y el cristal. Me parece excelente arriesgarse para no repetir la fórmula (aunque me da a mi que algunos, se haga lo que se haga, lo van a criticar: si repite, porque repite; si no repite, porque no repite). Tenemos, sin embargo, las mismas coordenadas que en la temporada de 2014: unos personajes (pasamos, eso sí, de dos a cinco protagonistas) que están al borde del abismo y que han de demostrarse a sí mismos y al mundo que les rodea que, después de todo, son más íntegros, valientes y justos que toda la podredumbre que les rodea (y aquí podemos incluir incluso a mafiosos y criminales ambiguos). Pizzolatto trata ahora asuntos como las secuelas de la guerra, la frustración sexual, la hipocresía social, la violencia, la soledad, las relaciones familiares y de pareja, la mencionada corrupción o el capitalismo agresivo. El estilo es el mismo: el escenario es onírico, realista a la vez, sucio y oscuro, y el poso narrativo es directo, tajante.
Los diálogos, aún siendo pretenciosos a veces y excesivamente enigmáticos otras, me parecen acertados en "True Detective II". Es cierto que no tienen la genialidad de los de su antecesora. Los personajes me parecen también interesantes, aunque también es cierto que no tienen, ni de lejos, el carisma de los dos protagonistas de la primera temporada (y es que es verdad que, prejuicios aparte, aquella dejó el listón muy, muy alto). No me parece que estén mal interpretados: creo que todos los actores lo hacen muy bien, desde Colin Farrell hasta Rachel McAdams y Kelly Reilly pasando por los ultracriticados Taylor Kitsch y Vince Vaughn (este último me parece que se come la pantalla con su ambiguo personaje). La temporada está rodada con potencia también, pienso, y hay capítulos excelentes como el cuarto y el sexto.
Sí es cierto que, en conjunto, esta "True Detective" de este 2015 es más convencional en todos los aspectos que la "True Detective" original. Es, por ello, más floja. Hay capítulos olvidables como el segundo y el tercero, y a la trama le cuesta arrancar (hasta el cuarto no lo hace del todo). El desenlace también puede resultar algo decepcionante (a pesar de contar con escenas excelentes como la del personaje de Vince Vaughn en el desierto). En fin, no se puede conseguir siempre la excelencia, aunque pienso que es injusto también masacrar de esta manera a una temporada que es desde luego normalita, pero que tampoco es la peor infamia que se ha hecho (hay series mucho peores, desde luego). En fin, después de este jarro de agua ciertamente algo fría, veremos qué ocurre con esta serie. Al parecer, y según lo último que he leído, Nick Pizzolatto realizará todavía una tercera temporada que dejará al conjunto cerrado como una trilogía.
Estoy de acuerdo contigo. A mi me gusto mucho la serie, y el personaje de Vince Vaughn me encanto. Ya es hora de que haga más papeles dramáticos y menos comedias de esas de medio pelo. Los escenarios de la ciudad espectaculares, era Los Santos
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