Porco Rosso
miércoles, 30 de septiembre de 2015
CORRUPCIÓN EN MIAMI de Michael Mann - 2006 - ("Miami Vice")
Sonny Crockett y Ricardo Tubbs son amigos y agentes de la Brigada Antivicio del Departamento de Policía de Miami. Durante una operación menor, descubren la existencia de una organización inmensa que introduce drogas en los Estados Unidos y que se ha cobrado la vida de otros agentes y de una familia. Sonny y Ricardo, apoyados por su equipo, se van a hacer pasar por narcotraficantes para integrarse en este grupo y asestarle un golpe mortal desde dentro.
Michael Mann, como casi todo artista, también tiene sus bodrios y sus películas más flojas. Por suerte, son pocas. Una es "El torreón" (también conocida en español como "La fortaleza"), esa por suerte muy olvidada cinta de principios de los ochenta en la que incursionó por primera y última vez en el cine de terror. La otra es esta ya más reciente "Corrupción en Miami", que no me parece un bodrio total, pero que sí que me resulta totalmente fallida. Se basa en la mítica serie de televisión homónima de la mencionada década de los ochenta y la adapta a nuestros días. Está muy bien rodada y su ambientación de diseño es bonita, y la banda sonora es muy "cool" y las escenas de acción están muy estilizadas. Marca de la casa de Michael Mann, que aquí se recrea además con retratar un ambiente de lujo aséptico excesivo pero que no choca ni desentona. El resto, por desgracia, no cumple, y no cumple en prácticamente nada. La trama de "Corrupción en Miami" de 2006 es muy mediocre y está muy vista (y además es muy predecible), los diálogos son flojísimos, los personajes muy planos, las interpretaciones no dicen nada (son todos los actores del filme buenos, pero están demasiado fríos e inexpresivos y la química entre ellos es totalmente descafeinada) y además el metraje del conjunto es excesivo para lo poco que tiene que decir.
Es cierto que Michael Mann intenta en todo momento imprimirle un sello autoral a esta nueva versión de "Corrupción en Miami", pero lo logra solo en el aspecto estético. Ya sea por el guión, ya sea por los actores, ya sea por exigencias de productores que de cine entienden poco, ya sea porque la obra de marras era un encargo para Mann y que no se la quiso currar como una obra "propia", la película aburre, es olvidable y dice poco. Es cierto que si la hubiese dirigido un Michael Bay o un Roland Emmerich o algún director "de explosivos" cutre habría sido mucho peor, pero eso no la salva. Bueno, todos los creadores, o casi todos, tienen patinazos. Por suerte, Mann se redimiría de sobra con "Enemigos públicos".
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