Porco Rosso

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viernes, 2 de enero de 2015

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES de Joss Whedon - 2012 - ("Much ado about nothing")


Don Pedro de Aragón visita unos días a su amigo el caballero Leonato y se instala en su lujoso chalet. Allí, su también gran amigo Claudio se enamora locamente de la bella Hero, la hija de Leonato, mientras que su amigo Benedicto también se enamora de Beatriz, su sobrina. Don Pedro va a ayudarlos a conseguir a sus respectivas amadas. Sin embargo, alguien quiere destrozarle sus planes: su pérfido e hipócrita hermano Don Juan, que le detesta profundamente y que le desea lo peor a él y a sus seres queridos...


Aplastada en lo comercial dentro de la filmografía de su autor por la excelente "Los Vengadores", esta versión de "Mucho ruido y pocas nueces" que Joss Whedon rodó en aquel mismo 2012 actualiza el famoso texto homónimo de William Shakespeare y, como ya hizo Baz Luhrmann en los noventa con la discutidísima y hasta artísticamente polémica "Romeo + Julieta" (una película que, como casi todo lo de este autor australiano, se ama o se odia sin mucho término medio), la lleva a nuestros días. La mansión idílica y la campiña bucólica de Mesina se trasladan desde Italia hasta los Estados Unidos: estamos ahora en un gran chalet de un típico barrio pijo americanito con un gran jardín en el que se dan grandes fiestas esnobs. Los personajes visten ahora chaqueta y corbata y vestidos de última moda, tienen teléfonos móviles, lucen peinados molones, comen canapés y beben coktails de diseño y vino exquisito. La trama es la misma y los diálogos son los mismos. El resultado es extraño: al igual que los Capuletos y los Montescos de la mencionada "Romeo + Julieta" los caracteres de esta "Mucho ruido y pocas nueces" hablan y debaten con las mismas palabras del autor inglés y en los mismos términos de su momento histórico.


De esta manera, en la película que nos ocupa caballeros y doncellas que ostentan estos clasistas títulos hoy socialmente devaluados o perdidos disfrutan de tecnología punta, hombres y mujeres se preocupan por la virginidad de una dama en nuestros días (y no son de ningún grupo religioso de corte radical o rancio más o menos extremo), señoritos cortejan a señoritas con métodos que ya para mis abuelos sonaban anticuados... Es todo esto una vez más la gracia de la adaptación, supongo, el juego de anacronismos, eso de "jugar con lo postmoderno" o como le quieran llamar. En fin, es la personalidad que busca el filme, aunque he de decir que a mi me choca y me chirría.


"Mucho ruido y pocas nueces" de Joss Whedon es una buena película a pesar de que, en mi opinión, el arriba mencionado juego de anacronismos no termina de funcionar. Whedon sabe tomar del texto original lo que mejor se adecua a la gran pantalla, sabe imprimir ritmo a una obra teatral, sabe dirigir a los actores y a las actrices, sabe crear un ambiente bonito y bucólico como exige la obra (retratado en un espléndido blanco y negro), sabe mantener el humor de forma constante y sabe tratar la tragedia sin que interfiera en el tono general del conjunto. En fin, "Mucho ruido y pocas nueces" de 2012 es eso: una adaptación más de la obra de William Shakespeare traspasada a nuestros días o a un ambiente que no es el suyo original. Con todos sus aciertos y sus problemas. Se puede ver bien y no falta al espíritu de lo que escribió el maestro inglés. Recomendable en esencia.


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