Porco Rosso

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jueves, 4 de diciembre de 2014

LAS PALABRAS DE MAX de Emilio Martínez-Lázaro - 1978 - ("Las palabras de Max")


Max es un sociólogo liberal que se ha separado de su mujer y que tiene una hija de catorce años a la que intenta ver cada vez que las circunstancias se lo permiten. Max pasea y visita lugares de su ciudad, Madrid, y charla con sus familiares, sus amigos y conocidos. Alrededor de él, la España que ha conocido hasta ahora está cambiado a pasos agigantados: llegan nuevos vientos de libertad, pero también un momento histórico ciertamente delicado.


Cuando comenté hace unos meses la terrible "Ocho apellidos vascos", dije que me parecía injusto presentar en este blog a Emilio Martínez-Lázaro con aquella película tan pésima. Este director, que hoy en día se ha centrado especialmente en la comedia y que ha conseguido exitazos en una taquilla tan difícil como la española con cintas como la mencionada "Ocho apellidos vascos" o las dos entregas de "El otro lado de la cama", comenzó su carrera de forma muy diferente. Aunque ha vuelto al drama puntualmente en las últimas décadas con obras como "Carreteras secundarias", "La voz de su amo" o "Las trece rosas", Martínez-Lázaro ha olvidado este género que no se le daba mal (sus mejores películas pertenecen a él, desde luego, y le dan mil vueltas a sus comedietas insustanciales y demuestran que, cuando quiere, puede ser un director destacado). "Las palabras de Max", su debut en solitario, es una obra muy olvidada hoy. Y es curioso, porque fue una de las películas que internacionalmente dio pruebas de los cambios que se estaban dando en España con el fin de la dictadura y la llegada de la democracia. De hecho, se llevó en 1978 el Oso de Oro de Berlín. Ahí es nada. Considerada por Martínez-Lázaro y por su productor, Elías Querejeta, como un documental, la película seguía la vida del mencionado Max, que conversaba con familiares y amigos y que con estas conversaciones delineaba un retrato de la España que se abría entonces a los cambios, a la mencionada democracia, al acercamiento a Europa o a la liberación sexual, artística y social (estaba ya a punto de eclosionar la Movida Madrileña y toda su ola).


Max fue, en su único papel, el conocido sociólogo antifranquista Ignacio Fernández de Castro. Max deambulaba por todas partes y hablaba con sus familiares, amigos y conocidos. Se trataban asuntos entonces no tan habituales en el cine español como las separaciones de parejas ya casadas, los despertares sexuales de adolescentes y sus primeras relaciones, el paso del tiempo y el cambio social que viene de su mano, el fracaso vital, la religión, la depresión, las adicciones, el suicidio, la educación emocional. No hablamos ni siquiera de los años ochenta, cuando ya llegó todo el cine rebelde y reivindicativo que conocemos, no: hablamos de finales de los setenta, cuando el cuerpo de Franco todavía está caliente y cuando España vive momentos convulsos y de incertidumbre. Hoy es cierto que "Las palabras de Max" han envejecido; algunas se han vuelto ñoñas, otras desfasadas, otras ingenuas. El propio protagonista, siendo un liberal melenudo y barbudo, siendo alguien claramente de izquierdas, le echa en cara a su hija de 14 años (Gracia Querejeta en su único papel como actriz también) el haberse acostado con su novio siendo casi una niña y tiene una bronca con ella por esto. Suena extraño hoy; lejano, mojigato, rancio incluso, Por otra parte, hasta algunos diálogos son claramente pedantes. Sin embargo, no se puede negar que "Las palabras de Max" es una película bisagra de toda una época. Poco después, llegaría el "despiporre" final con obras como "Arrebato" o "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón". Pero antes, estuvo esta película.

2 comentarios:

  1. Tengo algo lejana "Las palabras de Max" ya que la debí ver hace más de diez o quince años. Me pareció curiosa, muy de su época pero también (ya cuando la vi) algo mal envejecida. Una obra muy circunstancial de ese cine español aperturista de los años de la transición con sus cosas buenas e interesantes y otras malas y/o aburridas. También he disfrutado otras películas de tono dramático de este director como "Carreteras secundarias" o "La voz de su amo" y de la primera de estas dos, guardo muy buen recuerdo; pero igualmente lo he hecho con lo que llamas en tu reseña "comedietas" que a mí no me parecen insustanciales como para calificarlas de esa manera.
    De acuerdo en que "Ocho apellidos vascos" no es una gran película pero ha sabido reírse de los tópicos regionalistas de Andalucia y el País Vasco, consiguiendo una taquilla a la que por aquí no estamos acostumbrados. Este cine de éxito económico y que sabe reírse de la sociedad española, me parece muy válido y estoy seguro que el director estará muy satisfecho de haber conseguido gustar a tantos espectadores. Emilio Martínez Lázaro es un buen director que es asiduo de la comedia donde ha tenido algunos de sus mejores éxitos como "Al otro lado de la cama" y su secuela, "Amo tu cama rica" o "Los peores años de nuestra vida" (para mí su mejor comedia).
    Con este comentario solo quería hacer hincapié que no se pueden desechar de un plumazo las comedias de este director (algunas por ser grandes éxitos comerciales y otras por ser simplemente buenas comedias). La comedia es un género al que se suele descalificar fácilmente, un género al que no se suele premiar pero, esto creo que queda claro repasando la filmografía de Martínez-Lázaro, es un género que el director dela ya lejana "Las palabras de Max" ha escogido muchas veces y con bastantes buenos resultados.

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  2. UN peñazo de cojones, con narrativa cinematográfica de primero de comunicación audiovisual (plano-contraplano forever) y guión pretencioso y recitado con una teatralidad desmesurada por parte de los actores.
    Bueno, y luego la cara de psicópata rancio del protagonista, tampoco ayuda

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