Porco Rosso
viernes, 24 de octubre de 2014
DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS de Spike Jonze - 2009 - ("Where the Wild Things Are")
Max es un niño que se está acercando a la pubertad y que no lo está pasando bien al dejar atrás la infancia. Las relaciones con su madre y con su hermana se han vuelto más complicadas y él se siente cada vez más solo y apartado de ellas y, por eso, se comporta de forma agresiva y caprichosa. Un día, tras una pelea con su madre, Max huye... Hacia un mundo poblado por una familia de monstruos. Allí, se convierte en uno más y se dedica a vivir feliz y jugando todo el día con sus nuevos amigos. Sin embargo, el mundo de los monstruos tampoco es perfecto, y los roces y los problemas no tardan en llegar a ellos.
"Donde viven los monstruos" (de título real "Where the Wild Things Are" -y otra traducción más al español que se pasan por el forro-) fue uno de los cuentos (en este caso ilustrado) para niños más polémicos de la historia reciente. Su autor, el escritor y dibujante norteamericano Maurice Sendak, que por cierto fallecidó hace poco, el 8 mayo de 2012, tuvo que enfrentarse en el momento de su publicación, 1963, a numerosas críticas negativas que acusaban a su obra de ser excesivamente oscura, críptica y violenta para ir dirigida a un público infantil, público al que Sendak, que se opuso a la "educación tradicional" entendida como una adhesión sin rechistar a los "modelos aceptados de comportamiento", consideraba demasiadas veces infravalorado por la sociedad en general en su capacidad crítica y de apreciación artística. El siempre experimentador y poco prolífico Spike Jonze, seis años después de "Adaptation", su obra más fallida, levantó el vuelo con la adaptación cinematográfica de este libro, una de sus películas más perfectas. El retrato de los mundos que viven ocultos en la propia realidad humana más cotidiana siempre se le ha dado bien a Jonze (sólo hay que mirar "Cómo ser John Malkovich" o la propia "Adaptation", aunque desde otro punto de vista), y en este filme consigue uno de estos retratos más perfectos, además de una versión de un libro que en lo visual capta toda su esencia y, también, en lo argumental.
"Donde viven los monstruos" es una de las disecciones más lúcidas de la mentalidad infantil que nunca se han hecho. Sin esquivar lo oscuro, lo siniestro que late en el interior de todo buen cuento de hadas (que al final no habla de otra cosa que de la vida misma) pero siempre desde un punto de vista comprensivo y pedagógicamente valiente, retrata el paso a la madurez, o mejor dicho, la llegada a la primera comprensión de la madurez, de un niño que se acerca a la pubertad y que empieza a experimentar en su casa los primeros síntomas de la soledad y el desasosiego adultos en las relaciones con su madre y con su hermana, que ya han dejado de ser lo que eran en la primera infancia para volverse más críticas, egoístas e incluso cínicas. Jugando en un mundo fantástico poblado de monstruos al que ha escapado, este niño aprenderá en cada uno de los monstruos que conozca a aceptar una parte esencial de los propios seres que le rodean. El juego, la fraternidad, la alegría y el miedo, la soledad, el rechazo, la torpeza, la violencia, el ego, el sacrificio, la aceptación, la vida en grupo con sus más y sus menos... Todo está contenido en el periplo del niño de "Donde viven los monstruos" con una inteligencia que no se ha resentido con el paso de los años y que cautiva a cualquier público.
Visualmente, el tercer filme de Spike Jonze es por si fuera poco una absoluta maravilla y el mejor de todos los que ha rodado hasta ahora. Combina la acción en vivo (con actores disfrazados -y qué preciosos disfraces llenos de expresividad y detalle-) con la clásica y entrañable animatrónica y con los efectos especiales creador por ordenador actuales. Los decorados son además una maravilla en toda su naturaleza indómita y extraña, tan infantil como amenazante, y la banda sonora es preciosa. "Donde viven los monstruos" es una de las películas más personales de Spike Jonze y una joyita del último cine infantil-juvenil-adulto, si es que hace falta etiquetar obras como ésta.
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