Porco Rosso
martes, 30 de septiembre de 2014
SOY LEYENDA de Francis Lawrence - 2007 - ("I am legend")
Año 2012. Un virus implacable ha transformado a todas las personas de la Tierra en agresivos mutantes de rasgos vampíricos e instintos animales que desde que oscurece hasta el amanecer vagan por las ciudades desiertas. Únicamente un hombre ha escapado de la enfermedad: Robert Neville, que pasa los días recorriendo las ruinas de Nueva York con su perro en busca de una cura y las noches escondido en su casa, acorazada como un bunker. Un rayo de esperanza le llega cuando descubre algo maravilloso No es el único humano auténtico que queda en el planeta.
ATENCIÓN: LA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS. LA PELÍCULA ES DE 2007... IMAGINO QUE YA LA HAN VISTO CASI TODOS LOS QUE ME LEEN.
Más de tres décadas, casi cuatro, pasaron desde que llegó a las salas El último hombre vivo, la aberrante versión del clásico de Richard Matheson Soy leyenda que protagonizó Charlton Heston, hasta que apareció la nueva y hasta ahora última versión de la historia, ya sí llamada con su título original. Era de esperar que el Hollywood remakeador de estos últimos años, totalmente falto de ideas originales, rescatase este mítico relato para revisitarlo con otro insultante bodrio. Éste segundo remake de las desventuras del último hombre de la Tierra cuenta con Will Smith como protagonista dando vida a Robert Neville, la ciudad en la que vive pasa de ser Los Ángeles a ser Nueva York y sus cazadores/víctimas vuelven a parecer básicamente vampiros, aunque con ciertos rasgos que recuerdan a los mutantes de la entrega de Heston. No voy a negar que Soy leyenda de 2007 tiene una primera hora de metraje (más o menos) excelente. Tampoco voy a negar que después de esta hora todo el conjunto se desinfla hasta caer en la fábula moralista de propaganda religiosa más vergonzosa vista en mucho tiempo. Hablemos de la primera hora. Soy leyenda es la película del hasta ahora tríptico de la novela de Matheson que ha contado con más presupuesto. Esto se ha dejado notar en sus mejores efectos especiales, que han permitido crear unos vampiros que van más allá de los simples zombies y monjes medievales maquillados de las dos primeras versiones (aunque también, y como corresponde a nuestros tiempos, sus formas tienen poco de sutil en el peor de los sentidos: son vampiros desaforados, muy exagerados, efectistas por acumulación y que de tanto grito dejan de producir miedo tras sus primerísimas apariciones). Sin embargo, en lo que más se ha notado esta inyección monetaria sin ninguna duda ha sido en los impresionantes paisajes de la desolada Nueva York en la que el filme se ambienta. Todo hay que decirlo: la soledad casi absoluta del protagonista no sería lo mismo sin este descorazonador mundo en ruinas que logra angustiar tanto de día como de noche y que resulta verdaderamente impactante contemplar en todo su silencio. La sensación de desasosiego y de tristeza es total, sensación que fomentan un Will Smith en estado de gracia (y que, menos mal, no hace chistes) y una trama llevada con notable ritmo y pulso Que cae en picado tras la muerte del perro del protagonista (un excelente momento dramático).
Llega la segunda hora de Soy leyenda y todo se hunde porque, una vez más, sus creadores se alejan de la crítica y brutal novela original para presentar, como en El último hombre vivo, otra típica y tópica historia de sacrificio personal por el bien de la humanidad que para colmo en este caso está orientada a la propaganda religiosa más ñoña y tonta. Soy leyenda se transforma de repente y tras alcanzar su momento álgido en otra película sensiblera destinada a levantar los ánimos post 11-S (y eso que entonces no había empezado la crisis global actual, que estallaría al año siguiente, en 2008). El argumento da un brusco y odioso giro: aparece una mujer que nada tiene que ver con la del escrito original que trae un niño con ella y que para colmo habla constantemente de la presencia de Dios, la cual siente y la cual le dice que las cosas se terminarán arreglando. Se completa el patético cuadro con una referencia a los actos de este Dios en la figura de una mariposa que de repente aparece por todas partes (en cristales rotos, en tatuajes ) y que Miren ustedes por donde, es la mariposa que la hija de Neville representó con sus manitas antes de morir. Que tierno. Tan tierno resulta que el protagonista se convierte en leyenda al dar su vida de manera gratuita para que los supervivientes de la raza humana salgan adelante; se convierte en leyenda precisamente por todo lo contrario que le hace ser dicha leyenda en la novela. El mensaje no solo cambia totalmente, sino que aparece pervertido en una vil burla que, bien mirada, hasta resulta involuntariamente sarcástica. Los mencionados supervivientes para colmo viven en una fortaleza de esperanza en la que se divisa una iglesia por encima de todas las casas que hace cantar a sus campanas al final del filme. Terrible. Todo el buen hacer de la primera parte del filme desaparece ante este bochornoso show. Triste, muy triste. Y seguimos esperando una buena versión de esta fantástica y básica novela.
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