Porco Rosso

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martes, 2 de septiembre de 2014

SAW II de Darren Lynn Bousman - 2005 - ("Saw II")


El agente Eric Matthews lleva mucho tiempo persiguiendo al misterioso Jigsaw. Él y su equipo cada día están más cerca de su pista definitiva… Por fin, un día le atrapan en su propio escondite… Y Eric descubre algo horrible: por un ordenador ve que su hijo está encerrado junto a otras siete personas en una casa perdida en alguna parte y llena de trampas que deben superar si quieren salir con vida de ella. Eric sólo tiene ahora una opción: participar en el sádico juego de Jigsaw…


Darren Lynn Bousman es un director habitualmente mediocre que ha dirigido las infames "Saw II", "Saw III" y "Saw IV", las controvertidas óperas de ciencia ficción y terror "Repo! The Genetic Opera" y "The Devil's Carnival"  y los filmes de terror "Mother's Day", "11-11-11" y "The Barrens".


“Saw”, con sus defectos, era un thriller más que aceptable y ciertamente sorprendente, a pesar de estar, en mi opinión, algo sobrevalorado. Sus ya seis continuaciones, sin embargo, son el ejemplo perfecto de la clase de producciones hollywoodienses que ayer comentaba: las que pertenecen a la relativamente nueva hornada de obras fílmicas que han hecho del antes minoritario y escandaloso cine gore un producto plenamente aceptado y ya incluso demandado en las salas comerciales. Todas han nacido motivadas por el inesperado éxito de su antecesora y todas se han limitado a tomar la idea básica de ésta para, eliminando prácticamente todo el suspense y la intriga que tenía, ofrecer al público un inmisericorde festival de sangre y vísceras (sin pies ni cabeza ya a partir de la infumable tercera entrega) con el que hacerle pasar un rato de violencia descerebrada sin dejarle pensar demasiado. Hay muchos que buscan pasarlo mal con este festival, y otros que lo que quieren es, directamente, echar unas risas ante la hecatombe. Todas las secuelas de esta devaluadísima saga (en lo artístico, porque en lo comercial fue uno de los grandes éxitos del terror de los últimos años) están conscientemente preparadas para contentar sin problemas a estos dos tipos de espectador/a, lo que ya es una prueba de su falta de calidad, de su infame condición de producto palomitero destinado a un breve momento de gloria y a un posterior y eterno olvido en el cajón de las malas secuelas. 


En “Saw II” ya sabemos la identidad del asesino desde el primer momento por haberlo averiguado en la primera entrega. Ahora le encontramos rodeado por la policía y controlándola a su vez por medio de la utilización del hijo del jefe de estas fuerzas de la Ley como moneda de cambio. Este chico está encerrado en un decrépito caserón junto a otras siete personas que deben superar, cada una de ellas, una prueba mortal. Para sorprender al espectador ya sólo encontramos, conocido Jigsaw, dos elementos: el diseño de estas pruebas y un desenlace que intenta resultar original, un desenlace con una vuelta de tuerca que intenta ser impactante. El caso es que ambas propuestas de sorpresa se quedan a medias tintas. Ninguna de las pruebas es imaginativa: son simples y desaprovechados vehículos destinados a provocar el sadismo como se provoca un vómito, sadismo que se muestra todavía más crudo y sucio que el de “Saw” (alcanzando ya el puro gore) pero que no por ello logra sorprender en absoluto ni tornarse un elemento de interés. 


El desenlace también es fallido: puede resultar en un principio sorprendente, pero en realidad no lo es en absoluto. Lo único que hace es dar una vuelta de tuerca que se veía venir desde la mitad del filme y que ya la hemos visto miles de veces y colocarla en un lugar que desata sentimientos respecto a la primera entrega y que une ambas tramas. Nada más. Por otra parte, los personajes, desaprovechados, son planísimos y se mueven según los más elementales tópicos. “Saw II” ofrece un resultado horrible en todos los aspectos, resultado que se ve aún enturbiado por una trama que acaba degenerando en una interminable sucesión de persecuciones por pasillos oscuros y que además está narrada utilizando un montaje videoclipero insufrible por su agotadora y zafia acumulación de imágenes. ¿Algo peor? “Saw III” y todo lo que queda por delante. Mañana.


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