Porco Rosso

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domingo, 28 de septiembre de 2014

EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO SOBRE LA TIERRA de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona - 1964 - ("The last man on Earth")


Un virus ha transformado a todos los hombres de la Tierra en vampiros de instintos animales. A todos menos a uno: al doctor Robert Morgan, que sobrevive como puede en su casa, acondicionada como un bunker, mientras intenta encontrar una cura para esta terrible enfermedad. Sus días en total y absoluta soledad los pasa recorriendo las ciudades desiertas e investigando sin descanso. Sus noches en cambio las pasa encerrado y escuchando los lamentos de los monstruos que sitian su hogar sin tregua. Robert vive en una agonía total: se ve incapaz de permanecer solo por más tiempo. Sin embargo, un día ocurre algo inesperado que cambia su vida radicalmente…


El norteamericano Sidney Salkow fue un muy prolífico y solvente artesano del cine de serie B que siempre tuvo obras presentes en los famosos “Programas Dobles” . A pesar de esto, en ocasiones también trabajó con mejores presupuestos y con actores y actrices de primera línea. Trató toda clase de géneros con mayor o menor fortuna tanto artística como comercial, aunque prevalecen en su filmografía el terror y la aventura, a cuyo mundo cinematográfico regaló sobre todo divertidos westerns y filmes de piratas. Destacan sus películas “The Pathfinder”, “El Capitán Panamá”, “El Halcón Dorado”, “Jack McCall Desperado”, “El Príncipe de los piratas”, “Corsarios de los Siete Mares”, “Toro sentado”, “Un trío de terror”, “Cuentos famosos”, “La revancha de Clint Cooper”, “La gran matanza Sioux” y “El día del juicio”.


El desconocido Ubaldo Ragona es un director italiano que al parecer únicamente dirigió cuatro películas en toda su vida. No hay prácticamente ninguna información sobre su persona en ninguna parte. Si lo anterior es cierto, su filmografía se compondría de “Fiesta en el Caribe”, “El último hombre vivo sobre la Tierra” y “Una virgen para un bastardo”. De su supuesta cuarta cinta no he encontrado ni el nombre.


La coproducción italo-americana “El último hombre vivo sobre la Tierra” es la primera y la hasta ahora mejor y más fiel adaptación de la magistral y mítica novela “Soy leyenda” del gran escritor Richard Matheson. Injustamente olvidada, la película (hoy en día de culto y a la vez maldita) tuvo un complicadísimo rodaje y una pésima distribución en su momento (al parecer en muchos países ni siquiera llegó a estrenarse en las salas). Las discusiones durante su creación llegaron a tal grado que el propio Matheson terminó por desvincularse totalmente del guión (en el que colaboró por lo menos en un principio) y no figuró en los títulos de crédito con su nombre. Al parecer, una parte del filme está dirigida por el norteamericano Sydney Salkow y otra parte por el italiano Ubaldo Ragona. Se nota: está la obra llena de altibajos; grandes momentos de angustia y de tristeza y opresión se alternan con otros verdaderamente aburridos y/o anodinos. Suponemos que las mejores escenas serán las de Salkow, artesano de oficio experimentado en el cine de acción y de terror. Rodada en Italia y con unos medios escasísimos, narra el filme, al igual que la novela, la agonía del último hombre vivo del planeta Tierra tras la transformación de todos los seres humanos en vampiros de instintos animales. Un inmenso Vincent Price (que es lo que hace grande a la película sin ninguna duda) pasa sus días buscando una cura para esta enfermedad recorriendo ciudades desiertas mientras que, por las noches, se encierra en su casa-bunker, que es sitiada sin descanso por los mencionados vampiros, de los que se ha convertido en cazador. “El último hombre vivo sobre la tierra” es como he dicho la adaptación más fiel, a pesar de todos los problemas que tuvo para salir a la luz, de la novela en la que se basa. Expone en todas sus consecuencias toda la pena de su héroe cotidiano (a su pesar) de una manera soberbia (claro que esto es patrimonio exclusivo de un maestro como lo es Price, que borda el papel como no lo han hecho ni Charlton Heston ni Will Smith en las posteriores versiones de la historia) y da la visión que daba Matheson del vampirismo, cuya existencia intentó justificar desde un punto de vista más científico que fantástico. Además, al conservar el desenlace original de la obra escrita (los dos remakes no lo hicieron) mantiene la descorazonadora y amarga parábola crítica sobre la violencia en la que se cimienta para avanzar toda nueva civilización, sobre el terror del ser humano hacia lo desconocido y su triste capacidad para demonizar todo lo que le resulta hostil (aunque no lo sea) y sobre la soledad del hombre aplastado por la colectividad (por cualquier colectividad). 


La ambientación oscura y sobria (sobria por los mínimos medios económicos) ayuda a crear la atmósfera de desesperanza total en la que el fime nada, y Vincent Price, repito, está verdaderamente inmenso. Posiblemente con otro actor la película no habría resultado la gran obra que es (realmente, sería una producción muy irregular sin su agria interpretación). “El último hombre vivo sobre la Tierra” es un clásico de culto vilipendiado en su día y muy injustamente olvidado que hay que revalorizar y que se sitúa, a pesar de sus desbarajustes, como la mejor adaptación hasta la fecha de “Soy leyenda”.


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