Porco Rosso
miércoles, 9 de abril de 2014
NOÉ de Darren Aronofsky - 2014 - ("Noah")
Noé ha recibido una iluminación del Creador: va a acabar con la humanidad, que ha sumido al mundo en el terror y la maldad, y él ha de construir un gran arca para que una pareja de cada especie animal se salve del gran diluvio que va a convocar. Noé y su familia empiezan la tarea. Sin embargo, van a enfrentarse a un enorme peligro: el pérfido rey Tubal Caín y sus hombres van a codiciar lo que están construyendo. Noé, además, va a verse frente al peor dilema de su vida: ¿Merece la pena que el hombre pueble la Tierra para que pueda volver a destruirla algún día?
De una película como "Noé", el hecho de que sea una adaptación de uno de los relatos de "La Biblia", un libro religioso, es lo de menos. Es lo de menos porque la historia que adapta es una excusa para, primero, desarrollar un paisaje de fantasía neolítica con el que recrearse visualmente y, segundo, porque todo es, en manos de Darren Aronofsky, una metáfora de asuntos relacionados con nuestros días. En un momento en el que llevamos más de seis años padeciendo una crisis económica brutal que nos tiene a todos (o a casi todos) muy quemados y cansados y en el que cada vez se cometen más tropelías tanto entre los propios humanos (ahí están Ucrania, Siria, Libia, Venezuela...) como de cara a los animales y a la naturaleza, "Noé" se levanta como una reafirmación de hierro de la voluntad de vivir y de hacer un mundo mejor a pesar de todo esto. Noé (un muy buen Russell Crowe) es un trasunto perfecto del "hombre quemado" de nuestro momento, harto de la maldad de sus semejantes y deseoso de acabar con todo de una vez. Es bueno y trata de ser justo, pero en su ira y su desazón se hunde en la desesperación y opta por el exterminio absoluto y el pesimismo más inmisericorde. El papel del supuesto Dios (llamado El Creador) es casi lo de menos (es, por momentos, casi una anécdota). Lo que verdaderamente importa es la lección que el protagonista de la película recibe y el ataque que se realiza a ciertos radicalismos que son incapaces de ver todo lo bueno que también tiene el ser humano.
Aronofsky conduce con brío y fuerza la aventura de este Noé humanista y ecologista particular, rodeado por unos excelentes secundarios que se contraponen a su inflexibilidad y fatalismo. La ambientación, el otro punto fuerte del filme, es fantástica: tiene un poder evocador asombroso y delinea un mundo de corte neolítico-fantástico con una vieja tecnología de lejano toque casi satánico que resulta original y efectiva. También son destacadas las escenas de acción (el asedio al arca es muy bueno) y el diseño de los personajes, desde los secuaces locos de Tubalcaín hasta los particulares ángeles caídos convertidos en gigantes de piedra. "Noé" es una propuesta notable y un ejemplo perfecto de todo lo interesante que tiene el adaptar un relato clásico a nuestros días cuando se hace bien. Muy recomendable.
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La fui a ver con mucha ilusión y me decepcionó enormemente. Esperaba un gran diluvio y nada. Un Noé compasivo y me encontré con Hulk. Un barco al estilo El barco y vi una caja de embalaje. Todo en sí me fue aburrido y decepcionante, a parte, es lenta y taaaaannn larga que casi me quedo dormida.
ResponderEliminarKiss
Joder, fui a verla este fin de semana y no hay por donde cogerla. Los secundarios no pueden ser más planos, la historia tiene mil lagunas, lo de los transformes de piedra no tenía precio, las piedrecitas mágicas para hacer fuego, la banda mágica del padre de Noé, los poderes de Matusalem (esa espada de fuego...), la versión científica de la creación (pero con Adan y Eva tal cual), las cualidades impresionantes de las plantas (esa hoja/test de embarazo en la que hasta salen las dos rallitas) y un largo etc que terminan dando vergüenza ajena. De verdad que no se que película has visto tú porque, desde luego, no es la misma que vi yo.
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