A Pablo todos lo conocen como El Bola porque siempre lleva encima su bola de la suerte. Tiene doce años y vive en un barrio obrero de Madrid. El Bola tenía un hermano mayor que murió dejando a su padre sumido en la amargura. Por ello, éste le desprecia y le pega constantemente ante la impotencia de su madre y de su abuela. Cuando un chico nuevo, Alfredo, llegue al colegio, la vida de El Bola cambiará radicalmente: entre ambos surgirá una gran amistad que le descubrirá un mundo que nunca ha conocido; el de una familia normal y corriente en la que no reina la violencia. El Bola sacará de este mundo fuerzas para enfrentarse al padre que le amarga la vida.
Uno de los grandes éxitos del cine español de todos los tiempos fue “El bola”, el debut de Achero Mañas en la dirección y la gran triunfadora en la gala de los Goya de aquel año tras su éxito de público y de crítica. En ella se trata el triste asunto del maltrato familiar dirigido a los niños, maltrato que se da en el sórdido ambiente de un barrio de clase obrera de Madrid. Juan José Ballesta borda al personaje que le hizo famoso y que le lanzó al estrellato, Pablo “El Bola”, un chico de doce años apocado y tímido que no tiene demasiada suerte en sus relaciones con los demás a causa de haber crecido en un hogar marcado por la muerte de su hermano mayor, muerte que ha convertido a su padre en un monstruo insensible y lleno de amargura que le desprecia y le maltrata constantemente frente a la impotencia de su madre y de su abuela. Cuando el hijo de un joven tatuador, Alfredo (un también magistral Pablo Galán), llegue al colegio, él y El Bola trabarán una gran amistad que permitirá al segundo descubrir a su familia, un tipo de familia del que nunca ha sabido, una familia en la que prima el respeto y la comprensión entre sus miembros, una familia que es todo lo contrario a la suya, a la que aprenderá a enfrentarse a raíz de este descubrimiento.
Rodada en un estilo simple y muy directo y, por momentos brusco, lo que le da una gran efectividad, “El Bola” se mueve constantemente entre estas dos familias, la de Alfredo y la de Pablo, delimitando las diferencias entre una, armónica, y otra, brutal. La película narra el progresivo despertar de El Bola a una madurez que le ha venido demasiado pronto y golpe (nunca mejor dicho), despertar que le lleva a afrontar unos problemas para los que todavía no tiene ninguna solución. Así mismo, también retrata la amistad que nace entre dos adolescentes, tal vez la amistad más intensa que se vive en toda una vida, por medio de escenas intimistas cargadas de delicadeza que se dan en el hogar de Alfredo y que se contraponen a las terribles escenas de violencia que asientan los puntos importantes del filme, escenas que se quedan verdaderamente marcadas por su crudeza (la última paliza y los hechos que la desatan son algunos de los momentos más duros de la historia del cine español). “El Bola” es una película valiente y sobre todo sincera cuya principal virtud es la claridad, la concisión y la dignidad con la que retrata una de las peores lacras de nuestra sociedad. Mención especial merece, junto a Ballesta y a Galán, la soberbia y aterradora actuación del gran Manuel Morón como el padre de El Bola, sencillamente inolvidable.
Con pocas pelíuclas he tenido una vinculación emocial tan potente. Recuerdo verla en el cine y retorcerme de rabia e indignación durante todo el metraje. Brillante película, una de los mejores que he visto de nuestro cine: excelentemente dirigida e interpretada, un guión magnífico y, como dije antes, con una capacidad insolita para conectar con el corazón del espectador.
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