Porco Rosso
jueves, 10 de octubre de 2013
AMELIE de Jean-Pierre Jeunet - 2001 - ("Le Fabuleux Destin d'Amelie Poulain")
La joven parisina Amelie Poulain ha visto a su pez de colores caer a las alcantarillas, a su madre morir en la plaza de Notre-Dame aplastada por una gárgola, a su padre dedicar todo su afecto al gnomo de su jardín y a sus vecinos, incapaces de darse amor, pelearse o avasallarse entre ellos o directamente ignorarse. Así que, a sus veintidós años, Amelie ha decidido su vocación: ayudar a los demás interviniendo en sus vidas sin que ellos lo sepan. Uno de los hombres a los que va a ayudar se llama Nino. Es un chico joven y soñador. Amelie va a enamorarse de él…
Puede que, como tantas películas que son presas repentinamente de una fama fulminante, “Amelie” esté sobrevalorada en mayor o en menor medida. Sin embargo, esta segunda obra de Jean-Pierre Jeunet en solitario tras "Alien. Resurrección" es una joyita encantadora y con personalidad que conjuga a la perfección comercialidad y arte; arrasó en las taquillas mientras dejó contentos a una gran parte de los críticos y creó una "Amelie-manía" absoluta hace ya una década que todavía perdura, ya que se ganó instantáneamente su lugar en el podio de los filmes de culto. Narra la cinta la historia de Amelie Poulain (entrañable Audrey Tautou en el papel que la lanzó a la gran fama), una chica parisina que dedica su vida a ayudar a los demás sin que ellos lo sepan, para lo cual elabora unos planes imaginativos como pocos y a veces delirantes. Amelie se enamora de Nino (un excelente Mathieu Kassovithz), uno de los hombres perdidos a los que quiere ayudar y poco más hay que decir de la trama, aunque tampoco es lo más importante.
Con un ágil ritmo y comedidamente efectista, Jeunet, que al separarse de su anterior compañero de aventuras Marc Caro se desmarcó de la oscuridad de sus primeras obras, sabe enganchar al espectador desde el primer momento con una obra luminosa y colorista y sabe compenetrarle bien con la altruista heroína de su obra, ambientada en un París bucólico y onírico, siempre alegre y en el que mezcla el costumbrismo con la pura fantasía y la magia cotidiana. “Amelie”, sin ser en mi opinión la obra maestra que tantos afirman que es, es una de esas películas con la extraña capacidad de alegrar sin problemas una tarde mala, un día aburrido; una película con una pasmosa capacidad para desatar una sonrisa.
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Me gustó mucho la película. Es divertida y positiva. Alún día la volveré a ver.
ResponderEliminarSaludos!
Estupenda película de un director, Jean-Pierre Jeunet, que casi siempre me parece excesivo. En "Amelie" da con las teclas adecuadas y crea una cinta encantadora y muy personal.
ResponderEliminarUn saludo