Porco Rosso

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lunes, 6 de mayo de 2013

CABIRIA de Giovanni Pastrone - 1914 - ("Cabiria")



Segunda Guerra Púnica. Roma y Cartago se enfrentan una vez más por el control del Mediterráneo y entre ambos imperios cunde la muerte y la destrucción. La joven y hermosa niña romana Cabiria se pierde, tras la erupción del Etna, y es raptada por piratas fenicios y vendida en Cartago para ser sacrificada al dios Moloch. Sin embargo, Fulvio Axila y su forzudo amigo Maciste, espías romanos infiltrados en la sociedad cartaginesa, van a rescatarla para devolverla a su hogar. La huída de la ciudad, sin embargo, no va a ser tan fácil cuando sean descubiertos. Mientras, Roma se enfrenta a una hora terrible cuando es amenazada por el valeroso general púnico Aníbal Barca, que cruza los Alpes para atacarla y destruirla para siempre...


El italiano Giovanni Pastrone es uno de los grandes innovadores del cine en sus orígenes y uno de los directores que inspiraron a otros grandes contemporáneos como David W. Griffith. Fue uno de los pioneros en rodar largometrajes y en intentar atraerse, colocando orquestas y coros teatrales durante la proyección de sus películas, al público burgués y aristócrata de su época, que despreciaba el cine por considerarlo un espectáculo popular. Fue también uno de los primeros directores en utilizar con todas sus consecuencias el plano secuencia, el travelling, los trucajes o las iluminaciones novedosas como la Expresionista, y es uno de los indiscutibles creadores de lo que hoy conocemos como cine espectáculo, concepto con el que llevó a su productora, la "Italia Films", a lo más alto. Patentó además el "fixitè", un procedimiento para prevenir el deslizamiento de la película. En 1919, en la cima de su éxito, tomo una inesperada y extraña decisión: dejar el cine para dedicarse a la investigación médica. En su corta filmografía (compuesta de muchos cortometrajes y que no fue más allá de la época del cine mundo debido al referido retiro prematuro del director) destaca el mediometraje "La caída de Troya" y la mítica "Cabiria".


Con "Cabiria" Giovanni Pastrone cambió el cine espectáculo para siempre con una película de dos horas de duración (en un tiempo en el que el público estaba acostumbrado a cortometrajes) que se ganó al público burgués y aristócrata de su momento (fue estrenada para competir con la ópera con orquestas y coros en la sala de cine y los intertítulos los compuso uno de los escritores más reputados de esos años, Gabriele D'Annunzio) y que prácticamente inventó el cine espectáculo tal y como hoy lo conocemos (posteriormente el legendario Griffith lo reinventaría con las también míticas "El Nacimiento de una Nación" e "Intolerancia"). Utilizando el plano secuencia y el travelling de miles de formas novedoras, numerosos trucajes para lograr unos efectos especiales espectaculares (la erupción del Etna es fantástica y, además, fue rodada por el español Segundo de Chomón), una iluminación expresionista que creó un ambiente evocador como pocos, un reparto de miles de extras, unos decorados colosalistas y que todavía hoy siguen, como los de la mencionada "Intolerancia", resultando espectaculares, Pastrone entregó una de las películas más rompedoras estética y narrativamente de su momento, rodada además en escenarios naturales de Sicilia, Túnez y los mismos Alpes.


Por supuesto, como ocurría con tantas películas del momento, "Cabiria" tiene una trama bastante infantil y maniquea e históricamente nada seria: está parcialmente basada en la novela de Gustave Flaubert "Salambó" pero es un vehículo más que de realismo de exaltación patriotera del Imperialismo italiano del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Ambientada en la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago, los romanos del filme (con un paralelismo clarísimo con los italianos) son honorables, sabios y heróicos y los cartagineses (claramente identificados con pueblos orientales como el libio o el turco, entonces en el punto de mira o en conflicto con Italia) son diablos de ambición desmedida que sacrifican inocentes a sus dioses malévolos. La película es también bastante grandilocuente y los personajes son en general planos, ajustados a los arquetipos gruesos del momento (el héroe, la dama en apuros, el secundario cómico forzudo, los villanos perversos...). Sin embargo, hay que perdonar esto: no podemos olvidar que la obra es de 1914 y ante esto hay que decir que su parte técnica, la que hay que valorar realmente, sigue hoy sorprendiendo (y es que estamos hablando de una cinta que está a punto de cumplir un siglo, señoras y señores). Escenas como la mencionada erupción del Etna, la peregrinación del mítico general cartaginés Aníbal a través de los Alpes, la Batalla de Siracusa o las colosales escenas del templo de Moloch (que claramente inspiraron a Fritz Lang para su "Metrópolis") siguen dando en 2013 una lección de cine y siguen resultando tan increíbles como en el día de su estreno.

1 comentario:

  1. Espectaculares esas cintas históricas pre-Cineccità. Recuerdo haber visto esa película (que me recordó a "Intolerancia") en un espacio de TV dedicado al cine mudo: "Silencio, por favor". ¡Películas mudas en televisión! Ahora parece increible.
    Saludos. Borgo.

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