Porco Rosso

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viernes, 1 de marzo de 2013

TRON de Steven Lisberger - 1982 - ("Tron")


Kevin Flynn es un gran programador que, traicionado por el jefe de una poderosa corporación, se ve obligado a trabajar en un salón "arcade" después de que le hayan robado la autoría de todos los videojuegos que ha creado. Kevin, sin embargo, tiene la llave de otro mundo... Del mundo de realidad virtual que late dentro de los propios videojuegos, al que se va a ver transportado directamente. Este mundo, sin embargo, es hostil: un malvado programa conocido como el "Control Maestro" domina al resto con mano de hierro y Kevin hará equipo con los rebeldes para enfrentarse a él mientras busca la forma de recuperar el poder sobre sus creaciones en el mundo real.


Steven Lisberger ha dirigido, que yo sepa, el filme de animación para niños "Los Animalympicos", la mítica "Tron", la comedia "Persecución muy, muy caliente" y la película de ciencia ficción "La furia del viento". No tengo noticia de que haya dirigido una nueva película desde 1989.


Para muchos ha envejecido demasiado, pero el caso es que "Tron", que en su día no fue el éxito esperado, se ha convertido con el paso del tiempo en un clásico de culto de una forma u otra (y la prueba es que hace tres años tuvo una secuela y que al parecer se está preparando otra más para 2014). La película fue una de las primeras de la historia en emplear gráficos generados por ordenador para sustentar la mayor parte de su base visual y fue, además, el preludio según muchos del subgénero de la "realidad virtual" en el cine. También fue, en su día y hoy, criticada por su guión, y tampoco es para menos. "Tron" es una película visualmente maravillosa y muy imaginativa pero también, por desgracia, y eso es evidente aunque sea de culto, muy aburrida y bastante soporífera a pesar del espectáculo visual que despliega. Porque si por una parte tenemos sus inolvidables escenarios de neón tan evocadores (con diseños de Moebius y Syd Mead nada más y nada menos), sus efectos especiales tan entrañables y el divertido mundo propio que late en el interior de esos videojuegos clásicos y primigenios que le sirven de contexto (con un tirano electrónico, con sus súbditos y con los rebeldes que se enfrentan a ellos en busca de la libertad) tenemos por otra parte una trama que va dando trompicones sin cesar, unos diálogos malos (y no porque sean para niños esencialmente, sino porque son muy tontos), unas escenas de acción visualmente espectaculares (en su día lo fueron) pero acartonadas y sin emoción (le falta garra a todas) y un elenco actoral que hace lo que puede con unos personajes muy planos y con momentos de vergüencilla ajena, qué quieren que les diga (ni siquiera el gran Jeff Bridges se salva aquí, aunque por lo menos es el que despliega más carisma de todos).


Como consecuencia de todo esto, "Tron" se hace, durando apenas 80 minutos, larga, bastante larga, y pesada, bastante pesada. No consigue despertar interés en ningún momento más allá de la pura recreación en su visualidad y además su acción es, como he dicho, floja y sin alicientes. Hoy en día, que está de moda lo retro y que homenajear a los ochenta es la norma "guay", "Tron" resulta entrañable y, desde luego, no se le puede negar que en lo referente al campo visual y a los efectos especiales ha supuesto mucho. Pero es que su guión es francamente malo, y eso se ve tanto hoy, en 2013, como en el propio 1982. Su secuela, "Tron Legacy", no es ya original casi treinta años después de ésta, pero su trama, sin ser nada del otro mundo, por lo menos es mínimamente divertida. En fin, "Tron" es tan de culto como fallida, tan mítica como rígida; para unos está sobrevalorada y para otros infravalorada y siempre suele generar divertidos debates cinéfilos.


1 comentario:

  1. Comparándola con los efectos especiales que hoy día podemos ver (y muchas veces padecer) en las películas de este naciente siglo XXI, "Tron" pude parecer muy simplona, pero a mí me sigue encantando.

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