Porco Rosso
martes, 27 de noviembre de 2012
LA LINTERNA ROJA de Zhang Yimou - 1991 - ("Da hong Deng long Gao gao Gua")
China, años veinte. La joven y bella Songlian se ve obligada a casarse con Chen Zougian, un hombre tremendamente rico que la sacará de la pobreza en que vive con su familia. Songlian pasa a ser su cuarta esposa y ocupa un cuarto en el palacio de Zougian, en donde inicia su nueva vida de lujos y ocio infinito. Su única función es estar con su marido cuando él la requiera: el resto del día, asistida por criados, no ha de ocupar su tiempo en nada. El palacio es una cárcel de oro: Songlian va a descubrir una vida llena de perfidia y odio en la que no es más que un objeto de intercambio y una guerra abierta entre las demás esposas de la que no va a poder escapar...
Después de la magistral "Ju Dou. Semilla de Crisantemo", Zhang Yimou volvía a entregar un nuevo filme centrado en la figura de la mujer y en la denuncia social de su situación que terminaba de afianzar del todo lo que iba a ser el que, desde mi punto de vista, es su mejor cine (aunque haría incursiones en la comedia, en el cine histórico, en el épico y hasta en el cine negro, creo que el Yimou más destacado es el de los dramas sociales). Volvemos a tener en "La Linterna Roja" una trama ambientada en el pasado de China (en los años veinte del pasado siglo, en la época conocida como "De los Señores de la Guerra" -1916-1928-) pero que, visiblemente, hace referencia a problemas contemporáneos al filme: en este caso, como he señalado, la mujer vuelve a ser el objeto de intercambio comercial de una sociedad clasista y machista que la relega a papel de concubina o de máquina de parir hijos (al parecer, esta situación pervivía a principios de los noventa en el país, sobre todo en el entorno rural, y según he leído por desgracia pervive hoy incluso). Gong Li vuelve a ser la protagonista (maravillosa, como siempre) del relato: una vez más, es vendida por su familia a un hombre rico que la llena de lujos pero que la exprime con una total indiferencia. Casada con este prestigioso señor, pasa a ser su cuarta esposa en un entorno opresivo en el que vivirá el hastío, la envidia, el peor de los horrores cotidianos y la peor lucha de poder (contra las demás esposas) pero en el que también encontrará la amistad y la fraternidad en donde menos lo esperaba a priori.
Yimou, desplegando un magnífico abanico de colorido (marca de la casa) recrea el suntuoso palacio en el que las cuatro esposas viven con planos habitualmente estáticos que oprimen al espectador y que le introducen con dolor en esta terrible cárcel de oro. El ritmo es intimista y minimalista incluso, y con diálogos y acciones escuetas retrata el director con un preciso bisturí el mundo de molicie, perficia y secretos de la película: hay que destacar especialmente el uso de los planos lejanos en presencia del marido de las protagonistas, al que apenas se le llega a ver la cara y que no tiene cortes cercanos; queda así retratado de una forma casi terrorífica, como un ente que domina la casa desde la lejanía y que trata a sus mujeres como a meros objetos sin precisar su identidad claramente. Yimou no sólo denuncia el referido machismo y clasimo de la sociedad china: también ataca al fanatismo de las tradiciones ancestrales, a la mentalidad retrógrada y cateta de todos los personajes y también deja claro que muchas mujeres son las primeras en someterse al referido machismo y en ejercer de guardianas de las que no lo hacen (el filme no es maniqueo en absoluto, y todos los carecteres son redondos, complejos, ambiguos y llenos de defectos). "La Linterna Roja" es su obra maestra definitiva, pienso. Vendrían otras, pero esta es especialmente cruda y rebusca en las heridas autoinflingidas de un país como pocas películas han hecho.
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Yo adoro al Zhang Yimou de "El Camino a Casa" y "Hero", pero las películas de su primera etapa se me atragantan un poco. He visto "Vivir" y "La Linterna Roja" y no me han convencido, a pesar de tener a Gong Li. Aún así pienso ver "Sorgo Rojo" y "Semilla de Crisantemo" algún día. Que no se diga que no lo intentamos.
ResponderEliminarUn saludo