Porco Rosso

Porco Rosso

sábado, 31 de mayo de 2014

FOLLOWING de Christopher Nolan - 1998 - ("Following")


Bill es un joven escritor sin éxito de Londres que lleva una vida mediocre en un apartamento minúsculo y que no tiene demasiadas relaciones sociales. Además, está sumido en una terrible crisis creativa que le impide escribir nada interesante desde hace bastante tiempo. A Bill se le ocurre algo: seguir a los desconocidos por la calle en busca de inspiración y de historias que contar. Pronto, descubre que esta práctica le puede meter en un juego verdaderamente peligroso...


Christopher Nolan debutó en 1998 en el largometraje con "Following", una película independiente que sólo dura 70 minutos, rodada en blanco y negro, en 16 milímetros, que costó solamente 6.000 dólares en su día, que fue rodada por el director y sus amigos durante largos fines de semana y que se ha convertido poco a poco en una obra primeriza de culto, sobre todo debido al gran éxito posterior del resto de creaciones de su director. Heredera directa en lo estético y también en lo argumental de la Nouvelle Vague francesa o del Free Cinema inglés, "Following" narra una historia de perdedores que se torna en una historia negra (tema muy tocado en la mencionada Nouvelle Vague por más de un director, por lo menos en la primera etapa del movimiento -Godard, Truffaut, Chabrol, Resnais, Rivette...- y que está ensamblada con imaginación, con buen gusto, con ritmo y con estilo. Reflexión sobre los riesgos que entraña la búsqueda de experiencias al límite del hombre contemporáneo mediocre y perdido en un mundo que no comprende y que no le comprende a él, el filme despliega una trama asombrosa, retorcida como pocas, llena de geniales vueltas de tuerca, con un humor negro desencantado y verdaderamente perverso y con un desenlace que deja con la boca abierta y que pone los pelos de punta (y miren que es dificil sorprender en las lides de esta clase de thriller, a finales de los noventa y hoy en día).


Todo el germen narrativo de la posterior "Memento", la obra que encumbraría a Nolan de forma fulminante dos años después, en el 2000, está ya comprimido en "Following", y también la simiente de sus futuros thrillers, fantásticos o no, enrevesados, desordenados y vueltos a ordenar y protagonizados por personajes tan creíbles como tiernos, patéticos y terribles y a menudo al borde del abismo en muchos sentidos. No voy a decir mucho más de esta película porque corro el riesgo de revelar demasiado; sólo voy a añadir que su visionado es más que recomendable tanto para los fans del director de la última trilogía de Batman como para los amantes del buen cine y sobre todo del buen cine negro. Rescátenla, no se arrepentirán.


jueves, 29 de mayo de 2014

LA VIDA DE ADÈLE de Abdellatif Kechiche - 2013 - ("La vie d'Adèle")


Adèle va al instituto y tiene dudas sobre su sexualidad. Ha salido con chicos, ha tenido experiencias sexuales con ellos y no le terminan de llenar. Un día, ve por la calle a una chica con el pelo azul... Y se queda prendada de ella. Adèle se sume en una etapa de total confusión y una noche decide aventurarse a salir por ambientes gays. Allí, vuelve a ver a la chica del pelo azul...


El franco-tunecino Abdellatif Kechiche, aunque lleva dirigiendo desde el año 2000, ha despuntado con "La vida de Adèle". No he visto ninguna de sus películas anteriores, así que no puedo opinar de su filmografía, que a priori me resulta interesante. Se compone del drama sobre inmigración "La faute à Voltaire", del drama romántico "La escurridiza, o cómo esquivar el amor", del drama sobre el paro "Cuscús" y del drama histórico "La Venus negra".


A pesar de que sus largas y sin concesiones escenas de sexo la han hecho muy famosa, "La vida de Adèle" se ha convertido de forma fulminante y por méritos propios en una de las películas clave del último cine gay europeo. Abdellatif Kechiche, basándose en el cómic de Julie Maroh "El azul es un color cálido", narra en ella una simple historia de amor que se ramifica en el tiempo; la historia de un primer amor que pasa más allá de la adolescencia y que es la principal escuela vital de su protagonista, la Adèle que da nombre al título de la cinta y que descubre su homosexualidad cuando está en el instituto. De tres horas de duración, "La vida de Adèle" se pasa en un vuelo: el director despliega la trama con fluidez pasmosa, con ritmo, con el interés perfectamente dosificado en cada etapa de la vida de la protagonista y con el drama perfectamente equilibrado para no caer en efectismos ni en ñoñerías (los diálogos son naturales además, y nada pretenciosos pero cargados del justo significado). Asuntos como el confuso despertar de la homosexualidad, el camino iniciático del primer amor, la amistad y la familia, la ruptura de reglas sociales, el paso del tiempo, el descubrimiento de la propia sexualidad, el fin de la pasión o el desconcierto ante la llegada de la vida adulta y sus frustraciones aparecen tratados con lucidez y coherencia.


Por supuesto, la obra es, como era de esperar, un llamamiento en contra de la homofobia que sigue latiendo en muchos estratos de la sociedad y que no necesariamente son los más "adultos", homofobia a la que Abdellatif critica. Hay algo que hace, además, especialmente grande a "La vida de Adèle": las absolutamente soberbias actuaciones de sus dos protagonistas, Adéle Exarchopoulos y Léa Seydoux, que entregan dos papeles extremadamente sentidos y emotivos y que despliegan tanta quimica entre ellas que están capacitadas para poder rodar unas escenas sexuales largas, muy largas, y que son capaces de poner los pelos de punta (en todos los sentidos, desde el más puramente erótico hasta el que toca la fibra emocional más sensible). "La vida de Adéle" es una joya, una maravilla preciosa que no puedo dejar de recomendar.


martes, 27 de mayo de 2014

CARMINA Y AMÉN de Paco León - 2014 - ("Carmina y amén")


El marido de Carmina, ya mayor y bebedor incombustible, ha muerto de repente... Y dos días antes de cobrar la paga extra que su familia, en una mala situación económica, necesita para "tirar palante" los próximos meses. A Carmina se le ocurre algo: ocultar la muerte, con ayuda de su hija, durante esos dos días y no dar parte de ella hasta que haya pasado el fin de semana.... Fin de semana que se va a convertir en un auténtico y delirante infierno para ambas.


El 3 de agosto de 2012, hace ya prácticamente dos años, comenté la película "Carmina o revienta" en este blog y opiné que el filme no soportaría una secuela. Así ha sido, y ésta "Carmina y amén" que se acaba de estrenar, aún conteniendo algún buen momento de tragicomedia bruta y alguna crítica social resultona, ha perdido tanto la capacidad de sorpresa como la frescura de su antecesora. El formato de "semi-documental" se repite y volvemos a tener a Carmina, la incombustible madre de Paco y María León, dándose vida a sí misma ante una situación rocambolesca: la muerte de su marido justo dos días antes de que le diesen la paga extra que su familia necesita. Esperpéntica, exagerada, bestia sin concesiones y feísta, "Carmina y amén" representa como pocos filmes actuales ese mundo "merdellón", "cani", "bakala" español lleno de personajes rocambolescos que siempre caminan sobre un alambre improvisado y que sobreviven como pueden a tragedias familiares verdaderamente tristes como paro constante (y con la crisis, aún más), incultura recalcitrante, dejadez vital, hijos que llegan cuando menos se los pueden permitir sus padres, penurias económicas de toda clase, frustraciones sexuales y emocionales producto de una sociedad pacata, enfermedades inesperadas que aparecen en el peor momento y un determinismo social terrible que impide que las generaciones nuevas corrijan los errores de las anteriores. Sin embargo, el retrato social de esta nueva aventura de Carmina ha perdido un humor que se ha diluído entre el chiste fácil y excesivamente zafio y la sátira política tonta (chistes como el del loro Bárcenas a mi la verdad es que no me hacen gracia, me parecen tontos y simplones y propios de un mal programa de televisión).


Tampoco ayuda la falta de ritmo que esta vez Paco León le imprime a su obra, falta de ritmo que, además de verse azuzada por los chistes que como he mencionado han perdido efectividad, es consecuencia de una trama poco clara, endeble, que va de un lado para otro con inseguridad y que resuelve sus puntos clave con gags tópicos y predecibles. Carmina Barrios está excelente de nuevo; su personaje es además fantástico como representación de una parte existente de la sociedad española que tiene un pie en el pasado y otro en el presente (y protagoniza algún momento verdaderamente emotivo). Pero el conjunto está, a pesar de todo, desinflado, flojo, apagado. No tiene chista, y decepciona. Una pena, porque su antecesor era un filme verdaderamente "chulo" (ustedes me entienden).


domingo, 25 de mayo de 2014

HANNIBAL: EL ORIGEN DEL MAL de Peter Webber - 2007 - ("Hannibal Rising")


1944. La Segunda Guerra Mundial se va acercando a su fin y el pequeño Hannibal Lecter vive con su familia en el castillo que poseen sus padres, nobles acomodados, en Lituania. Su infancia es destruida de golpe cuando las tropas alemanas y rusas empiezan a luchar en la zona... Lecter va a perder a sus seres queridos y va a empezar a gestar, en su interior, a uno de los monstruos más inteligentes y terribles que la humanidad ha conocido nunca...


Peter Webber ha dirigido hasta ahora tres películas: el drama "La joven de la perla", la comentada "Hannibal: El origen del mal" y el filme histórico "Emperador".


"Hannibal: El origen del mal" ha sido hasta este momento el último filme de la saga de Hannibal Lecter que se reinició en 1991 con "El silencio de los corderos". Además de menos exitoso comercialmente hablando que sus antecesores, fue polémico por narrar la infancia y juventud de Hannibal Lecter y presentar un cuadro de su vida que a los fans de la saga no gustó. Además, y según he leído, la propia novela homónima fue escrita por Thomas Harris para el estreno de la propia película; Dino de Laurentiis, que poseía los derechos de la saga, quería seguir explotándola tras "El Dragón Rojo" de 2002 y dijo a Harris que si él no escribía algo nuevo de su personaje, lo haría él para tener la excusa para poder rodar una nueva película. "Hannibal: El origen del mal" no me parece una cinta mala, pero sí absolutamente prescindible, funcional y sin la capacidad de sugerencia general de las anteriores entregas de la saga. Posee la ambientación oscura y la violencia que la caracteriza, pero ni Hannibal Lecter es sugerente ni el resto de protagonistas (entre los que está Gong Li dando vida a un personaje un tanto gratuito y desdibujado) lo son. El francés Gaspard Ulliel es ahora el que interpreta al psicópata, y se puede decir que lo hace bien, con la suficiente frialdad y "mal rollo", pero el propio personaje no se comporta como en las anteriores entregas y eso lastra el resultado final.


Hannibal Lecter, aún siendo todavía joven, mata demasiado a lo loco, sin la frialdad y la capacidad para ser calculador que le ha caracterizado siempre. Que sí, que es aún muy joven. Ok. Pero no se vislumbra el Lecter del futuro en ningún momento, y eso no es perdonable en esta película. Los villanos de la función, entre los que se encuentra Rhys Ifans, así como el inspector de policía que interpreta Dominic West, no tienen tampoco excesivo carisma y resultan demasiado planos como interés para el protagonista. Peter Webber dirige bien en todo momento, pero no es suficiente porque lo que está rodando parece la historia de un psicópata que como he dicho... No es Hannibal Lecter. "Hannibal: El origen del mal" es una película que se puede ver y que tal vez haya sido vilipendiada sin piedad algo injustamente (y hay películas mil veces peores con la que cebarse sin miramientos). Sin embargo, este Hannibal no es el Hannibal que todos conocíamos. El caníbal más famoso del cine estuvo fuera de las pantallas hasta el año pasado, en el que se le dedicó una serie de televisión, "Hannibal", que todavía sigue en la parrilla.


sábado, 24 de mayo de 2014

EL DRAGÓN ROJO de Brett Ratner - 2002 - ("Red Dragon")


El agente del FBI Will Graham, experto en psicópatas, se ha retirado del servicio tras haber atrapado al monstruoso caníbal Hannibal Lecter, que casi acaba con su vida. Ahora vive tranquilo y apartado del mundo en una casa en la playa con su familia. Sin embargo, sus jefes le necesitan de nuevo y le piden que les ayude a atrapar a un asesino conocido como "El Hada de los Dientes", un sádico brutal que ataca a familias enteras cuando hay Luna llena con un propósito desconocido. Will acaba accediendo y se introduce en otro de los casos más terribles de su carrera... Will, contra su voluntad, va a necesitar la ayuda de la única persona que tal vez pueda aportarle algo útil sobre los patrones de conducta de "El Hada de los Dientes"... El propio Hannibal Lecter, encarcelado en una prisión de máxima seguridad.


Un año después del gran éxito de "Hannibal" se estrenó, para aprovechar el tirón de la saga al máximo, "El Dragón Rojo", la precuela de "El silencio de los corderos" que ya tuvo en 1986 su primera versión, "Hunter", dirigida por Michael Mann. Es curioso, pero Brett Ratner, un director muy mediocre autor de cosas tan olvidables como la saga de "Hora punta", "Family Man" o "X-Men III. La decisión final", entregó una película fantástica, con un reparto en estado de gracia, con una trama excelentemente medida y llevada (con ritmo, fuerza y garra) y con una ambientación muy conseguida. Se vuelve a la fórmula de "El silencio de los corderos": Will Graham (ahora Edward Norton), el detective que atrapó a Hannibal Lecter (interpretado de nuevo y sin decepcionar por Anthony Hopkins), necesita la ayuda del caníbal psicópata para atrapar a otro loco (ahora un absolutamente genial y soberbio Ralph Fiennes que incluso se come al propio Hopkins) tal y como la necesitaría "en el futuro" la agente Clarice Starling. Se vuelve al juego de ironías, pretensiones intelectuales y ambigüedades entre los dos protagonistas y se recuperan los diálogos mordaces y las perversiones sugeridas; "Hannibal" era una buena película, pero había perdido esto en parte, una de las grandes características de la saga.


Acompañan además excelentes secundarios como Harvey Keitel, Emily Watson (espléndida, absolutamente espléndida) o el tristemente fallecido Philip Seymour Hoffman. Surgen las inevitables comparaciones también con "Hunter" y, aunque ni hay ni que decir que Michael Mann es uno de los mejores directores de hoy y Brett Ratner un mediocre al que nadie echará de menos (artísticamente, se entiende), "El dragón rojo" presenta una acción más potente y un drama más emotivo (la relación entre El Hada de los Dientes y Reba está aquí más desarrollada). Sí, parece que, contra todo pronóstico, a Ratner le sonó la flauta bien en esta película (o el resto del equipo lo hizo tan maravillosamente que tapó su habitual falta de personalidad incluso para los productos más puramente artesanos). Sin embargo, y lo he dicho también cuando hice la crítica de "Hunter", incide la versión de Mann mucho más en el hecho de que Will Graham es capaz de penetrar en la mente de los psicópatas porque él está más cerca de ellos de lo que cree. Esto aquí está más suavizado. Más políticamente correcto. Igualmente, "El dragón rojo" es una excelente precuela y una nueva entrega de la saga de Lecter más que apreciable.


viernes, 23 de mayo de 2014

HANNIBAL de Ridley Scott - 2001 - ("Hannibal")


Hace ya diez años que Hannibal Lecter escapó de la prisión de máxima seguridad en la que estaba recluido. Clarice se ha convertido en una experta agente y ha resuelto otros casos, aunque la voz del atrayente psicópata sigue llamándola desde las sombras de su memoria. Mason Verger, un millonario que logró escapar, aunque desfigurado, de uno de los ataques del caníbal, ha estado todo este tiempo tramando un plan: atraparlo para vengarse. Para ello, necesita algo que Lecter, en paradero desconocido, quiere... Necesita a Clarice, que se va a ver de nuevo envuelta en una terrible trama criminal.


A pesar del éxito mundial total de "El silencio de los corderos", su secuela, basada en la siguiente novela de la saga de Thomas Harris, la homónima "Hannibal", tardó una década exacta en llegar a las salas. Lo hizo de la mano de Ridley Scott en la dirección después de que Jonathan Demme rechazase volver por encontrarse al parecer más interesado en otros proyectos. Anthony Hopkins repitió papel mítico como el famoso psicópata caníbal pero, sin embargo, Jodie Foster no lo hizo como la detective Clarice tras rechazar volver a la saga; la sustituyó Julianne Moore, que es una enorme actriz en todos los aspectos pero que, desde mi punto de vista, no alcanza a Foster en mimetismo con el personaje. La polémica del cambio de intérprete principal se vió azuzada además por el hecho de que el propio personaje de Clarice también cambiaba partes básicas de su actitud vital y su actitud para con el propio Lecter (no voy a hablar de ello para no hacer spoiler), hecho que al parecer también disgustó a la propia Foster y la impulsó a no darle vida de nuevo (aunque se habló igualmente de lo esperable: la actriz pidió una enorme suma de dinero que el estudio no le quiso dar). "Hannibal" es una película solvente en todos los aspectos, a pesar de que la química entre Moore y Hopkins no es la química que hubo entre Foster y Hopkins. Además, y esto sí es criticable, el guión incide mucho menos en los diálogos irónicos y ambiguos que sí latían entre ambos personajes en "El silencio de los corderos".


"Hannibal" es mucho menos mordaz y perversa que su antecesora, aunque sea de hecho visualmente más violenta y presente más escenas sangrientas (algunas casi gore). Como he dicho, la química entre los dos protagonistas no es la misma y los diálogos tampoco son tan geniales. Dicho esto, tampoco se puede decir que sea un mal filme en absoluto: Julianne Moore puede no resistir la comparación con Jodie Foster, pero es más que solvente (y ha demostrado en numerosas ocasiones que es una actriz fantástica); Anthony Hopkins está espléndido, Gary Oldman idem como el "villano" de la función, los secundarios cumplen de sobra, los escenarios son exquisitos y el filme combina bien también, y con ritmo, el drama con el puro thriller. Ridley Scott, recién recuperado de una década tambaleante en lo que a calidad artística se refiere con "Gladiator", está de nuevo en forma y como director lleva el filme a buen puerto en todo momento. Es cierto que, además, se ha perdido el factor sorpresa que tenía "El silencio de los corderos"; aquí conocemos ya a los personajes de la saga y hay menos espacio para la novedad: es algo que hay que tener en cuenta. Podía haber sido mucho más brillante, desde luego, pero "Hannibal" es una secuela digna y un punto de apoyo para que Scott termine de afianzarse y salir de la irregularidad por lo menos momentáneamente.


jueves, 22 de mayo de 2014

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS de Jonathan Demme - 1991 - ("The silence of the lambs")


La joven Clarice Starling es una brillante licenciada universitaria experta en conductas psicópatas que es requerida por el FBI para que colabore en la tarea de atrapar al criminal Buffalo Bill, un hombre misterioso que mata a chicas adolescentes y les arranca la piel. Clarice, para encontrar a este psicópata, va a verse obligada a entablar relaciones con otro: con Hannibal Lecter, un caníbal superdotado, culto y refinado encerrado en una cárcel de máxima seguridad. Lecter puede hacer algo que pocos pueden: ayudarle a definir los patrones de actuación de Buffalo Bill. Sin embargo, es un hombre tan peligroso o más que él...


Jonathan Demme es un caso extraño de director que ha tocado muchos palos y que, tras despuntar con una carrera de toques independientes que terminó en filmes comerciales excelentes (entre los que se encuentran éxitos clave de su momento), se dedicó a obras de ficción menores (y habitualmente mediocres) y a documentales (estos ya más interesantes). Su carrera es muy ecléctica, muy variada, pero también muy irregular y, en conjunto, carente de una personalidad aglutinadora tanto en temas como en estética. Debutó con una película explotaition, "La cárcel caliente", a la que siguió la comedia dramática kitch "Crazy Mama", el drama social con toques de acción "Luchando por mis derechos", el drama "Handle with care", el thriller "El eslabón del Niágara", la olvidada comedia de perdedores "Melvin y Howard", las comedias "Chicas en pie de guerra", "Algo salvaje" y "Casada con todos", la comentada "El silencio de los corderos" (uno de los thrillers imprescindibles de los noventa), el drama sobre homosexualidad y SIDA "Philadelphia" (uno de los dramas básicos de la misma década), el nuevo drama "Beloved", el flojo thriller "La verdad sobre Charlie" (remake de "Charada"), el nuevo thriller "El mensajero del miedo" y el drama familiar "La boda de Rachel".


En lo referido a documentales, la carrera de Demme sí es mucho más destacada. Tanto lo es que muchos le consideran un director esencialmente de documentales que, cada cierto tiempo, rueda ficción (y algo de cierto hay, pues Demme cada vez realiza menos películas de esta clase y más espaciadas). En su filmografía en este campo (en la que hay películas aún hoy, en la era de Internet, difíciles de conseguir), destacan "Stop Making Sense", sobre la banda Talking Heads; "Swimming to Cambodia", sobre las experiencias del comediante Spalding Gray en este país; "The Agronomist", sobre el activista haitiano por los derechos humanos Jean Dominique; "Neil Young: Heart of gold", "Neil Young Trunk Show" y "Neil Young Journeys", sobre el gran músico; "Man from plains", sobre los intentos del ex-presidente de los USA Jimmy Carter para conseguir la paz entre Israel y Palestina; "I'm Carolyn Parker", sobre el Huracán Katrina en Nueva Orleans y "Enzo Avitabile Music Life", sobre el músico.


"El silencio de los corderos" es uno de los thrillers básicos de los años noventa. Multipremiada en los Oscars de su momento y rodada por el mejor Jonathan Demme, el que todavía había de regalar "Philadelphia" y que se encontraba en plena forma para la ficción, presenta la continuación de la historia que vimos en 1986 en "Hunter" de la mano de Michael Mann, aunque reinicia la saga y Hannibal Lecter pasa de ser Brian Cox a ser Anthony Hopkins, que entregó uno de los papeles más magistrales de su carrera y uno de los merecidamente más recordados. Demme rueda un thriller escalofriante, violento, sádico, sin concesiones para lo que en su momento se solía ver en una sala comercial, inteligente, irónico, mordaz. La esencia vuelve a ser la misma: para atrapar a un asesino psicópata, una detective (ahora la no menos legendaria Clarice Starling, a la que dio vida otra inolvidable Jodie Foster) ha de colaborar con el mencionado Lecter, otro asesino psicópata refinado, cultísimo, superdotado y también con una gran vanidad intelectual que fue encarcelado en la anterior entrega de la saga (en este caso sería "El Dragón Rojo", que llegaría en 2002). No sólo la captura del primer asesino, también inolvidable (Buffalo Bill, interpretado de igual manera magistralmente por el tristemente algo olvidado Ted Levine), atrapa al espectador: lo hace igualmente la ambigua relación que se establece entre Clarice y Lecter, cercana al amor, abierta a multitud de interpretaciones y surcada por el desprecio y la admiración mutuas.


Jonathan Demme desarrolla su historia, perfectamente equilibrada en sus dos líneas básicas, llena de sorpresas impactantes y con diálogos fabulosos, en un ambiente oscuro y gris, malsano, que viene como anillo al dedo al relato. Como he dicho, las interpretaciones de Anthony Hopkins y Jodie Foster son geniales, y la química que se establece entre ellos es absolutamente una delicia. "El silencio de los corderos" es una joya del thriller, una obra maestra que abrió una saga y que propició una serie de televisión (que se emite hoy). Diez años tardó "Hannibal", su primera secuela, en llegar a las salas de la mano de Ridley Scott. No fue un mal filme, pero, como le pasó también a los otros dos (la buena "El Dragón Rojo" y la floja "Hannibal: El origen del mal"), no llegó a la maestría de éste.


miércoles, 21 de mayo de 2014

HUNTER de Michael Mann - 1986 - ("Manhunter")


El agente del FBI Will Graham, experto en atrapar a psicópatas, lleva un tiempo retirado del servicio y viviendo tranquilamente en una casa en la playa con su familia. Sus jefes, sin embargo, le necesitan de nuevo y le piden que les ayude a atrapar al asesino conocido como "El Ratoncito Pérez", un sádico brutal que ataca a familias enteras cuando hay Luna llena con un propósito desconocido. Will acaba accediendo y se introduce en uno de los casos más terribles de su carrera porque, además, se ve obligado a solicitar la ayuda de la única persona que tal vez pueda aportarle algo útil en el caso... La del superdotado psicópata Hannibal Lecter, que él mismo capturó años atrás.


Michael Mann se recuperó del batacazo de la infame "El torreón" con "Hunter", película que, aunque ha sido algo olvidada incluso por los fans del personaje, supuso la primera aparición del famoso psicópata Hannibal Lecter en la gran pantalla. Adaptación de "El Dragón Rojo", novela que precede a la mítica "El silencio de los corderos" y que sería adaptada en 2002 de nuevo, "Hunter" narra la historia del detective Will Graham, el responsable del encarcelamiento de Hannibal Lecter, que busca "entrar en la mente" del otro psicópata conocido como "El Ratoncito Pérez" para poder pararle los pies y conseguir que deje de matar. Para ello, se pueden imaginar, necesita ayudas "un tanto especiales". Michael Mann rueda un thriller con garra, potente, con estilo (excelentes los interiores, que a veces representan el estado de los propios protagonistas), con ritmo y con una economización perfecta entre el mencionado puro thriller y el drama personal. El personaje de Graham, interpretado por William Petersen (actor que no se prodigaría demasiado en el cine pero que sería famoso al ingresar como protagonista en la saga de series de "CSI"), está magníficamente llevado y Mann incide especialmente en su condición de "mente gemela" emparentada con la del psicópata. El de Lecter, interpretado muy bien también por el gran Brian Cox (sí, el fue el primer y olvidado Lecter), pone la dosis justa de juego y tensión a la trama (aunque hay que decir que Anthony Hopkins fue un mucho mejor Lecter, más oscuro, irónico y cínico).


La historia de "Hunter", a la hora de ser comparada con la de "El Dragón Rojo", su referente inmediato, cuenta con un aliciente que ésta, más convencional y dirigida por un director habitualmente mediocre (Brett Ratner, artesanillo autor de comedias y filmes de acción olvidables y hasta malos que más allá de esta "El Dragón Rojo" no ha hecho nada destacado), no tiene: la yuxtaposición del detective Will Graham con "El Ratoncito Pérez" y con el propio Hannibal Lecter es más clara; el personaje de Petersen es mucho más oscuro que el de Edward Norton (que le daría vida en la versión de 2002) y queda muchísimo más claro que su mente, aún encauzada por su fuerte sentimiento de la moral, del deber y de la protección del débil, está emparentada con la de los psicópatas que se dedica a atrapar. También la personalidad visual de Michael Mann supera a la de Ratner, simplemente solvente y alejada de esas ciudades e interiores que expresan visualmente, como he mencionado arriba, el estado interior del personaje. Sí hay algo en lo que gana "El Dragón Rojo": el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins, como he dicho, es mucho más poderoso que el de Brian Cox, y eso se nota.


"Hunter", que no tuvo un éxito especialmente destacado, fue reestrenada en la televisión con el nombre de "El Dragón Rojo: La Maldición de Hannibal Lecter" tras el enorme éxito de "El silencio de los corderos" de Jonathan Demne en 1991, película que reinició la saga del psicópata y que dio otras tres entregas más encuadradas dentro de este reinicio: "Hannibal", de Ridley Scott, la mentada "El Dragón Rojo" y la floja y vilipendiada por los fans "Hannibal: El origen del mal".


lunes, 19 de mayo de 2014

UNA VIDA EN TRES DÍAS de Jason Reitman - 2013 - ("Labor day")


Verano de 1987. Henry, un chico que está entrando en la adolescencia, vive solo con su madre, que se acaba de separar de su padre y que se encuentra deprimida, vacía y con la autoestima por los suelos. Un día, en el supermercado del pueblo, se encuentran con un hombre que parece estar herido, que huye de alguien y que les pide que lo lleven a su casa para descansar... Este misterioso desconocido va a cambiar sus vidas para siempre.


El irregular Jason Reitman entregó el año pasado (aunque se ha estrenado éste año) "Una vida en tres días", donde demuestra una vez más que, a la hora de tratar dramas sin moralinas y sin lecciones de vida (que es lo que lastra a lo bestia a películas para mi sobrevaloradas y claramente menores y hasta repelentonas como "Juno" y "Up in the air"), es un director más que solvente y con un estilo propio (aquí, de aura clásica). Tal vez sea ésta su película más depurada hasta la fecha, compitiendo directamente con su debut, la excelente e irónica "Gracias por fumar". Puede que narre una historia algo predecible y que tiene sucedáneos por todas partes, pero "Una vida en tres días", apoyada en dos actores que están sublimes y que despliegan una química fantástica (Kate Winslet y Josh Brolin, ambos como he dicho absolutamente geniales), Reitman lleva con fluidez y delicadeza una trama narrada por un niño en pleno proceso de paso a la madurez y de descubrimiento de la crueldad del mundo adulto (a veces es dificil rodar esta clase de historias sin caer en la ñoñería) que en ningún momento pierde fuelle y que cuenta con un drama excelentemente dosificado y sin efectismos (el prólogo y el desenlace son dos ejemplos de limpieza coherente tremendos).


"Una vida en tres días" trata asuntos como la redención, el fatalismo del destino, la hipocresía, la búsqueda del amor, la llegada de nuevas oportunidades vitales o las relaciones entre padres y madres e hijos con coherencia y sin verborreas baratas y se ambienta, como suele estar ahora de cierta moda, en la década de los ochenta, a la que homenajea en algunos pasajes. Cuenta además con unos paisajes naturales de la Norteamérica profunda excelentemente fotografiados. El quinto filme del hijo del director de las dos partes de "Los Cazafantasmas" es una muy buena película en todos los aspectos.


viernes, 16 de mayo de 2014

OSLO, 31 DE AGOSTO de Joachim Trier - 2011 - ("Oslo, 31, august")


Oslo. 31 de agosto. El joven Anders ha logrado salir de su adicción a las drogas y ha obtenido su primera noche de permiso en varios meses para poder dormir fuera del centro de rehabilitación en el que se encuentra. Anders quiso ser escritor pero su problema frustró su sueño y le destrozó la vida. Sin embargo, ahora tiene una oportunidad para cambiar y, además, una entrevista de trabajo en una revista que es parte de su programa de desintoxicación. Anders aprovecha también su día libre para visitar a sus amigos y para salir de fiesta y reencontrarse con conocidos a los que hace tiempo que no ve. Algo, por desgracia, no deja de planear sobre su cabeza: el tremendo vacío que siente, que le hace pensar en la única vía de escape que conoce: el retorno a las drogas...


El noruego Joachim Trier, emparentado de manera lejana según he leído en varios medios con el danés Lars von Trier, ha dirigido dos películas hasta la fecha: "Reprise" y "Oslo, 31 de agosto".


Inspirada en esa maravilla que es "El fuego fatuo" del gran director francés Louis Malle, "Oslo, 31 de agosto", además de ser una de las merecidas revelaciones del último cine noruego, es una de las radiografías más brutales, despiadadas y desoladoras de la adicción y sus causas y consecuencias. Joachim Trier, su director, sigue un día en la vida de Anders, un joven drogadicto recientemente rehabilitado que disfruta de su primera noche fuera del centro de tratamiento en el que se encuentra y que camina por Oslo, su ciudad, visitando a amigos, familiares y conocidos y reencontrándose con la vieja vida de la que quiere escapar pero a la que irónicamente ha reincorporarse para volver a vivir con normalidad. El actor Anders Danielsen Lie da vida de una forma desgarradora a su tocayo en la película y, con su mirada perdida de dolor y también de ternura rota, recorre un mundo de hipocresías cotidianas, sueños frustrados, familias destrozadas, depresiones, trabajos sin alicientes (la escena de la entrevista laboral es tristísima, es genial) y vacío vital a gran escala que pone los pelos de punta. Anders es una bomba a punto de estallar y parece ser que la única forma de evitar esta explosión es volver a la droga, que significa una muerte peor que la muerte en vida que ha estado esperándole todo este tiempo.


"Oslo, 31 de agosto", con un aura pausada, cotidiana y a la vez lírica (precioso el momento de la piscina) y con un ritmo minimalista muy comedido, explora, por medio de diálogos naturales y nada pretenciosos, la vida de una de esas personas que pasan de la primera juventud a la treintena "quedándose en el camino", como el propio Joachim Trier dice que le ocurrió a algunos de sus amigos que "terminaron siendo yonkis". La droga (en realidad extrapolable a cualquier adicción, y hoy en día cada vez hay más) es la lacra en la que casi se excusan las vidas de estas personas como Anders. En la droga se contienen los sueños perdidos, las promesas que nunca se cumplieron, el miedo a la vida y a la libertad, la pena por un pasado añorado y por actos que no se cometieron y, en definitiva, la soledad y el desasosiego del hombre moderno. "Oslo, 31 de agosto" es una joya que destroza al espectador y que le hace reflexionar y una de las mejores películas de los últimos tiempos sobre las adicciones.  


miércoles, 14 de mayo de 2014

OTRA MUJER de Woody Allen - 1988 - ("Another woman")


Marion Post es una profesora de Filosofía de Nueva York que ha alquilado temporalmente un piso aparentemente silencioso para poder escribir, en un ambiente de sosiego, la novela en la que se ha embarcado. Este piso, sin embargo, no resulta ser tan silencioso y es contiguo a la consulta de un psicólogo... Marion empieza a escuchar, cada día, los problemas de sus pacientes y sobre todo de Hope, una joven que le recuerda a su pasado y las cosas que ella piensa que hizo y que no hizo bien.


En 1987 Woody Allen estrenó dos películas muy diferentes: la comedia nostálgica "Días de radio" y el drama "Septiembre", que homenajeaba a su querido maestro de cine sueco Ingmar Bergman y que volvía a los cauces de la injustamente infravalorada "Interiores", su "primera película seria" (no cómica, queremos decir). En 1988 volvía de nuevo como un relámpago con otro drama, "Otra mujer", en el que una vez más presentaba los postulados de "Interiores" y "Septiembre" y creaba uno de sus mejores filmes. Pausado, minimalista, con el drama excelentemente dosificado y apoyado en dos actrices absolutamente enormes (Gena Rowlands y Mia Farrow están del todo soberbias), Allen discurre por algunos de sus asuntos predilectos con un bisturí finísimo y lúcido, desplegando unos diálogos deliciosos y ensamblando la historia, corta y concisa en el mejor de los sentidos y con un ritmo perfectamente economizado, en un envoltorio visual precioso de interiores fotografiados por Sven Nykvist, el fotógrafo sueco que precisamente trabajó tantas veces para el mencionado Bergman y que volvió a repetir con Allen en "Delitos y faltas". El asunto básico es la incapacidad de volver al pasado y arreglar los errores que se cometieron entonces y, alrededor de este asunto, pivotan otros como la visión que las personas tienen de sí mismas y la contraposición con lo que realmente son, las frustaciones vitales de todo tipo (amorosas, familiares, educativas, sociales, laborales...), el machismo, la hipocresía de las clases intelectuales, la insatisfacción con el vacío del mundo moderno, la depresión, los ajustes de cuentas con los seres queridos.


"Otra mujer" está claramente influenciada por el cine de Ingmar Bergman pero, también, por el de otro gran maestro del cine de relaciones personales: John Cassavetes, autor de algunas de las más grandes obras maestras del que para muchos fue el "primer cine independiente" y creador de algunos de los mejores diálogos dramáticos de su tiempo. El hecho de que una de las dos protagonistas principales (la principal se puede decir incluso) sea Gena Rowlands, que fue mujer del cineasta fallecido en 1989 (un año después del estreno de esta película) y que protagonizó o fue secundaria en muchísimas de sus obras, no es casual, pienso. "Otra mujer", que tiene además uno de los mejores desenlaces de la filmografía de su autor (un prodigio de limpieza a la hora de tratar el optimismo) es una cinta fascinante, maravillosa, una muestra más de que Woody Allen es un director con una personalidad única y que ha tocado muchos más géneros que la simple comedia.