Porco Rosso

Porco Rosso

martes, 30 de septiembre de 2014

SOY LEYENDA de Francis Lawrence - 2007 - ("I am legend")


Año 2012. Un virus implacable ha transformado a todas las personas de la Tierra en agresivos mutantes de rasgos vampíricos e instintos animales que desde que oscurece hasta el amanecer vagan por las ciudades desiertas. Únicamente un hombre ha escapado de la enfermedad: Robert Neville, que pasa los días recorriendo las ruinas de Nueva York con su perro en busca de una cura y las noches escondido en su casa, acorazada como un bunker. Un rayo de esperanza le llega cuando descubre algo maravilloso… No es el único humano auténtico que queda en el planeta.


ATENCIÓN: LA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS. LA PELÍCULA ES DE 2007... IMAGINO QUE YA LA HAN VISTO CASI TODOS LOS QUE ME LEEN.


Más de tres décadas, casi cuatro, pasaron desde que llegó a las salas “El último hombre… vivo”, la aberrante versión del clásico de Richard Matheson “Soy leyenda” que protagonizó Charlton Heston, hasta que apareció la nueva y hasta ahora última versión de la historia, ya sí llamada con su título original. Era de esperar que el Hollywood remakeador de estos últimos años, totalmente falto de ideas originales, rescatase este mítico relato para revisitarlo… con otro insultante bodrio. Éste segundo remake de las desventuras del último hombre de la Tierra cuenta con Will Smith como protagonista dando vida a Robert Neville, la ciudad en la que vive pasa de ser Los Ángeles a ser Nueva York y sus cazadores/víctimas vuelven a parecer básicamente vampiros, aunque con ciertos rasgos que recuerdan a los mutantes de la entrega de Heston. No voy a negar que “Soy leyenda” de 2007 tiene una primera hora de metraje (más o menos) excelente. Tampoco voy a negar que después de esta hora todo el conjunto se desinfla hasta caer en la fábula moralista de propaganda religiosa más vergonzosa vista en mucho tiempo. Hablemos de la primera hora. “Soy leyenda” es la película del hasta ahora tríptico de la novela de Matheson que ha contado con más presupuesto. Esto se ha dejado notar en sus mejores efectos especiales, que han permitido crear unos vampiros que van más allá de los simples zombies y monjes medievales maquillados de las dos primeras versiones (aunque también, y como corresponde a nuestros tiempos, sus formas tienen poco de sutil en el peor de los sentidos: son vampiros desaforados, muy exagerados, efectistas por acumulación y que de tanto grito dejan de producir miedo tras sus primerísimas apariciones). Sin embargo, en lo que más se ha notado esta inyección monetaria sin ninguna duda ha sido en los impresionantes paisajes de la desolada Nueva York en la que el filme se ambienta. Todo hay que decirlo: la soledad casi absoluta del protagonista no sería lo mismo sin este descorazonador mundo en ruinas que logra angustiar tanto de día como de noche y que resulta verdaderamente impactante contemplar en todo su silencio. La sensación de desasosiego y de tristeza es total, sensación que fomentan un Will Smith en estado de gracia (y que, menos mal, no hace chistes) y una trama llevada con notable ritmo y pulso… Que cae en picado tras la muerte del perro del protagonista (un excelente momento dramático). 


Llega la segunda hora de “Soy leyenda” y todo se hunde porque, una vez más, sus creadores se alejan de la crítica y brutal novela original para presentar, como en “El último hombre …vivo”, otra típica y tópica historia de sacrificio personal por el bien de la humanidad que para colmo en este caso está orientada a la propaganda religiosa más ñoña y tonta. “Soy leyenda” se transforma de repente y tras alcanzar su momento álgido en otra película sensiblera destinada a levantar los ánimos post 11-S (y eso que entonces no había empezado la crisis global actual, que estallaría al año siguiente, en 2008). El argumento da un brusco y odioso giro: aparece una mujer que nada tiene que ver con la del escrito original que trae un niño con ella y que para colmo habla constantemente de la presencia de Dios, la cual siente y la cual le dice que las cosas se terminarán arreglando. Se completa el patético cuadro con una referencia a los actos de este Dios en la figura de una mariposa que de repente aparece por todas partes (en cristales rotos, en tatuajes…) y que… Miren ustedes por donde, es la mariposa que la hija de Neville representó con sus manitas antes de morir. Que tierno. Tan tierno resulta que el protagonista se convierte en leyenda al dar su vida de manera gratuita para que los supervivientes de la raza humana salgan adelante; se convierte en leyenda precisamente por todo lo contrario que le hace ser dicha leyenda en la novela. El mensaje no solo cambia totalmente, sino que aparece pervertido en una vil burla que, bien mirada, hasta resulta involuntariamente sarcástica. Los mencionados supervivientes para colmo viven en una fortaleza de esperanza en la que se divisa una iglesia por encima de todas las casas que hace cantar a sus campanas al final del filme. Terrible. Todo el buen hacer de la primera parte del filme desaparece ante este bochornoso show. Triste, muy triste. Y seguimos esperando una buena versión de esta fantástica y básica novela. 


lunes, 29 de septiembre de 2014

EL ÚLTIMO HOMBRE... VIVO de Boris Sagal - 1971 - ("The Omega Man")


1977. Después de que Rusia y China se enfrentasen en la peor guerra de la historia, los seres humanos se han transformado en mutantes que, al caer la noche, vagan por las ciudades desiertas y destruidas. La luz del sol les mata casi al instante y viven practicando un fanático y absurdo credo basado en el terror a lo que fueron. Sin embargo, una persona ha sobrevivido a la enfermedad: Robert Neville, que desde su casa acorazada en las ruinas de Los Ángeles lucha contra ellos sin descanso mientras busca una cura durante el día, cuando el mundo le pertenece. En la solitaria vida de Robert se abre una esperanza… Descubre que no es el único humano auténtico en el planeta.


Con una carrera esencialmente televisiva, Boris Sagal se movió siempre entre la solvencia, la mediocridad y las grandes bazofias. Tocó toda clase de géneros aunque no destacó especialmente en ninguno y dirigió siempre de manera artesanal filmes comerciales, aunque también se apuntó por lo menos parcialmente a modas cinematográficas de su momento (como la de los eternos zooms de los años setenta, hoy tan criticada). Dirigió también varias películas protagonizadas por grandes personajes o famosos como Colombo o Elvis Presley. Su mejor obra está en las series para televisión que dirigió o en las que tomó parte: “Masada” y “Hombre rico, hombre pobre”. Sus películas ya siguen en general una línea irregular. Se compone su filmografía más conocida de los thrillers “The Crimebusters”, “Acusación de asesinato” y “Candidato al crimen”, de las bélicas “The Helicoptes Spies” y “El Escuadrón Mosquito”, del western “Las pistolas del Diablo”, del comentado filme de ciencia-ficción “El último hombre… vivo” y de la comedia romántica “Girl Happy”.


El primer remake de “El último hombre vivo sobre la Tierra” vio la luz casi ocho años después del turbulento rodaje de ésta y la superó en fama debido a la cara de su protagonista, Charlton Heston, y al hecho de que la anterior, la versión de Vincent Price, había sido una película de serie B muy maltratada y casi maldita en su momento (y todavía lo era entonces) que apenas había llegado al gran público. Contaba además con el hecho a su favor de que en aquellos últimos años, con la triste Guerra Fría, habían proliferado bastantes películas de ambiente apocalíptico en todas sus variantes (desde grandes dramas como la también protagonizada por Heston “El planeta de los simios” hasta comedias como “¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú”). “El último hombre… vivo” es la versión menos parecida de las tres existentes a la de la novela "Soy leyenda" de Richard Matheson (que se desvinculó ya definitivamente del proyecto), menos parecida incluso que la desastrosa última versión de 2007. La película es ambiciosísima y está rodada con un presupuesto muy bajo, por lo que los efectos especiales son muy mediocres, así como la caracterización de los personajes y las escenas de acción. Se ha convertido “El último hombre… vivo” en uno de los clásicos del cine pop y kistch de manera tal vez involuntaria. Charlton Heston no está mal en su papel, el de un Robert Neville (esta vez si se mantiene el nombre del protagonista del libro) más cínico y duro que el de Price que, sin embargo, se pasa toda la película luciendo torso desnudo de manera gratuita y soltando frases supuestamente irónicas que no tienen, la verdad, ninguna gracia (alguna que otra es hasta vergonzante o no viene al caso). 


La banda sonora es horripilante y consigue que algunas escenas que han de ser dramáticas resulten cómicas (es uno de los elementos del filme peor elegidos), mientras que los secundarios aprovechan la moda del “blaixploitation” descaradamente (especialmente la chica, cuya función nada tiene que ver con la de la novela) y los antagonistas ahora no son vampiros, sino mutantes de breves rasgos vampíricos (no pueden ver la luz del sol y poco más) que visten y actúan como fanáticos religiosos de la Edad Media. Por si fuese poco (aunque no es de extrañar dada la época en la que el filme está rodado), la catástrofe que ha sumido al planeta en la ruina la han provocado… los rusos y los chinos, que se enfrentaron en una guerra y lo destruyeron todo. De risa o de llanto, como ustedes elijan. El desenlace original también varía, dando paso a una historia típica y tópica de sacrifico personal por el bien de la humanidad que se repitió en la versión de Will Smith y que ignora totalmente el mensaje desesperanzado y descorazonador de la novela, así como sus críticas y alegorías a la condición humana y a ciertos sistemas políticos. Quedan ya un ritmo que se desinfla constantemente y, también (todo hay que decirlo) algunos escasos buenos momentos, como las partidas de ajedrez del protagonista con una estatua, la visión del mítico documental “Woodstock” en el cine abandonado o la escena de la crucifixión. Pero ahí queda todo, en apuntes acertados. Aunque es una película de culto (injustamente, pienso), “El último hombre… vivo” no deja tampoco de ser un inmenso bodrio al que ni su bajo presupuesto redime (se pueden hacer maravillas con poco dinero, y todavía no dejan de demostrárnoslo). Para olvidar. Una lástima que superase en fama a “El último hombre vivo sobre la Tierra”.


domingo, 28 de septiembre de 2014

EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO SOBRE LA TIERRA de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona - 1964 - ("The last man on Earth")


Un virus ha transformado a todos los hombres de la Tierra en vampiros de instintos animales. A todos menos a uno: al doctor Robert Morgan, que sobrevive como puede en su casa, acondicionada como un bunker, mientras intenta encontrar una cura para esta terrible enfermedad. Sus días en total y absoluta soledad los pasa recorriendo las ciudades desiertas e investigando sin descanso. Sus noches en cambio las pasa encerrado y escuchando los lamentos de los monstruos que sitian su hogar sin tregua. Robert vive en una agonía total: se ve incapaz de permanecer solo por más tiempo. Sin embargo, un día ocurre algo inesperado que cambia su vida radicalmente…


El norteamericano Sidney Salkow fue un muy prolífico y solvente artesano del cine de serie B que siempre tuvo obras presentes en los famosos “Programas Dobles” . A pesar de esto, en ocasiones también trabajó con mejores presupuestos y con actores y actrices de primera línea. Trató toda clase de géneros con mayor o menor fortuna tanto artística como comercial, aunque prevalecen en su filmografía el terror y la aventura, a cuyo mundo cinematográfico regaló sobre todo divertidos westerns y filmes de piratas. Destacan sus películas “The Pathfinder”, “El Capitán Panamá”, “El Halcón Dorado”, “Jack McCall Desperado”, “El Príncipe de los piratas”, “Corsarios de los Siete Mares”, “Toro sentado”, “Un trío de terror”, “Cuentos famosos”, “La revancha de Clint Cooper”, “La gran matanza Sioux” y “El día del juicio”.


El desconocido Ubaldo Ragona es un director italiano que al parecer únicamente dirigió cuatro películas en toda su vida. No hay prácticamente ninguna información sobre su persona en ninguna parte. Si lo anterior es cierto, su filmografía se compondría de “Fiesta en el Caribe”, “El último hombre vivo sobre la Tierra” y “Una virgen para un bastardo”. De su supuesta cuarta cinta no he encontrado ni el nombre.


La coproducción italo-americana “El último hombre vivo sobre la Tierra” es la primera y la hasta ahora mejor y más fiel adaptación de la magistral y mítica novela “Soy leyenda” del gran escritor Richard Matheson. Injustamente olvidada, la película (hoy en día de culto y a la vez maldita) tuvo un complicadísimo rodaje y una pésima distribución en su momento (al parecer en muchos países ni siquiera llegó a estrenarse en las salas). Las discusiones durante su creación llegaron a tal grado que el propio Matheson terminó por desvincularse totalmente del guión (en el que colaboró por lo menos en un principio) y no figuró en los títulos de crédito con su nombre. Al parecer, una parte del filme está dirigida por el norteamericano Sydney Salkow y otra parte por el italiano Ubaldo Ragona. Se nota: está la obra llena de altibajos; grandes momentos de angustia y de tristeza y opresión se alternan con otros verdaderamente aburridos y/o anodinos. Suponemos que las mejores escenas serán las de Salkow, artesano de oficio experimentado en el cine de acción y de terror. Rodada en Italia y con unos medios escasísimos, narra el filme, al igual que la novela, la agonía del último hombre vivo del planeta Tierra tras la transformación de todos los seres humanos en vampiros de instintos animales. Un inmenso Vincent Price (que es lo que hace grande a la película sin ninguna duda) pasa sus días buscando una cura para esta enfermedad recorriendo ciudades desiertas mientras que, por las noches, se encierra en su casa-bunker, que es sitiada sin descanso por los mencionados vampiros, de los que se ha convertido en cazador. “El último hombre vivo sobre la tierra” es como he dicho la adaptación más fiel, a pesar de todos los problemas que tuvo para salir a la luz, de la novela en la que se basa. Expone en todas sus consecuencias toda la pena de su héroe cotidiano (a su pesar) de una manera soberbia (claro que esto es patrimonio exclusivo de un maestro como lo es Price, que borda el papel como no lo han hecho ni Charlton Heston ni Will Smith en las posteriores versiones de la historia) y da la visión que daba Matheson del vampirismo, cuya existencia intentó justificar desde un punto de vista más científico que fantástico. Además, al conservar el desenlace original de la obra escrita (los dos remakes no lo hicieron) mantiene la descorazonadora y amarga parábola crítica sobre la violencia en la que se cimienta para avanzar toda nueva civilización, sobre el terror del ser humano hacia lo desconocido y su triste capacidad para demonizar todo lo que le resulta hostil (aunque no lo sea) y sobre la soledad del hombre aplastado por la colectividad (por cualquier colectividad). 


La ambientación oscura y sobria (sobria por los mínimos medios económicos) ayuda a crear la atmósfera de desesperanza total en la que el fime nada, y Vincent Price, repito, está verdaderamente inmenso. Posiblemente con otro actor la película no habría resultado la gran obra que es (realmente, sería una producción muy irregular sin su agria interpretación). “El último hombre vivo sobre la Tierra” es un clásico de culto vilipendiado en su día y muy injustamente olvidado que hay que revalorizar y que se sitúa, a pesar de sus desbarajustes, como la mejor adaptación hasta la fecha de “Soy leyenda”.


jueves, 25 de septiembre de 2014

ALICE de Woody Allen - 1990 - ("Alice")


Alice, mujer de mediana edad que vive en Nueva York, lleva una vida muy insatisfactoria. Está casada desde hace más de quince años con Dough Tate, un próspero empresario, y disfruta de una existencia totalmente ociosa y llena de lujos y, sin embargo, no es nada feliz: recatada, insegura y con poca personalidad, Alice es neurótica y esconde muchas frustraciones de las cuales a veces ni siquiera es consciente. Todo va a cambiar para ella cuando conozca al doctor Yang, un brujo de Chinatown que le va a proporcionar unas hierbas un tanto... Especiales.


Woody Allen, después de la soberbia "Delitos y faltas", entraba en la década de los noventa del siglo pasado con "Alice", una incursión en el "realismo mágico" que, si bien no llega al nivel de otras obras previas y posteriores suyas, sí que es una película cargada de delicados matices que la hacen ser una obra interesante, muy agradable, y animada por uno de los mejores papeles de su entonces musa Mia Farrow a sus órdenes tras las cámaras. Los asuntos, una vez más, y las que quedan, vuelven a ser los habituales del autor neoyorkino: el centro de la obra es otra crítica a la burguesía acomodada de la gran ciudad norteamericana, a su hastío vital, a sus frustraciones, a sus sueños de grandeza, a sus problemas nimios que desencadenan aludes absurdos, a su hipocresía, a su avaricia, a su aburrida y cerrada vida sexual. Aunque el componente del mencionado "realismo mágico" esté ahí y aunque el mensaje de la obra sea positivo en contraposición con otras de Allen, esta crítica no está suavizada y una vez más es inmisericorde. "Alice", inspirada según he podido leer tanto en la Alicia de Lewis Carroll como en la "Giulietta de los espíritus" de Federico Fellini (el maestro italiano es uno de los directores preferidos de Woody y una de sus grandes referencias), lleva al espectador a lo largo del periplo vital interior de su protagonista por una Nueva York otoñal llena de colores que dibujan su propio estado de ánimo (melancólica mujer de mediana edad aburrida y frustrada con su existencia actual), periplo vital en el que intenta aportar una forma positiva de ver la vida y una salida a su a veces descorazonador sinsentido (otro de los asuntos habituales del artista amante del jazz).


"Alice" tiene, posiblemente, la mejor interpretación de Mia Farrow de toda la filmografía que realizó con su entonces pareja. Está verdaderamente esplendorosa, y Allen sabe captarla en toda esta brillantez: la cámara se la come, la mira con amor, la mima, la desnuda y la viste; se puede afirmar que la película fue escrita pensando en ella y únicamente en ella. "Alice" habría sido, con otra actriz, una cinta tal vez más mediocre (mediocre se entiende que dentro de la cargada de obras maestras filmografía de este autor). Es irónico este hecho, porque solamente dos años y poco después se harían públicos los problemas entre Farrow y el cómico y el escándalo que ya todos conocemos y que destrozó a la pareja: Allen tenia relaciones con la hija adoptiva de Mia, Soon-Yi Previn, con la que comparte todavía su vida a día de hoy.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL REINO DE LOS CIELOS de Ridley Scott - 2005 - ("Kingdom of Heaven")


Siglo XII. El joven Bailan, herrero en un pueblo de Francia, vive sumido en la amargura tras la muerte de su hijo y el suicidio de su mujer. Su vida cambia cuando aparece en el lugar su verdadero y desaparecido padre, el Barón Godofredo de Ibelin, caballero que le propone que le acompañe a combatir en las Cruzadas. Bailan va a descubrir un mundo terrible minado por el odio y el enfrentamiento entre cristianos, judíos y musulmanes, y va a tener que luchar por conseguir un equilibrio que evite el exterminio de toda la ciudad de Jersualén.


Ya sabemos cómo es el cine histórico de Ridley Scott: básicamente cargado de exaltaciones épicas y adaptado a la moral de nuestros días. A veces le funciona la cosa, como en "1492: La conquista del Paraíso" o en "Gladiator", y a veces no, como en esta "El Reino de los Cielos", donde se sumerge en los tiempos de las tristemente célebres e inútiles Cruzadas para contar una historia de tolerancia religiosa y de fraternidad entre credos y opiniones diferentes (lo cual en 2005, con el trauma de la destrucción de las Torres Gemelas y las contiendas de Irak y Afganistán cerca, era toda una demostración de buenas intenciones -y bueno, sigue siéndolo hoy con la que por desgracia sigue liándose en Irak o Palestina, por poner gruesos ejemplos-). El problema de la película no es que se falsee la historia real de lo que ocurrió en Jerusalén durante la Tercera Cruzada. "Gladiator" es históricamente un despropósito y funciona a las mil maravillas como filme épico de acción. El problema es que, teniendo un repartazo, ningún personaje salvo tal vez el del excelente Edward Norton se queda en la retina del espectador: todos son bastante planos, sin gracia, desdibujados, y ninguno destaca por casi nada, ni siquiera el de un bastante aburrido Orlando Bloom, protagonista de la cinta. Tampoco la trama ayuda: está descompensada entre la batalla y el intimismo, su mensaje es difuso, su acción abrupta, su ritmo da malos saltos y todo ello hace que el conjunto pierda el fuelle demasiado rápido y no lo recupere. Este vez, a Ridley Scott no le sale bien la jugada. Y si bien es cierto que la versión extendida del filme ayuda a tapar bastantes lagunas que tiene la inicialmente estrenada, sigue siendo insuficiente porque no logra levantar un guión completamente endeble.


Queda ahí como siempre la gran maestría a la hora de afrontar lo visual del director británico: se nota que es, en este campo, uno de los grandes. La ambientación es excelente, la fotografía preciosa, los decorados maravillosos, el vestuario riquísimo y las escenas bélicas y de acción son una maravilla sin discusión. Por desgracia, si el guión falla... Todo se hunde. Puede que su trama sea un completo desastre a nivel histórico. Insisto: la de "Gladiator" lo es. Puede chocar más o menos ver a cristianos, judíos y musulmanes intentando hacer de Jerusalén un paraíso de tolerancia en plena Tercera Cruzada, en pleno enfrentamiento religioso y cultural entre las dos fuerzas de destrucción, odio e intolerancia que fueron en aquel momento el Cristianismo y el Islam, abocados a una guerra larga y absurda que finalmente ningún bando ganó. Pero esto sería tolerable con un buen guión, que es lo que le falta a "El Reino de los Cielos". Una pena.


martes, 23 de septiembre de 2014

MIENTRAS DUERMES de Jaume Balagueró - 2011 - ("Mientras duermes")


César es el portero de un edificio de apartamentos normal y corriente. César se sabe de memoria las vidas de todos los vecinos de este inmueble: los conoce a todos como si fuesen piezas de un tablero que él maneja. César disfruta haciendo infeliz a la gente: disfruta viéndoles sufrir con sus miserias cotidianas y simples pero capaces de amargarles la vida. Y César tiene ahora un nuevo objetivo: fastidiar a Clara, la nueva vecina del 5ºB, que siempre parece estar feliz y radiante. Y su plan va a ser el más malévolo que ha ejecutando nunca... Y también el más peligroso para él mismo.


Jaume Balagueró me parece un autor bastante sobrevalorado. Porque ni su debut "Los sin nombre" me resulta tan revolucionaria como dicen que es, porque "Darkness" me parece una bazofia infame que nada tiene que envidiar al peor terror palomitero (palomitero en el peor sentido) norteamericano, porque "Frágiles" me parece simplemente correcta y porque "REC II", que dirigió junto al también irregular Paco Plaza, me parece absolutamente terrible. Sin embargo, al César hay que reconocerle lo que es del César, y lo mismo que elogio a la primera y fresquísima en el panorama del cine fantástico español "REC", también pongo por las nubes a la fantástica "Mientras duermes", su última película a la espera de que para el próximo Halloween estrene la cuarta entrega de la mencionada saga de "REC". "Mientras duermes" se sale del habitual terror de corte fantástico que ama el director para sumergir al espectador en un apasionante thriller cotidiano negrísimo, cínico y brutal que bebe de la mejor tradición de cine kafkiano de directores expertos en el asunto como Roman Polanski. Un soberbio Luis Tosar da vida en el que es otro de sus papeles imprescindibles (y van) a un portero de un edificio que, con circunstancias particulares que le han sumergido en una vida solitaria y triste, posee la llave para controlar a todos los vecinos del inmueble en el que trabaja: el conocimiento de sus vidas diarias y de más allá. Este personaje, patético y rebosante de carisma a la vez, tierno y odioso, incomprendido y diabólico, dirigirá al espectador por unos derroteros absolutamente malévolos y le pondrá a prueba no sin dejar de lado un humor muy cruel e inteligente.


Con una dirección más "clásica" y menos efectista que la de anteriores trabajos de Balagueró y con un estilo narrativo limpio y directo, "Mientras duermes" mantiene un ritmo bien medido y sabe lograr que una historia con montones de escenas a priori cien por cien rocambolescas resulte perfectamente creíble. Hace además un retrato agudo y certero sobre la soledad y sus causas y consecuencias, los traumas imborrables e irredimibles, el origen y la naturaleza de la maldad, la hipocresía que reina en cualquier comunidad de vecinos de cualquier ciudad y también sobre los diversos conceptos de "amor", aunque estos sean cuanto menos "particulares" en muchas ocasiones. Los secundarios del filme están también muy bien, en especial Marta Etura, que, aunque es completamente eclipsada por el Tosar en total estado de gracia que protagoniza la película, realiza su papel de forma excelente y borda al contrapunto del mencionado actor masculino. "Mientras duermes" es la mejor película de toda la filmografía de Jaume Balagueró, y con diferencia. Esperemos que se prodigue más en este tipo de obras.


domingo, 21 de septiembre de 2014

TOTAL BALALAIKA SHOW de Aki Kaurismaki - 1994 - ("Total Balalaika Show")


Documental sobre el concierto que dio la banda de rock finlandesa Leningrad Cowboys junto a la orquesta rusa Alexandrov Ensemble el 12 de junio de 1993 en Helsinki.


El mismo año que presentó "Leningrad Cowboys meet Moses", Aki Kaurismaki también presentó "Total Balalaika Show", el concierto que dicho grupo de rock finlandés dio junto a la orquesta rusa Alexandrov Ensemble el año anterior, 1993, en Helsinki. Es el único documental que he visto de este director (tiene al parecer otro de 1981 llamado "Saimaa-ilmio", cuyo tema desconozco) y bueno... Es la grabación de un conjunto de conciertos en los que se da homenaje a grandes figuras y temas tanto del rock como del folk norteamericano (influencia básica del grupo), finlandés y ruso. El objetivo de dicho concierto era reforzar el hermanamiento entre Finlandia y Rusia, países enfrentados en diversos momentos de sus historias. Sobra decir que "Total Balalaika Show" está únicamente recomendado a los fans del grupo que la protagoniza, a los amantes de la música en general (y de la fusión sobre todo) y a los muy amantes de su director, que, gran amigo de los integrantes de la banda y fan total de ella (bueno, ya saben que le dedicó dos películas de ficción), graba en todo momento con solvencia pero tampoco despliega una especial personalidad (aunque tampoco, y valga la redundancia, es lo que busca: se trata de un concierto). Es muy disfrutable, por supuesto: porque tanto los Leningrad Cowboys como la orquesta Alexandrov Ensemble tocan de maravilla y porque los primeros tienen mucha personalidad, mucha gracia y aman lo que hacen por encima de todo. Esto es "Total Balalaika Show": no hay más y lo que hay es suficiente. Sea como sea, y como he dicho, es una retransmisión de un concierto sumamente disfrutable y que gustará a los melómanos (el mismo Kaurismaki lo es, y empedernido). Otra obra diferente de este gran director finlandés.


sábado, 20 de septiembre de 2014

LENINGRAD COWBOYS MEET MOSES de Aki Kaurismaki - 1994 - ("Leningrad Cowboys meet Moses")


Tras unos cuantos años viviendo en México, en donde han gozado de un relativo éxito, los Leningrad Cowboys han desarrollado un problema con el alcoholismo y algunos de ellos son absolutamente incapaces de dejar la tequila. Cuando el manager de la banda recibe un telegrama en el que se les convoca para tocar en el Surf Hotel de Conney Island, todos parten hacia los Estados Unidos una vez más. Y llega otro viaje delirante y lleno de caos...


En 1994, cuatro años después de "Leningrad Cowboys go America" y entre las películas "La vida de bohemia" y "Nubes pasajeras", Aki Kaurismaki presentó "Leningrad Cowboys meet Moses", la secuela de aquella rareza radical. Ese año además dirigió también otra película más "habitual", "Agárrate el pañuelo, Tatiana", y el documental sobre el concierto de los propios Leningrad Cowboys de Helsinki de ese mismo año. 1994 fue un ciclo completito para el director finlandés. "Leningrad Cowboys meet Moses" es lo mismo que "Leningrad Cowboys go America". Lo mismo. Mismo humor. Mismos gags. Mismo ritmo minimalista. Mismos personajes histriónicos e hieráticos. Y, sin embargo, funciona menos. Mucho menos. A mi de hecho se me antoja una película insufrible. Soy extremadamente fan de este director: se sabe al leer mi blog. Es uno de mis creadores europeos preferidos y espero cada nueva obra suya con avidez. Sin embargo, "Leningrad Cowboys go America" no es mi película preferida suya ni de lejos y ya una segunda parte de ésta repitiendo toooooooooooodo otra vez me resulta infumable. Infumable porque, como he dicho, todo es una repetición de su antecesora. Sí, hay crítica social (menos que en otras obras del director, pero la hay). Sí, hay humor freak. Sí, hay referencias y homenajes musicales (Kaurismaki es un melómano empedernido), Sí, hay ternura en sus personajes. Pero el humor, este humor, una segunda vez no funciona. ¿Que estoy siendo completamente subjetivo? Pues sí. Y no soy el único. "Leningrad Cowboys meet Moses" es una película que incluso a los fans acérrimos de su creador no gusta en líneas generales.


Los 94 minutos que dura esta cinta se hacen eternos. Verdaderamente eternos. Los Leningrad Cowboys se dedican a ir de un país a otro desplegando otra vez los gags que ya vimos en su película de 1989. Kaurismaki, tal vez por haber tenido un año de exceso de trabajo (tres películas, como he dicho, en aquel 1994), dirige de forma lineal y sin demasiada gracia además. Pone la cámara y graba y punto. Y la verdad es que de este director se espera mucho más que esto. "Leningrad Cowboys meet Moses" sobra. Es una película inaguantable y soporífera, un "deja vu" innecesario en una carrera repleta de maravillas. Y sí, la voy a poner en la etiqueta de Grandes Bodrios. A una película de Aki Kaurismaki, sí. Porque se lo merece, sea de él o de Michael Bay.


viernes, 19 de septiembre de 2014

LENINGRAD COWBOYS GO AMERICA de Aki Kaurismaki - 1989 - ("Leningrad Cowboys go America")


Los Leningrad Cowboys son una banda de rock que desea alcanzar la fama y el reconocimiento. Sin embargo, viven en un pueblo de Siberia y, aunque le dedican mucho tiempo y esfuerzo a su música, allí no tienen ni éxito ni futuro. Junto a su manager, deciden embarcarse en la mayor aventura de sus vidas: ir a Norteamérica en busca del triunfo. Su viaje va a ser, sin embargo, una locura total y van a verse metidos en infinidad de líos.


Aki Kaurismaki, entre sus obras maestras "Ariel" y "La chica de la fábrica de cerillas", se sacó de la manga una de sus películas más personales, más inclasificables y también más irregulares y artísticamente controvertidas: "Leningrad Cowboys go America", que tuvo una secuela en 1994 llamada "Leningrad Cowboys meet Moses". Los Leningrad Cowboys son un grupo de rock de Finlandia que es menos conocido fuera de este país pero que allí acumulan bastantes éxitos, una discografía ya amplia y una imagen estrambótica bastante popular entre los fineses. Kaurismaki, un apasionado de la música y especialmente un completo loco por el rock, se lanza a rodar una road-movie comedia completamente surrealista protagonizada por este grupo, que viaja desde Rusia hasta los Estados Unidos en busca de conseguir el triunfo como banda. El director finlandés realiza uno de sus habituales retratos de la sociedad de su momento centrándose más ahora en los USA. El humor es el de siempre: el hierático, surrealista e inteligente del autor, sólo que ahora se le mete un turbo en lo que a absurdo se refiere. "Leningrad Cowboys go America" no gusta a todo el mundo. Es imposible. Es más, muchos fans incondicionales del director la critican con dureza y más de uno reniega de ella y también de su secuela. El humor de esta película, plagado de referencias culturales de toda clase (aunque esencialmente musicales), es el más delirante de la filmografía de Kaurismaki; para unos será genial y para otros será insoportable. Y depende de este hecho, el ritmo de la película, lento y pausado, minimalista (y en algunos momentos hasta su máxima expresión aquí) será uno u otro.


En mi opinión, esta primera aventura de los Leningrad Cowboys se puede ver, a pesar de que tiene bastantes gags excesivamente chorras y de que debido a ello no todos funcionan. No me parece ni de lejos la mejor película de este enorme director, pero todos los creadores tienen en algún momento ganas de realizar "su propia parida" independientemente de que guste o no incluso a su propio público habitual. E insisto: no se abandona el comentario social; ahí están los USA más deshumanizados y la Rusia más cerrada, ahí está el empresario cabrón que explota a la banda, ahí está la Norteamerica profunda más paleta. Sin embargo, el objetivo de esta película no es el de por ejemplo "Sombras en el paraiso" o las mencionadas "Ariel" y "La chica de la fábrica de cerillas". "Leningrad Cowboys go America" es una obra radical y enfermizamente personal destinada a los fans más fans de su director, y a muchos de estos tampoco logra convencerles. Para gustos, colores.


jueves, 18 de septiembre de 2014

LÍBRANOS DEL MAL de Scott Derrickson - 2014 - ("Deliver us from Evil")


El agente de policía Ralph Sarchie, de Nueva York, se topa con una investigación con unas características que nunca antes ha conocido: los horrendos y brutales asesinatos del caso parecen estar relacionados con extraños fenómenos paranormales. Pronto, empiezan a ocurrir delirantes y siniestros sucesos en su vida diaria... Ralph, sin embargo, va a tener una ayuda inesperada en todo esto: la del poco convencional sacerdote cristiano Mendoza, un hombre que parece saber qué es lo que está pasando.


Hace dos años Scott Derrickson entregó un filme de terror que fue, merecidamente, una de las cintas más dignas de aquel momento. Se llamaba "Sinister" y, sin ser especialmente innovador, era un ejemplo de buen hacer dentro de un género tan devaluado como es el mencionado. Ahora el director ha vuelto a las carteleras con "Líbranos del mal", una nueva película de terror ahora con rollo detectivesco que, la verdad, pasa sin pena ni gloria y es completamente olvidable. Un Eric Bana sin demasiado carisma en esta ocasión se mete a investigador de lo paranormal y se topa con una trama diabólica y de personas poseídas deslavazada, cogida con alfileres y con muchas lagunas de guión por todas partes (incluso el objetivo básico de los "antagonistas" de la historia está completamente diluido en un batiburrillo bastante liado y con sus causas y consecuencias mal explicadas y enlazadas). La acción se puede seguir bien, e incluso en los primeros momentos la obra mantiene el interés e incluso, y voy más allá, hay alguna escena de "mal rollo" bastante bien conseguida. Sin embargo, el conjunto se desinfla en su parte central y pierde el ritmo en la final gracias a una trama que deja de resultar atractiva al perderse en las habituales carreritas y sustitos de manual (y además estos sustitos son pocos y poco efectivos y, sobre todo, faltos de imaginación a estas alturas). Tampoco es atractivo el desenlace de la cinta y la posesión y el exorcismo que la coronan no tienen nada ni espectacular ni novedoso (una vez más, tenemos otro refrito de lo que hemos visto ya miles de veces).


Los personajes de "Líbranos del mal" tampoco resultan especialmente atractivos; son bastante planitos y predecibles y sus diálogos dicen bien poco, Ni siquiera un habitualmente buen actor como Eric Bana consigue aportar algo de relieve o de carisma a su papel. Tampoco me gusta el mensaje religioso de la obra; esta es una opinión ya bastante personal, pero no me gusta tener que chuparme por la cara la propaganda de un credo determinado en una película (y por cierto que Scott Derrickson ya hizo esto en 2005 con la ultracristiana y floja "El exorcismo de Emily Rose"). "Líbranos del mal" es una película que se puede ver si no se es muy exigente pero que no será recordada por nada especial, Una pena viniendo del director de aquella fantástica "Sinister". Esperemos que esto sólo haya sino un patinazo.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

LA JOYA DE SHANGHAI de Zhang Yimou - 1995 - ("Shanghai triad")


Shanghai. Años treinta. El joven Shuisheng abandona su hogar en el campo para mudarse con su tío a la gran urbe, en donde éste trabaja como criado del mafioso Tang. Colocado como asistente de su amante, la bella Xian Jimbao, el chico, desde su posición privilegiada, va a asistir a la tormentosa historia de amor y de odio que ésta mantiene con Tang, íntimamente relacionada con el discurrir del mundo criminal de la ciudad.


Basada en la novela “La Ley de los Gangsters” de Li Xiao, “La joya de Shanghai” es la primera y hasta ahora única incursión de Zhang Yimou en el cine puramente negro, género en el que experimenta y consigue notables resultados. La mirada de un niño (elemento habitual de muchas de sus obras) muestra con un ojo tan agudo como desesperanzado los bajos fondos del Shangai de los años treinta y del romance que allí se desarrolla entre un mafioso y la cantante de un club nocturno, romance en el que el amor y el odio corren paralelos y que termina desembocando en un desenlace trágico y brutal. Esta historia viene articulada por medio de otra que despliega la trama criminal que sirve, además de para reflexionar sobre asuntos universales propios de este género (la traición, la venganza, la lucha por la prosperidad, la ambición, la corrupción, la muerte, la violencia o la fatalidad) para retratar la sociedad de una época decisiva de la China del pasado siglo, sumida en los problemas y en la mencionada corrupción de la dictadura de Chiang Kai-Shek, aliada o colaboradora de muchas bandas de gangsters. 


El jovencísimo protagonista pierde su inocencia de golpe sumido en un mundo oscuro y cruel en el que las pasiones se desatan y hunden a sus pobladores, perdidos y dominados por ellas. La atmósfera sombría, sobria y brillante y a la vez onírica, homenajea al cine negro norteamericano clásico (se incluyen incluso números musicales) aunque en ella siempre tiene cabida la habitual utilización de los colores como elemento expresivo que hace Yimou, que despliega además la violencia propia de estas producciones basándose en la limpia sugerencia y alejándose de cualquier tremendismo fácil. “La joya de Shangai” es un muy destacado filme de un autor que, aunque siempre ha sobresalido en el drama de corte social, se resiste a encasillarse sin cesar. No es una de sus obras más conocidas, sin embargo.


jueves, 11 de septiembre de 2014

TRUE DETECTIVE de Nic Pizzolatto - 2014 - ("True Detective")


Rust Cohle y Martin Hart fueron compañeros detectives hace mucho tiempo. Ambos siguen viviendo en Louisiana pero sus vidas se han separado por diversas razones e incluso ya no trabajan como investigadores. Sin embargo, son repentinamente requeridos por compañeros de la policía estatal: quieren hacerles unas preguntas sobre un caso que llevaron en 1995... Un caso de terribles y macabros asesinatos que creían cerrado. Rust y Martin va a revivir el pasado... Y van a enfrentarse a sus propios miedos y al retorno a sus vidas del misterio más espeluznante que han tenido nunca que tratar.


Nic Pizzolatto es un guionista y un escritor norteamericano de Nueva Orleans que, hasta este momento, ha trabajado en la serie "The Killing" y ha creado la también serie y exitosísima "True Detective".


Que desde hace unos diez años el mercado de las series está felizmente saturado de grandes creaciones (algunas, por desgracia, se quedan inconclusas debido a esta saturación y a la competencia feroz entre ellas) es un hecho claro. Clarísimo. Y viva este hecho. "True Detective", creada por el escritor Nic Pizzolatto y dirigida por Cary Fukunaga, ha sido una de las grandes revelaciones de este año sin ninguna duda. Con sólo ocho capítulos (se ha anunciado sin embargo una segunda temporada presumiblemente para el próximo 2015), se ha metido en el bolsillo y en el corazón a las audiencias de todo el mundo. Y no es para menos. La calidad de este thriller es gigantesca en todos los aspectos. En el argumental, en el visual y en el actoral. Y todo junto crea una de las mejores historias filmadas de toda la historia (valga la redundancia). En el terreno argumental tenemos una trama detectivesca sórdida, violenta, brutal, realista sin concesiones, que también, como toda buena trama negra, disecciona con un fino y agudo bisturí la sociedad de su momento: concretamente, volvemos a tener aquí a la socorrida e inhóspita y a la vez apasionante Norteamérica profunda de las últimas décadas. "True Detective" es mucho más que una historia de detectives: es una historia sobre la vocación, sobre la búsqueda de la verdad a toda costa, sobre la integridad más escrupulosa (y mal pagada en todos los sentidos) y sobre la lucha del bien contra el mal, de la luz contra la oscuridad. Alrededor de esta trama principal pivotan además otros asuntos como la amistad, la camaradería, la familia, los desencuentros generacionales, la corrupción, la religión, el fanatismo, la violencia, las frustraciones vitales, el machismo, la muerte, el paso del tiempo y también la pobreza que se ha creado con la actual crisis económica global.


Todo está animado con unos diálogos magistrales, maravillosos, de una lucidez cortante, inteligentes. Una delicia en todos los aspectos. Y también por unos personajes espléndidamente construidos sobre los que se cimientan todos los conflictos anteriormente citados. La ambientación, como he dicho, es igualmente magistral: esa también mencionada Norteamérica profunda (en este caso las planicies costeras de Vermilion Parish, en Louisiana) es un personaje más, un símbolo de las luchas de los propios protagonistas y del ambiente estancado, corrupto y podrido en el que se mueven; decrépita y oscura y a la vez fascinante, llena de secretos y de lugares imposibles, esta Vermilion Parish posee una ambientación que pone los pelos de punta y que, como he dicho, es una metáfora, y nada casual, de todo lo que acontece en la trama de "True Detective".


Sin embargo, nada habría sido esta excelente serie sin las absolutamente soberbias actuaciones de su pareja protagónica principal: Matthew McConaughey y Woody Harrelson. El primero demuestra la gigantesca capacidad actoral que siempre tuvo tras años y años de estar anclado en papeles poco o nada interesantes (muchas comedias románticas chorras y muchas películas de acción tontunas; todas películas olvidables y olvidadas) y entrega al mejor personaje; un detective visionario, casi mesiánico, que ya se ha ganado un lugar en el podio de los grandes personajes televisivos de la historia. El segundo se puede lucir menos en su papel, pero igualmente borda al hombre víctima del propio machismo "testosterónico" de la sociedad en la que le ha tocado vivir y consigue momentos espléndidos y brillantes igualmente. Sin McConaughey y Harrelson, sin su química espectacular, sin su carisma que se come la pantalla y la hace explotar, "True Detective" no habría sido tampoco lo que es: una obra maestra indiscutible.


Para el año que viene, como he comentado, hay planificada una segunda temporada de la serie que narrará otra historia independiente sobre detectives en otro escenario norteamericano diferente. Esperemos que cumpla y que, por lo menos, no haga bajar el listón. "True Detective", si sigue en su estela, puede convertirse en una de las sagas del pequeño formato más míticas de la historia. Si no han visto esta primera temporada, están tardando ;)