Porco Rosso

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jueves, 25 de septiembre de 2014

ALICE de Woody Allen - 1990 - ("Alice")


Alice, mujer de mediana edad que vive en Nueva York, lleva una vida muy insatisfactoria. Está casada desde hace más de quince años con Dough Tate, un próspero empresario, y disfruta de una existencia totalmente ociosa y llena de lujos y, sin embargo, no es nada feliz: recatada, insegura y con poca personalidad, Alice es neurótica y esconde muchas frustraciones de las cuales a veces ni siquiera es consciente. Todo va a cambiar para ella cuando conozca al doctor Yang, un brujo de Chinatown que le va a proporcionar unas hierbas un tanto... Especiales.


Woody Allen, después de la soberbia "Delitos y faltas", entraba en la década de los noventa del siglo pasado con "Alice", una incursión en el "realismo mágico" que, si bien no llega al nivel de otras obras previas y posteriores suyas, sí que es una película cargada de delicados matices que la hacen ser una obra interesante, muy agradable, y animada por uno de los mejores papeles de su entonces musa Mia Farrow a sus órdenes tras las cámaras. Los asuntos, una vez más, y las que quedan, vuelven a ser los habituales del autor neoyorkino: el centro de la obra es otra crítica a la burguesía acomodada de la gran ciudad norteamericana, a su hastío vital, a sus frustraciones, a sus sueños de grandeza, a sus problemas nimios que desencadenan aludes absurdos, a su hipocresía, a su avaricia, a su aburrida y cerrada vida sexual. Aunque el componente del mencionado "realismo mágico" esté ahí y aunque el mensaje de la obra sea positivo en contraposición con otras de Allen, esta crítica no está suavizada y una vez más es inmisericorde. "Alice", inspirada según he podido leer tanto en la Alicia de Lewis Carroll como en la "Giulietta de los espíritus" de Federico Fellini (el maestro italiano es uno de los directores preferidos de Woody y una de sus grandes referencias), lleva al espectador a lo largo del periplo vital interior de su protagonista por una Nueva York otoñal llena de colores que dibujan su propio estado de ánimo (melancólica mujer de mediana edad aburrida y frustrada con su existencia actual), periplo vital en el que intenta aportar una forma positiva de ver la vida y una salida a su a veces descorazonador sinsentido (otro de los asuntos habituales del artista amante del jazz).


"Alice" tiene, posiblemente, la mejor interpretación de Mia Farrow de toda la filmografía que realizó con su entonces pareja. Está verdaderamente esplendorosa, y Allen sabe captarla en toda esta brillantez: la cámara se la come, la mira con amor, la mima, la desnuda y la viste; se puede afirmar que la película fue escrita pensando en ella y únicamente en ella. "Alice" habría sido, con otra actriz, una cinta tal vez más mediocre (mediocre se entiende que dentro de la cargada de obras maestras filmografía de este autor). Es irónico este hecho, porque solamente dos años y poco después se harían públicos los problemas entre Farrow y el cómico y el escándalo que ya todos conocemos y que destrozó a la pareja: Allen tenia relaciones con la hija adoptiva de Mia, Soon-Yi Previn, con la que comparte todavía su vida a día de hoy.


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