Porco Rosso

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martes, 7 de agosto de 2018

NOCHE DE VENGANZA de Baran bo Odar - 2017 - ("Sleepless")


Vincent Downs es un policía corrupto de Las Vegas que, junto a su compañero Sean, roba un cargamento de drogas al narcotraficante Stanley Rubino. Pero este mafioso no piensa perder su partida y les responde con algo inesperado: secuestra a Thomas, el hijo adolescente de Vincent, y les ofrece un intercambio. Vincent, para colmo, empieza a ser investigado por sus sospechosas actividades por la propia policía... En una sola noche, tendrá que rescatar a Thomas y dar esquinazo a los que indagan en su expediente. Va a ser una noche larga, muy larga.


Baran bo Odar es un director que promete, y sólo hay que ver su ópera prima, "Silencio de hielo", para comprobarlo. Además, es el creador de la exitosa serie "Dark", una de las revelaciones del pasado año y una de las más seguidas de este momento. Con "Noche de venganza", que es un remake de la película francesa de 2011 "Nuit blanche", sin embargo, metió la pata hasta el fondo, también el pasado 2017. Tal vez era un producto alimenticio de encargo, tal vez estaba liado con la mencionada "Dark", pero el caso es que aquí entrega un bodriazo infame. Unos policías corruptos de pacotilla y unos mafiosos de baratillo se lían en un casino cutre en un thriller sin sentido que empieza con una cierta coherencia pero que se va por derroteros absurdos a los veinte minutos. Los personajes son tópicos andantes y actúan cambiando cada dos por tres de personalidad en una trama que trata de sorprender inútilmente a golpe de giro de guión gratuito y sin explicación que, irónicamente, son de lo más previsible que existe. Sumenle que la cosa está rodada en un estilo de videoclip del más machacón, con una estética fea y cargante que no ayuda nada a evitar la monotonía y el sopor. Todo en "Noche de venganza" es una montaña rusa de despropósitos que deja de importarnos un pito muy, muy pronto. Jaime Foxx hace un papel mediocre y Michelle Monaghan y los sedundarios idem, para colmo. No funciona nada en esta tercera película de Baran bo Odar: todo configura una bazofia de las grandes, un thriller de sobremesa del montón que si no estuviese dirigido por este creador o protagonizado por Foxx nadie terminaría de ver. Mal, muy mal. Esperemos que esto sea sólo un bache en el camino, que es, por suerte, lo que parece. Mientras, seguimos con "Dark".


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