Porco Rosso

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domingo, 8 de abril de 2018

MEDITATION ON VIOLENCE de Maya Deren - 1948 - ("Meditation on Violence")


El actor y maestro de artes marciales chino Chao Li Chi se ejercita frente a la cámara en dos planos diferentes: uno con el torso y los puños desnudos y otro con más atavíos y con espada.


"Meditation on Violence", la quinta obra "oficial" de Maya Deren (no contamos entre ellas las que por una u otra circunstancia dejó sin terminar), es una grabación, durante poco más de doce minutos, del actor y artista marcial Chao Li Chi (secundario muchos años después de series como "Falcon Crest" o películas como "Golpe en la Pequeña China", por cierto), que realiza una demostración de sus artes en dos únicos planos: el segundo de ellos, con más ropa y con una espada. Estos dos planos son los únicos del cortometraje, que sólo es editado en el salto entre ambos. Aunque el sustrato cultural básico proviene de la cultura china, a la que pertenece Chao Li Chi, y la música está compuesta de flautas precisamente chinas, es la primera vez que Deren incluye referencias, musicales también en este caso, a la cultura haitiana (los tambores), especialmente en lo que a su herencia africana se refiere. El objetivo la autora ya lo ha llevado a cabo otras veces: aislar el cuerpo en movimiento de la secuencia completa por medio del ritual. Ya hemos visto esto en parte en "A Study in Choreography for Camera", su tercera creación, pero es aquí cuando lo desarrolla por completo. Chao Li Chi repite el rito y queda aislado del mundo, descorporeizado: es la meditación a la que hace referencia el título, que se encuentra asentada sobre la violencia del movimiento. O por lo menos, así entiendo yo esta parte. Luego, el actor y guerrero de artes marciales salta a otro plano, como hacía el bailarín Talley Beatty en la mencionada tercera obra de Deren. Se vuelve a "aislar y celebrar el principio del poder del movimiento", en palabras de la propia directora. Se reflexiona sobre las ideas del espacio y del tiempo y, ahora además, sobre el mencionado ritual, que deja al ser humano descorporeizado (y no en vano, se puede observar en la pared, claramente, la sombra de Li Chi, en una metáfora totalmente consciente que parece partir su cuerpo y su alma, su esencia incluso, en dos). No en vano tampoco, el vudú haitiano, que sería al final de su corta vida la religión cuyas creencias adoptaría Deren, gira en torno a la idea de esta descorporeización de las personas.


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