Porco Rosso
viernes, 9 de marzo de 2018
MUDO de Duncan Jones - 2018 - ("Mute")
Berlín. Año 2056. Leo Beiler es un barman mudo, de creencias amish, que trabaja como camarero en el mismo local nocturno que Naadirah, su novia, también camarera. Aunque son muy diferentes y pertenecen a dos mundos opuestos, los dos se aman y son esencialmente felices. Pero un día, ella desaparece misteriosamente. Y Leo empieza una búsqueda sin descanso que le va a llevar a los bajos fondos de la ciudad y a hacer terribles descubrimientos.
Duncan Jones me parece un director muy, muy, muy interesante, autor de dos thrillers fantásticos magníficos como son "Moon" y "Código fuente" y de una de esas pocas películas basadas en videojuegos que merecen la pena: "Warcraft: El origen", lo cual es toda una proeza porque en décadas, simplemente, muy pocos se han tomado en serio esto de adaptar aventuras de las videoconsolas. Pero con su cuarta obra, "Mudo", la ha cagado estrepitosamente. Lo siento, pero es que ha metido la pata, y muy hasta el fondo. Ni los bellos homenajes a su padre, el recientemente fallecido músico David Bowie, ni las resultonas referencias al Expresionismo Alemán, la salvan. Para empezar, hay que decir que su estética es una copia cutre de la de "Blade Runner". No es homenaje: es descaro. Es que el Berlín futurista de esta película es igual que el mundo de los replicantes, pero igual, igual, igual, igualito. Visualmente muy bonito, pero originalidad cero y copieteo del más cutre bien servido. Y para terminar, su trama es totalmente infumable. Empieza con un cierto interés (eso de ver a un "amish" tratando de adaptarse a un mundo de tecnología, ocio e información desbocada no pinta mal), pero al poco tiempo de metraje todo se descoloca y se convierte en una colección de escenas sueltas, pésimamente hilvanadas, sin ningún ritmo, con poca relación a veces entre ellas. Unos personajes desaparecen un tiempo y luego aparecen de golpe (el protagonista incluido), y otros tienen escenas largas e innecesarias que no aportan nada, y otros ya secundarios tienen un protagonismo excesivo que después pierden porque sí, y otros actúan de forma absurda (como el de la niña) y luego llega un clímax atropellado y extendido sin ninguna mesura que es un despropósito porque carece de sentido y para colmo no rima con la trama que se ha desplegado en nada.
Esto además con frases pretenciosas, con poesía barata (copiada de "Blade Runner" también), con villanos histriónicos que tratan de parecer graciosos y que dan vergüenza ajena, con un protagonista que trata de parecer profundo y que no dice absolutamente nada y con unos mensajes sociales de tres al cuarto situados en una distopía de tres al cuarto y con todos los topicazos de siempre (y de la que por cierto no se dice ni explica casi nada). Y para terminar, hay que decir que el trío protagonista está lamentable. Alexander Skarsgard se queda bastante perdido y limitado pero puede que tenga algún pase porque su personaje es mudo e hierático, pero Paul Rudd y Justin Theroux como villanos de la función se merecen un cero rotundo y cruel por entregar semejantes actuaciones patéticas, exageradas, impostadas a lo bestia y sin puta la gracia. "Mudo" tiene buenas intenciones, pero es un desastre. Y encima, largo: dura más de dos horas que se hacen interminables. En fin, todo el mundo mete sus patones. Espero que la siguiente obra de Duncan Jones vuelva a su cauce habitual de calidad.
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