Porco Rosso

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jueves, 15 de febrero de 2018

LAS HORAS DEL DÍA de Jaime Rosales - 2003 - ("Las horas del día")


Abel es un hombre mediocre y sin pasiones que vive con su madre en un pueblo del área metropolitana de Barcelona. Tiene una tienda de ropa que marcha regular y por la que tampoco hace demasiado esfuerzo, una novia que está un poco cansada de él y de su pasotismo vital y un colega quiosquero con el que habla de todo y de nada. Abel lleva un día a día monótono y aburrido entre su casa, su trabajo y los bares del barrio, a los que acude de vez en cuando a tomar algo porque no tiene otra cosa mejor que hacer. No hay nada que parezca llenarle en la vida. ¿Nada de nada?


Jaime Rosales, desde su debut con "Las horas del día", se ha convertido en uno de los directores más personales y originales del panorama español, y también en uno de los más arriesgados, siempre dispuesto a experimentar con la narrativa y a crear un cine aparte, ajeno a modas, y en España, desde luego, muy valiente tanto en lo estético (por su radical anticomercialidad) como en lo temático (ha llegado a tratar, y sin medias tintas, el asunto de ETA, la crisis económica que nos hemos comido los últimos diez años o la cotidianeidad más perturbada). Su primera película, esta "Las horas del día", es una obra que, en el panorama del cine español de su año, 2003, es totalmente novedosa. Tengan cuidado los que no la hayan podido ver todavía: en Internet hacen "spoilers" de ella a la primera y sin ningún miramiento, y yo creo que es una película que ha de afrontarse sabiendo lo mínimo sobre su trama. Porque es bastante impresionante, porque pone los pelos de punta y porque es capaz de dejar al espectador planchado con unos giros de guión que son totalmente inesperados. Jaime Rosales, como he dicho, es un creador arriesgado, y aquí nos pone ante una historia que puede que en el cine norteamericano comercial hayamos visto miles de veces, pero que viene en este caso dotada de una dosis de realidad y de horror cotidiano perfectamente creíble que pone los pelos de punta. Alex Brendermühl está sencillamente soberbio como el protagonista de la función. Clava el papel, simplemente, y crea desasosiego con su sola presencia. No quiero decir mucho más de "Las horas del día" porque, como he dicho, corro el riesgo de destrozarla a aquellos que no la han descubierto aún. Termino comentando que fue un debut fulminante, fantástico, original y que catapultó a la fama a Jaime Rosales, que luego entregaría la fantástica "La soledad". Filme de culto del cine español, rodado con tino, de forma intismista, con un ritmo pausado, con un realismo pasmoso y con un punto de vista casi documental.


ESPACIO PARA SPOILER: Siempre, cuando algún psicópata mata a alguien, sus vecinos, sus compañeros de trabajo, sus amigos, su propia familia, no se lo suele explicar. Suelen decir, asombrados y espantados, muchas veces esa coletilla de "pues era una persona normal". "Las horas del día" clava esta sensación. Sí, nadie se lo espera: es un filme de psicópatas. Pero se trata de uno realista, alejado de la exquisitez o la onmipotencia de por ejemplo un Hannibal Lecter. Es un hombre aparentemente normal, que vive en su barrio de siempre, que tiene un negocio normal y unos amigos normales y que va a bares normales a tomar algo. Pero, cuando nadie lo ve, mata por matar. Este tipo de personas está en la cotidianeidad más reconocible, y viven entre nosotros, y cuando son descubiertos, nadie se puede creer que sean así. Pero son así. Este es uno de los grandes méritos de este filme: hacer al psicópata reconocible, normal, cotidiano y, en definitiva, realista.


1 comentario:

  1. Buscando un lenguaje directo, desnudo, sin aparente elaboración (pero de una gran precisión), acu­diendo a una estética cercana al documental, esta película alcanza cotas de realismo y fuerza dramática poco frecuentes en la pantalla. Espeluznante y cotidiana a partes iguales, la cinta narra las horas “no lectivas” de un asesino en serie, una persona “normal” y mediocre moviéndose en un entorno anodino. Eso hace aún más inquietante el retrato.

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