Porco Rosso

Porco Rosso

martes, 31 de octubre de 2017

EL SECRETO DE MARROWBONE de Sergio G. Sánchez - 2017 - ("El secreto de Marrowbone")


1969. Allie trabaja como bibliotecaria en su pequeño pueblo, en la costa este de los USA, y sale con Jack Marrowbone, del que se ha enamorado. Jack es un chico que vive en una mansión apartada a las afueras del lugar con sus tres hermanos pequeños y su madre, que está enferma. Los vecinos comentan que su familia huye de un trauma y que por eso no tiene trato con casi nadie. Allie está a punto de descubrir su secreto...


"El Secreto de Marrowbone" es el debut en la dirección de Sergio G. Sánchez, el guionista de "El orfanato" y "Lo imposible" de Juan Antonio Bayona o de "Palmeras en la nieve" de Fernando González Molina. Gran producción española de Mediaset, muy publicitada, con buenos medios y con reparto internacional que, desgraciadamente, es un despropósito de cabo a rabo. Volvemos al subgénero de las casas encantadas con una historia de cuatro hermanos que viven solos en una y que parecen estar huyendo de algo. Ambientación muy bonita, representación muy rica de una época (finales de los años sesenta) con una fotografía muy bella y hermosos paisajes, y poco más hay que destacar en este bodrio. Bodrio porque su trama es un timo en toda regla. Se puede soportar que al filme le cueste mucho arrancar. Se puede soportar que los personajes sean flojos y que no tengan demasiado carisma. Se puede soportar que la intriga no termine de materializarse casi nunca y que nos lleve errática hacia no se sabe dónde. Se puede soportar que a la obra le cueste terminar de definirse y que, incluso, en su constante ir a caballo entre drama y terror no desarrolle del todo a ninguno de los dos géneros. Hasta se puede soportar que los sustos sean los esperables y que, además de ser apenas un par, estén manidos. Lo que no se puede soportar es un desenlace como el que se le ha colocado a esto. Lo voy a detallar mejor en el espacio para los spoilers, para no contar nada. Aquí solamente voy a decir que me parece un timo en toda regla el final que Sergio G. Sánchez le ha puesto a su película debut. Lo siento, es que creo que, además de estar ya plenamente superado su concepto, es un concepto que, o se trata muy bien, o queda como el puto culo, como la peor de las excusas para sacar adelante una película de terror. Se me quedó una completa cara de gilipollas cuando se me reveló de qué iba todo el tema. Me quedé, simplemente, pensando: "no puede ser". Pero sí que podía ser. "El Secreto de Marrowbone" es todo buenos propósitos pero tiene un cuerpo bastante deficiente y un desenlace absolutamente lamentable que termina de tirar por la borda lo poco que quedaba de potable en su interior. Cine de terror cutre, del más penco, muy bien empacado pero nada más: aburrido, sin alicientes, y encima con una resolución de vergüenza ajena y llena de cabos sueltos por todas partes. Terrible.


SPOILER: El "todo estaba en la cabeza del protagonista" o se trata muy bien, pero que muy bien, o no se trata. Porque cuando se trata muy mal, surgen toda clase de problemas y de lagunas y, encima, el espectador se siente totalmente estafado. Esta clase desenlaces, cuando son mal tratados, deberían estar prohibidos. Una cosa es jugar a confundir y a sorprender, y otra justificarlo todo con una paranoia de andar por casa que deja flecos sueltos por todas partes y que hace que los personajes sean unos maestros del teletransporte. Una estafa indignante todo. Vaya tela.


viernes, 27 de octubre de 2017

TWIN PEAKS. THE RETURN de David Lynch y Mark Frost - 2017 - ("Twin Peaks. The Return")


Una serie de extraños y a veces brutales acontecimientos a lo largo de diversos lugares de los Estados Unidos pone en jaque al FBI y al agente Gordon Cole, que con sus hombres empieza a investigarlos y a atar inquietantes cabos. Mientras, el detective Dale Cooper continúa encerrado en la habitación roja y su alter ego monstruoso sigue haciendo daño en el mundo real. Todo esto está a punto de desembocar en un lugar especial, conectado con extrañas fuerzas del más allá... El pueblo de Twin Peaks, donde hace veinticinco años ocurrieron unos hechos terribles.


Hago constar un hecho antes de comenzar con esta crítica: adoro a David Lynch. Es uno de mis directores preferidos, es un artista multidisciplinar originalísimo y con un estilo propio indiscutible que toca multitud de palos sin ningún tipo de miedo o prejuicio (desde el cine hasta la pintura pasando por la escultura o la música) y es un hombre que, a sus 71 años, no tiene que demostrar absolutamente nada a nadie. Y para todos esos que dicen que siempre dirige lo mismo y que no sabe hacer "narrativa clásica", siempre recuerdo que ahí están dos obras maestras de la talla de "El hombre elefante" y "Una historia verdadera" para cerrar todas las bocas de un punterazo. Dicho todo esto, paso ya a decir lo que tengo que decir ahora: la tercera temporada de "Twin Peaks" me ha parecido un delirio de viejo chocho y un bodrio infumable. Con todas las letras y con toda la tristeza. Las críticas están muy divididas en lo que respecta al retorno de esta mítica serie, y yo me posiciono claramente y sin medias tintas en las filas de esos que opinan que, directamente, este regreso es una puta mierda. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón, de verdad. Pero es que, joder, la decepción es mayúscula. Es más bien astronómica, diría yo. Entiendo que la serie vuelve tras veinticinco años cerrada (como ya se dijo en su precipitado desenlace de 1991) y que es muy difícil afrontar un proyecto así, más cuando toda la mitad de su segunda temporada era un despropósito comercial en el peor de los sentidos y cuando su mencionado desenlace era una huida hacia adelante a toda prisa producto de las circunstancias de un cierre apresurado y marcado por errores terribles fruto de una concepción de la producción televisiva muy desafortunada (por suerte, en parte, esto ya ha cambiado). También es normal que no todo el reparto original quiera volver a la serie a estas alturas. De hecho, algunos es que no podrían aunque quisiesen, porque ya han muerto: por ejemplo, Jack Nance o Catherine Coulson. Hay que hacer sustituciones o cerrar personajes sin tener al intérprete, y eso es bastante jodido para un guionista y para un director. Ok. Todo esto se entiende. Lo que no se entiende ya es que David Lynch y Mark Frost, autores de nuevo de toda la temporada, se hayan puesto a hacer lo que les ha ido viniendo en gana sin tener en cuenta para nada al espectador.


Vale, David Lynch es David Lynch, y ya sabemos como es una gran parte de su cine y de sus creaciones, tanto en el arte cinematográfico como en el pictórico o el musical (en el que ha grabado, por cierto, unos discos magníficos en los últimos años). David Lynch es un "lo tomas o lo dejas" radical, o un "lo amas o lo odias" sin término medio. Y desde luego, David Lynch, como he dicho, no tiene que demostrar nada de nada a nadie a sus 71 años y con cuatro décadas artísticas de una personalidad inimitable a sus espaldas. Ahora bien, a los demás tampoco tiene por qué gustarnos todo lo que hace, ni siquiera a los que habitualmente nos sentimos cautivados por lo que nos regala. Estimo muchísimo a los artistas que hacen lo que quieren hacer en el momento en el que quieren hacerlo sin tener en cuenta modas, tendencias, exigencias de mercado o posible y suntuosa recompensa monetaria. Ahora bien, la independencia total tiene sus riesgos, y no por hacer un creador lo que le ha salido de las pelotas su creación va a ser buena. Hay mucho cine comercial terrible y hay mucho cine independiente intragable.


Esta tercera temporada de "Twin Peaks" tiene, desde mi punto de vista, un fallo gordo: que no es "Twin Peaks". Sencillamente, es otra serie. Su estilo está más cercano al de "Mulholland Drive" o "Inland Empire". David Lynch se pasa por el forro a la narrativa tradicional, rueda lo que le da la gana, coloca las metáforas que le da la gana, mete las escenas que le da la gana (algunas sin relación aparente con la trama principal) y, en general, repito, rueda lo que le da la gana. Eso no tiene por qué estar mal... Pero no en "Twin Peaks". Sí, aquí Lynch se debe a la serie que creó a principios de los años noventa. Porque para eso está haciendo su tercera temporada. Si no es capaz de seguir esta serie, que haga otra. Decepciona muchísimo todo esto, en especial porque la trama nueva no cierra tantos interrogantes como esperábamos, no respeta a muchos personajes clásicos (algunos salen un par de veces y fuera), no respeta las directrices originales de la historia, no muestra apenas al propio pueblo de Twin Peaks y los lugares "sagrados" que esperábamos encontrar de nuevo los fans y para colmo lo cierra todo de forma de nuevo abrupta y dejándose casi todo en el tintero otra vez. ¡Claro que decepciona todo esto! ¡Es que no puede ser de otra manera! Esto debería ser... Pues eso, "Twin Peaks". Y no lo es. Visualmente, la temporada es muy bonita, y me encantan, personalmente, esos efectos especiales de sabor analógico y las impresionantes ambientaciones que Lynch consigue. No hay que decir más de alguien con una visualidad tan inimitable (y tan mal imitada). Y hay momentos espléndidamente rodados. Momentos que dan mal rollo de verdad, juegos argumentales muy originales, juegos visuales idem, algunos gags muy solventes con el particular humor del director y, especialmente, algunas escenas tienen la nostalgia muy bien explotada y consiguen poner los pelos de punta a los fans de la serie de siempre. Todo esto está bien, pero no es suficiente.


La tercera temporada de "Twin Peaks" no tiene, por otra parte, solamente el problema de no ser "Twin Peaks". Tiene mucho, pero mucho, mucho "metraje morralla". Da la impresión de que David Lynch y Mark Frost han rodado todo lo que se les ha ido ocurriendo y luego en la sala de montaje no han cortado absolutamente nada. De hecho, la serie fue anunciada con nueve capítulos en un principio y ha acabado teniendo dieciocho, prácticamente el doble. Hay momentos alargados hasta la náusea, montones de escenas aisladas que no valen para nada, mucho sopor inútil y subtramas que se quedan colgando. De hecho, la parte intermedia de la temporada es absolutamente infumable: desde el capítulo 9 hasta el 15 es todo una sucesión de hechos enlazados o no que no avanzan casi nada de una trama que se alarga y se alarga para dejar paso luego a un final que, además de estar precipitado, tampoco es que resuelva gran cosa (aparte de dejar a todos los personajes colgando y quitar de en medio de forma penca a unos cuantos). Y miren que había material. Y un repartazo (la lista de actores y de cameos es absolutamente impresionante: trabajar con Lynch es muy jugoso: lástima que estén todos tan desaprovechados). Y hasta una colección de actuaciones de solistas y bandas enorme en el Bang Bang Bar (desde Eddie Vedder de Pearl Jam hasta Lissie o Au Revoir Simone pasando por Nine Inch Nails o The Veils). Y todo esto para nada, para una paja mental aburrida, sosa, sin apenas alicientes, que no respeta el material original. Una pena. Me duele decirlo, pero el retorno de "Twin Peaks", que era uno de los más esperados de los últimos años, ha sido un fiasco tremendo. Me ha costado terminarla. Y mucho.


jueves, 26 de octubre de 2017

JCVD de Mabrouk El Mechri - 2008 - ("JCVD")


Hace tiempo que Jean-Claude Van Damme ha dejado de arrasar en las carteleras. El que fue una de las grandes estrellas del cine de acción de los ochenta y los noventa vive hoy relegado a producciones de segunda fila mientras, para colmo, tiene problemas familiares y cae poco a poco pero irremisiblemente en el olvido. Un día, cuando acude al banco en Bruselas, en su país natal, algo terrible le ocurre: la sucursal en la que se encuentra es atracada repentinamente. Y en el atraco, hasta los ladrones le reconocen. Pronto, todo el mundo sabe que él está allí. Y todo empieza a volverse delirante...


El francés de origen tunecino Mabrouk El Mechri ha dirigido hasta ahora el filme de boxeo "Virgil", la comedia "Stand Up!", la comentada "JCVD" y el thriller "La fría luz del día".


Yo viví los tiempos, en mi infancia y en mi adolescencia, en los que Jean-Claude Van Damme era una de las grandes estrellas del cine de acción de Hollywood. Los ochenta y gran parte de los noventa fueron décadas en las que arrasaba en las carteleras. Luego, sobre todo a partir de los años 1999 y 2000 más o menos, su fama se fue apagando y terminó, como otros tantos maestros de su género, relegado a producciones de segunda fila o incluso directas al mercado doméstico. En 2008, el actor y experto de las artes marciales belga volvió sin embargo por todo lo alto al cine en "JCVD", una película experimental del francés Mabrouk El Mechri en la que se parodiaba a si mismo. Hay que tener muy buen humor, mucha dignidad y muchas ganas de hacer algo diferente para grabar este tipo de filme cuando uno ha sido una gran estrella del cine de acción. Aquí, Van Damme se interpreta a sí mismo en una historia de metacine en la que, viendo su carrera caer en picado, a su familia alejarse de él y a la buena fama escapársele de las manos para siempre (cada día es visto más como una vieja gloria de capa caída dedicado a las producciones cutres y payasescas), se mete encima en un lío de narices cuando, yendo al banco en Bruselas, en su país natal, se ve de repente inmerso en un atraco. Todo es muy original, y el viejo actor de acción sabe darse vida con gracia, con carisma, y también con un patetismo impostado que funciona de verdad. Y oigan, es un buen actor dramático, o por lo menos aquí sí lo es, y es algo que hasta los críticos le reconocieron en su momento. Toda la escena del monólogo es absolutamente genial, y a mi hasta me pone los pelos de punta. Insisto: hay que tener mucha dignidad y mucho sentido del humor para reírse de uno mismo con las ganas que Jean-Claude Van Damme le echa. Otros como él, orgullosos, no se habrían prestado a esto. Mabrouk El Mechri dirige con ritmo, con fluidez, con gags más que notables, esta aventura sobre cine dentro del cine con cierto aire de documental (la voy a catalogar en esta etiqueta porque también tiene desde luego esta inspiración) que no deja indiferente, que resulta divertidísima y que hace pensar sobre lo efímero del estrellato, sobre los demonios de la fama, sobre los heroísmos cotidianos y, en definitiva, sobre los problemas que todo ser humano tiene en momentos de crisis existencial, laboral, familiar o vital. "JCVD" es un experimento muy notable y muy original. Frescura sobre todo, y bien hecha. Muy recomendable.


miércoles, 25 de octubre de 2017

HANDIA de Jon Garaño y Aitor Arregi - 2017 - ("Handia")


Tras haber luchado en las Guerras Carlistas, el joven Martín regresa, con un brazo inútil a causa de una herida, a Guipuzkoa, a su caserío familiar. Las cosas siguen igual: su padre no tiene apenas dinero y las cosechas para colmo van mal, y todos en la casa pasan necesidades para poder sobrevivir. Hay sin embargo algo que sí que ha cambiado... Su hermano Joaquín, que ha crecido mucho. Muchísimo... Demasiado.


El vasco Aitor Arregi ha dirigido hasta la fecha el documental político y social "Sahara Marathon", los filmes animados "Glup, una aventura sin desperdicio" y "Cristobal Molón", el nuevo documental "Lucio" (co-dirigido con José María Goenaga) y, junto a Jon Garaño, la comentada "Handia".


Jon Garaño, uno de los directores de la maravillosa "Loreak", ha vuelto a las pantallas, acompañado ahora de Aitor Arregi, con "Handía" ("grande" en euskera), una película dura, cruda, triste, pero apasionante. Tras luchar en las Guerras Carlistas, un joven vuelve a su caserío familiar, en el País Vasco, y descubre que su hermano se ha convertido en un gigante. Y decide, apoyado por su familia, exhibirlo para ganar dinero. Y viajar, y conocer mundo, y alcanzar la fama. "Handia" trata, en primera instancia, de la explotación. Siempre se ha dado a lo largo de la historia, y dentro de las familias especialmente. Joaquín, un gigante vasco, es mostrado a lo largo de España y de Europa como una atracción de circo, como un "freak", y se transforma en una estrella, algo que por otra parte en sus condiciones es humillante. Su particular cuerpo, que no deja de crecer, es una bendición y una maldición, le lleva a la vez a las estrellas y al tormento. Y alrededor de su drama, pivotan los asuntos de las relaciones familiares, del amor entre hermanos, del sacrificio, de la ambición, de la culpa, del paso del tiempo, de la muerte, de la superioridad y el clasismo, de la hipocresía social, de la marginación del diferente y su paralela utilización y cosificación. "Handia", como una suerte de Hombre Elefante vasco, es un ser marcado por el fatalismo, pero también con una dignidad tremenda. El mundo que le rodea es injusto y hasta brutal, y está en perpetuo cambio, como su cuerpo. Está todo abierto a metáforas. Los actores están excelentes, en especial los dos hermanos protagonistas, Eneko Sagardoy y Joseba Usabiaga, que entregan dos papeles inmensos, para el recuerdo, ambos desvalidos en un aspecto diferente pero muy iguales en el fondo. Al filme tal vez le falta algo de ritmo en su parte intermedia, que se vuelve repetitiva y que se pierde un poco. Sin embargo, se le perdona porque el conjunto es fantástico y el desenlace es una maravilla, coherente, con un pie en el realismo mágico y muy emotivo sin caer en lo pastel. La ambientación, el punto más fuerte del filme, es impresionante: desde el vestuario hasta los escenarios pasando por la fotografía y por una utilización perfecta del espacio disponible para sugerir sin parar. "Handia" es una cinta muy, muy, muy recomendable de uno de los creadores de "Loreak". Merece mucho la pena.


lunes, 23 de octubre de 2017

MARY AND MAX de Adam Elliot - 2009 - ("Mary and Max")


1976. Mary es una niña australiana que vive en un hogar en descomposición y que es marginada por sus compañeros de clase. No tiene amigos, pasa los días en soledad y su autoestima está por los suelos. Un día, descubre en la oficina de correos una guía telefónica de Nueva York y decide enviar una carta al azar... Al poco tiempo, alguien le responde. Es un hombre de mediana edad llamado Max, obeso y solitario, que lleva una vida triste encerrado la mayor parte del tiempo en su apartamento...


Adam Elliot es un director australiano de animación que ha empleado hasta ahora básicamente el estilo en "stop-motion". Ha realizado varios cortos y en 2003 se llevó un Oscar por "Harvey Krumpet", uno de ellos. Su única película larga hasta la fecha es "Mary and Max". Otros cortometrajes suyos son la trilogía compuesta por "Uncle", "Cousin" y "Brother" y "Ernie Biscuit".


Adam Elliot padece desde su infancia una enfermedad fisiológica que le causa temblores. En su corta filmografía se puede apreciar el peso de esta enfermedad, pues retrató el Síndrome de Tourette en "Harvey Krumpet" y en ésta "Mary and Max", su primer y hasta ahora único largometraje, hizo lo propio con el Síndrome de Asperger. Esta maravillosa película tardó cinco años en completarse y está basada en un hecho real, la propia relación que durante veinte años mantuvo Elliot con un amigo de Nueva York, con el que se carteaba viviendo él en Australia. Así, el filme narra la historia de amistad de una niña con un hogar con problemas y a la que nadie hace caso con un hombre de mediana edad, obeso y solitario, que no tiene a nadie en la vida. Entre ellos, surge algo especial, algo especial que sin embargo no se librará de enfrentarse a numerosos problemas, como cualquier relación de cualquier tipo. "Mary and Max" trata, esencialmente, el tema de la amistad. Sin embargo, se extiende a otros con lógica y coherencia que pivotan alrededor de éste y también de la soledad, la antagonista de la amistad. Los dos protagonistas son seres solitarios y rechazados, bichos raros en una sociedad demasiado igual, que no tolera al diferente y que lo margina. Curiosamente, ambos tienen adicciones: uno a la comida y la otra al alcohol. La adicción aparece tratada como un signo clave de los tiempos actuales, en los que las personas frustradas o insatisfechas se refugian en estímulos placenteros de los que abusar para poder huir. También, por supuesto, el mencionado Síndrome de Asperger es básico en la obra: relativamente "nuevo" (o por lo menos es ahora cuando se le está prestando atención), condena a los que lo padecen a una vida de incomprensión y problemas hasta para valerse por sí mismos. Mary pregunta en sus cartas a Max por la vida, por consejos para superar sus sinsabores, y Max no sabe desenvolverse siquiera en esta vida. "Mary and Max" es una película curativa. Habla de los problemas en relaciones estrechas con sinceridad y sin manipulaciones, y retrata a ambos personajes con sus méritos y defectos. Es dolorosa, pero sanadora. Y la animación, los decorados, el uso del color según cada escenario... Todo es magnífico, con un aroma clásico que se echa mucho de menos. Y, además, están ahí las voces de Phillip Seymour Hoffman (se le echa de menos) y de Tony Collette, y otras como las de Eric Bana o el comediante australiano Barry Humphries. "Mary and Max", multipremiada, y con razón, es una película algo desconocida que creo que nadie debería perderse.


sábado, 21 de octubre de 2017

CHICO & RITA de Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando - 2010 - ("Chico & Rita")


Chico Valdés es un anciano que vive en La Habana y que trabaja como limpiabotas en las calles. Su día a día es tranquilo, pero también triste, monótono y solitario. Chico esconde un pasado lleno de frustraciones y marcado por un amor problemático. Chico hace balance de su vida, y recuerda sus principales momentos... Y viaja a su ciudad en 1948, el año en el que conoció a Rita, la mujer que le cambió para siempre...


Cuando hay que meterle caña a Fernando Trueba, se la meto, y de forma inmisericorde. Porque cuando hace una película mala y nada interesante, hace una película mala y nada interesante con todas las letras. Ahora bien, cuando hay que alabarlo, lo alabo, y soy el primero. Y en 2010 se sacó de la manga la que es la mejor película de la historia de la animación española desde mi punto de vista: "Chico y Rita" (antes, en otro post, dije que era la también excelente "Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo" de Javier Fesser, pero no había visto todavía ésta y me retracto de ello). El irregular director se une aquí al artista multidisciplinar Javier Mariscal y narra una apasionante historia de amor a través del tiempo y de la Historia (valga la redundancia) y a través de numerosos países con el telón de fondo de la convulsa Cuba del siglo pasado y la dictadura de Fidel Castro. Chico y Rita se enamoran locamente en La Habana de 1948, una ciudad de noches eternas y fiestas interminables donde surgió alguna de la mejor música latina de todos los tiempos. Las cosas cambian entre ellos por diversas razones: desde sus diablos interiores hasta la situación social y política de su país. Quedan atrapados por el amor y por el odio, por el resentimiento y por la esperanza. Se evita el comentario político directo, eso sí, pero creo que el escenario es el que es y eso condiciona irremisiblemente también a los personajes (la censura sobre todo). Se retrata un mundo cambiante en todos los aspectos (desde en la mencionada política hasta en la música) mientras se hacen constantes homenajes a los grandes del jazz norteamericano y sudamericano, a las películas de los años cuarenta y cincuenta o incluso al cine de Woody Allen en algunos guiños. Muchos de los personajes que aparecen como secundarios fueron o son reales. Y bueno, está claro que Chico es el genio del jazz cubano Bebo Valdés (se llama además Chico Valdés), que además murió exiliado en Suecia hace bastante poco, en 2013. "Chico y Rita" es una fascinante historia de pasión interminable, de irremisible decepción, de alegría y de tristeza, sobre el amor, el paso del tiempo, la muerte, las nuevas oportunidades.


La película tiene un ritmo delicioso, y unos diálogos magníficos, y un tratamiento del drama genial y perfectamente acompasado. Muchos, muchísimos de sus momentos álgidos ponen los pelos de punta y llegan al corazón. Y es capaz de hacernos viajar, con una mezcla excelente de realismo y de romanticismo, de alegría de vivir y de melancolía otoñal, por unos países apasionantes y en cambio constante. La animación de "Chico y Rita" es además apabullante, y más teniendo en cuenta que la producción es española, que no tiene los medios de otros países con más experiencia en este campo como Francia, los USA o Japón. Los escenarios en especial son soberbios: el nivel de detalle es impresionante, y el tratamiento del color, y la luz, y la ambientación. Todo. Y hasta tenemos escenas de "acción" a lomos de esos fascinantes coches de la Cuba de los cuarenta. "Chico y Rita" es perfecta. Genial. Impecable. Preciosa. Bien por Fernando Trueba, y bien por Javier Mariscal. Ambos han conseguido construir uno de los grandes hitos de la animación española de todos los tiempos. Imprescindible.


viernes, 20 de octubre de 2017

LARA CROFT TOMB RAIDER II: LA CUNA DE LA VIDA de Jan de Bont - 2003 - ("Lara Croft Tomb Raider II: The Cradle of Life")


Lara Croft descubre, en un templo oculto en la isla griega de Santorini, un orbe que es la primera pieza en el puzzle del camino hacia la mítica Caja de Pandora, que según la leyenda contiene en su interior todas las epidemias. Unos misteriosos guerreros le roban sin embargo este orbe y entonces el MI6 contacta con ella... Ellos también andan detrás de este misterio. Lara se ve sumergida una vez más en una peligrosa aventura para salvar a la humanidad.


El holandés Jan de Bont es un afamado fotógrafo que, sin embargo, no ha destacado por nada en su salto a la dirección de cine, a la que se dedicaría en los USA con filmes comerciales habitualmente malos. Su primera película es de lo mejorcito que ha rodado: "Speed". Luego rodó el filme de catástrofes "Twister", la secuela de su debut "Speed II", el filme de terror "La guarida" y la comentada "Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida"; todas ellas son películas lamentables. Desde el año 2003 no se ha vuelto a poner tras una cámara de cine.


"Lara Croft: Tomb Raider" fue, a pesar de su pésima calidad como película y como adaptación de su videojuego homónimo, un éxito de taquilla, imagino que por el nombre que tiene el mencionado videojuego y por su protagonista, Angelina Jolie. Así que tuvimos secuela dos años después, aunque esta vez no tuvo tanta suerte, porque ya no recaudó todo lo que se esperaba y la tercera y programada entrega de la saga terminó siendo cancelada (por suerte para todos). Ahora de Simon West como director pasamos a Jan de Bont, que repite bodrio punto por punto. Lara Croft no evoluciona (si es que se desarrolló algo en la primera parte), los secundarios no aportan nada (ahora el compañero de la protagonista pasa a ser, de Daniel Craig, a un entonces poco conocido Gerard Butler que da vida a un personaje tosco y del montón), la trama es un despropósito que de nuevo se ventila en plan rollo conspiranoico de baratillo la Historia Universal, los diálogos singuen siendo apestosos, las escenas de acción siguen siendo aburridas y pencas, el desenlace es un timo de los gordos (en serio, es que es una resolución para idiotas) e incluso ahora se incluyen momentos de auténtica vergüenza ajena que dejan en pañales a los de la primera entrega. Entre ellos, maravillas como ver a Lara Croft dándole un puñetazo en los morros a un tiburón en el fondo del mar sin perder ninguna agilidad y usando a ese tiburón para subir a la superficie (agarrada de su aleta) o verla a ella y a su amigo Butler agarrados a sendas cuerdas y deslizándose boca abajo (sin quemarse las manos) mientras disparando matan a todo un ejército sin que les hagan ni un solo rasguño. Comedia involuntaria de matrícula de honor. Todo esto sin olvidar que la Jolie está completamente desganada, que la estética es chillona y los efectos especiales malos para la época (cantan a kilómetros) y que el ritmo es inexistente, por lo que la película es, aparte de ridícula, aburrida. No hay por donde coger a esta cosa. En serio: es de lo peor de la pasada década con diferencia, y supera a su predecesora, que ya es decir. Auténtica peste. Esperemos que el remake que se estrenará el próximo año le haga justicia a esta gran heroína de los videojuegos, porque sus dos primeras adaptaciones tienen tela marinera. Por cierto, que Jan de Bont desde 2003 no ha vuelto a dirigir nada. Curioso.


jueves, 19 de octubre de 2017

LARA CROFT: TOMB RAIDER de Simon West - 2001 - ("Lara Croft: Tomb Raider")


Lara Croft es una experta buscadora de tesoros, una de las mejores del mundo, aventurera sin miedo, fuerte y letal y descubridora incansable de secretos de la Antigüedad. Lara está a punto de enfrentarse, sin embargo, a la misión más peligrosa de su vida. Un objeto legendario conocido como el Triángulo de la Luz está en el punto de mira de la secta de los Illuminati, que pretenden utilizarlo, si lo encuentran, con oscuros propósitos. Sólo ella puede localizarlo antes y salvar al mundo de esta terrible amenaza.


"Tomb Raider" es una de las franquicias de videojuegos más importantes de la historia. Por muchas cosas, pero una de las principales es que su protagonista, Lara Croft, fue una de las primeras mujeres famosas de las consolas. Hubo otras antes, en otros juegos, pero ella fue un icono para toda una generación. Era, y es, una mujer empoderada, fuerte, independiente, luchadora, valiente, que se enfrenta sola a cualquier peligro, que maneja todo tipo de armas y que sale ilesa de todo tipo de situaciones peligrosas. No abundaban este tipo de personajes femeninos en los videojuegos de 1996, año en el que llegó al mercado el primer "Tomb Raider" e inauguró una saga que llega hasta nuestros días. Sus dos películas hasta la fecha (el año que viene se estrenará un reinicio protagonizado por Alicia Vikander, y por eso las comento ahora, para allanar el terreno ante lo que nos encontremos), por desgracia, fueron decepcionantes y lamentables. Lara Croft no se merecía semejantes bodrios. Hoy, por suerte, las producciones cinematográficas basadas en videojuegos han mejorado notablemente, aunque sigan creándose todavía bastantes bodrios. En los noventa y en la mayor parte de la pasada década, eran casi todas basura, y estas dos de las que hablaremos hoy y mañana no eran una excepción. Angelina Jolie daba el pego como la heroína, y tenía carisma, y es una buena actriz cuando quiere, pero si el guión es una basura, no hay nada que hacer. El mediocre Simon West se encarga de dirigir. Mal. Es un director habitualmente malo, y lo que nos deja, con el guión de Mike Werb, que no es que escriba maravillas, es un truñazo infame e insoportable. Protagonista invencible y sin lados oscuros, sin nada de profundidad. Secundarios tontos e inocuos (aunque sean buenos actores algunos, como Jon Voight, Iain Glenn o Daniel Craig). Historia penosa, con referencias históricas pasadas por el forro conspiranoico más cutre. Diálogos vergonzosos. Y escenas de acción sosas y aburridas solamente hechas para que Angelina Jolie se luzca y los efectos especiales también se luzcan. "Lara Croft: Tomb Raider" fue una vergüenza, una más de las adaptaciones patéticas de videojuegos de aquellos años, hecha sin ganas, sin cariño, sin dignidad. Un refrito de Indiana Jones penco con topicazos a mansalva e idioteces por doquier. Lara Croft, repito, no se merecía esta cosa infame. Y tuvo una secuela aún peor. Para mondarse.


miércoles, 18 de octubre de 2017

CAFÉ SOCIETY de Woody Allen - 2016 - ("Café Society")


Años treinta. El joven Bobby Dorfman abandona su Nueva York natal en busca de nuevas vivencias y se instala en Los Angeles. Allí, auspiciado por su tío Phill, un gran e influyente productor de cine de Hollywood, se sumerge en la vida social de otra ciudad que, como la suya, nunca duerme. En la meca de las estrellas conoce también a Vonnie, la secretaria de su tío, de la que se enamora... Bobby está a las puertas de su primera gran aventura vital, llena de estímulos y también de decepciones y duros golpes pero siempre apasionante.


"Café Society" es desde mi punto de vista una de las mejores películas de la última e irregular etapa de Woody Allen, y es la última de ellas que ha estrenado (en diciembre llegará "Whonder Wheel", la siguiente). Viaja el director neoyorkino una vez más a una década anterior, en esta ocasión a los años treinta, para retratar una vez más a la alta sociedad norteamericana con todas sus miserias de entonces, de aquellos años de crisis económica brutal que marcaron la historia mundial para siempre. Una vez más, tenemos sus asuntos habituales predilectos, pero una vez más también sabe darles él una vuelta de tuerca oportuna y clarividente, esa que cuando le sale bien es capaz de insuflar un soplo de aire fresco a algo que ya hemos visto de sobra. El tema central es, de nuevo, el del paso del tiempo y sus estragos emocionales y vitales, paso del tiempo que aquí se lo lleva todo por delante: a su alrededor bailan el amor, el dolor, la muerte, la familia, la valentía y la cobardía, el viaje iniciático, la huida hacia adelante ante el mencionado dolor y los recuerdos y su poder. El filme empieza como una comedia, pero va adquiriendo, poco a poco, de forma muy delicada (bravo por Allen) un tinte de drama romántico y melancólico que consigue emocionar y que se recibe muy bien. Los diálogos viran también: sin perder su ingenio, van tornándose de chispeantes a delicados, tristes incluso. Y la referencia a la época, desde musical hasta literaria o cinematográfica, está siempre presente (en el mismo título está: los Café Society eran los clubs de moda de la década de la Gran Depresión), mientras se comparan los mundos de las dos grandes urbes antagónicas de los Estados Unidos: la amada Nueva York de Woody y Los Angeles, ambas con estilos muy diferentes pero vidas desaforadas y apasionantes. De costa a costa transcurre todo, y se delinea un escenario novedoso que en los filmes del director, que últimamente han estado saltando también por las grandes capitales europeas, no había sido tratado.


Jesse Eisenberg y Kristen Stewart tienen una química verdaderamente prodigiosa como la pareja protagonista, y eso lo afirmo diciendo también que ninguno de los dos constan entre mis actores preferidos (los veo algo limitaditos). Los secundarios son también magníficos, en especial un Steve Carell fantástico, mientras que el propio Allen narra todo con una voz en off que aquí viene como anillo al dedo. El desenlace me parece también maravilloso, finalmente: una vez más, el director elige una noche de Fin de Año para cerrar su película, para cerrar una etapa y abrir otra nueva. Una estampa que ha revisitado mil veces pero con la que consigue conmovernos siempre. "Café Society" es un compendio más de todo lo que nos ha gustado y/o gusta de este director y cómico. Otro más. No es una de sus grandes obras maestras, pero es una película muy destacada, tierna, preciosa, con un aura romántica que consigue llegar al espectador y tocarle la fibra sensible. De lo mejorcito, como he dicho, de sus últimos años.


martes, 17 de octubre de 2017

BOLT de Chris Williams y Byron Howard - 2008 - ("Bolt")


Bolt, el super perro, es la estrella de las televisiones: sus aventuras son seguidas en todo el planeta y él vive en un mundo de fantasía donde es su propio héroe y en donde sus deseos son órdenes. Un día, sin embargo, algo terrible le ocurre: es enviado por error de Hollywood a Nueva York... Y descubre con horror que la vida fuera del plató no tiene nada de glamour. Bolt, si quiere volver a casa, tendrá que reestructurar todas sus creencias y aprenderlo todo desde cero.


"Bolt", sin ser una obra maravillosa, fue un soplo de cierto aire fresco en las producciones de Walt Disney después de una década bastante errática de películas muy irregulares y fracasos comerciales sonados que culminó con barrabasadas de la talla de "Zafarrancho en el rancho" o "Chicken Little" o con cosas tan flojitas como "Descubriendo a los Robinson". John Lasseter, desde la anterior película, estaba ya metiendo mano en los procesos creativos del estudio, y las mejores empiezan a notarse bastante, por fin. "Bolt", un proyecto que estaba ya en marcha en la compañía desde hacía tiempo y que Lasseter retocó y modificó según dicen hasta cambiarlo casi por completo (el mismo, mismito caso de la mencionada "Descubriendo a los Robinson"), no es como he dicho maravillosa, y tiene bastantes tópicos y fallitos, pero desde luego, y de una vez por todas, se ve muy bien, la animación es excelente y la trama no trata a nadie como a un imbécil. Para empezar, el drama y el humor están muy bien hilados juntos: van de la mano sin problemas, con fluidez, y ninguno cansa. Punto positivo. Luego, tenemos otra historia más de autodescubrimiento y superación (muy parecida, como han dicho tantas veces con acierto, a la de Buzz Lightyear de "Toy Story") pero que no hace moralinas ni abusa del pasteleo. Y finalmente, todo tiene mucho ritmo, las escenas de acción son originales y divertidas, los personajes tienen gracia (en especial la gata, el hamster y las palomas -a mi precisamente Bolt, el protagonista, me parece tal vez el menos interesante por lo manido de su comflicto-) y el desenlace, a pesar de que cae en el convencionalismo esperable, precipitado y cutre de siempre y en muchos lugares comunes, tampoco resulta horroroso. Es cierto que sigue sin estar, ni de lejos, al nivel de las mejores creaciones de Walt Disney, y tampoco de las de Pixar, pero por fin se empieza a ver una cierta luz al final del túnel en las producciones de la primera compañía, que llevaba demasiado tiempo sin dar pie con bola en una deriva errática muy, pero que muy preocupante. Curiosamente, tras esta película volvieron a la animación tradicional, a la que dijeron en 2005 que no volverían, con "Tiana y el Sapo", que se podía ver también bastante bien y que ya confirmaba que las cosas iban a ir a mejor (y así fue, porque luego llegó la estupenda "Enredados").


lunes, 16 de octubre de 2017

LOS HOMBRES LIBRES DE JONES de Gary Ross - 2016 - ("The Free State of Jones")


Norteamérica, 1863. Plena Guerra de Secesión. Newton Knight es un pobre campesino que no tiene casi nada y que, obligado a luchar en el ejército confederado, está harto de ver cómo la contienda defiende solamente los intereses esclavistas de los más ricos, que precisamente son los que se libran de ingresar en el ejército por tener dinero. Cansado de todo, deserta y crea, en los bosques, un grupo de rebeldes conformado por otros hombres que como él están en la miseria y por esclavos huidos. Pronto, se empiezan a hacer fuertes y numerosos... Y pronto, crean un estado de hombres libres contrarios a la esclavitud y a la explotación: el Estado Independiente de Jones.


Es una lástima que "Los hombres libres de Jones" se estrenase en los cines el año pasado sin apenas repercusión comercial y con unas críticas mixtas y templadas que creo que son bastante injustas. Es una lástima porque es una película excelente y que, aún contando una batalla más que todos nos sabemos de memoria por los derechos humanos en los tiempos del nacimiento de los Estados Unidos tal y como hoy los conocemos, lo hace de una forma excelente y hasta novedosa. Gary Ross, poco prolífico, es también bastante irregular. Su debut, "Pleasantville", de 1998, es una joyita y un prodigio de la originalidad y una película deliciosa. Sus dos siguientes obras no son terribles pero podrían haber sido sin embargo mucho mejores: "Seabiscuit" fue un correcto pero decepcionante viraje hacia la convencionalidad (drama de depresión económica y superación de manual) y la primera entrega de "Los Juegos del Hambre" (por suerte, Ross se largó de la saga pronto para no verse inmiscuido en su decadencia) es de lo mejorcito de la franquicia pero tampoco es una obra personal al ser un encargo. "Los hombres libres de Jones" está por suerte bien hecha, tiene personajes bien redondeados, sabe pasar de un periodo histórico a otro y de un género a otro (del bélico al drama social, y lo hace sin que se noten fisuras) y además nos regala un montaje que cuenta con bastantes sorpresas y que enlaza perfectamente los USA de la segunda mitad del siglo XIX con la primera del XX explicando perfectamente algunas de las carencias democráticas y problemas de racismo que el país, sobre todo en sus estados sureños, siempre ha tenido (y casi que todavía tiene, por desgracia). Matthew McConaughey está como siempre inmenso, y borda una vez más otro de sus grandes papeles de los últimos años, aunque este haya sido tal vez menos reconocidos que otros anteriores (de manera totalmente injusta).


Gary Ross dirige con fluidez y ritmo, y consigue que casi 140 minutos se pasen con rapidez y sin perder nunca el interés del espectador. La ambientación es excelente, la fotografía fantástica, las escenas de batalla igual de magníficas y el retrato de los Estados Unidos como un país de violencia y racismo casi atávico funciona. También se aleja todo del maniqueísmo, y se delinean a unos personajes bien redondeados que actúan conforme a sus tiempos oscuros de guerra, esclavitud, e injusticia (injusticia que también pagaban los blancos pobres del sur, no sólo los negros). No hay igualmente ñoñerías ni patriotadas cutres en sus discursos por la libertad y la igualdad, lo cual es muy de agradecer, ya que a muchos directores se les suele ir la mano con este tipo de charlas. "Los hombres libres de Jones" es un drama muy destacado, más que notable, que supone el regreso de Gary Ross a la personalidad autoral que abandonó después de "Pleasantville". Esperemos que siga en este camino.


domingo, 15 de octubre de 2017

EL TOPO de Tomas Alfredson - 2011 - ("Tinker Tailor Soldier Spy")


1973. Plena Guerra Fría. El agente del Servicio Secreto de Inteligencia Británico George Smiley es expulsado de la cúpula de la organización y degradado tras una misión fallida en Hungría que para colmo termina de forma sangrienta. George, que también pasa por un mal momento familiar tras haberse separado de su esposa, piensa seriamente en retirarse. Sin embargo, a pesar de haber sido acusado de negligencia, el organismo vuelve a reclamar sus servicios: sospechan de que hay un espía soviético infiltrado actuando contra Inglaterra y creen que Smiley es el hombre ideal para cazarlo. Él acepta. Y se sumerge en una misión llena de oscuridad donde nada es lo que parece ser.


Tomas Alfredson, tras su etapa en Suecia, su país natal, amplia y con filmes irregulares, dio el salto en 2011 tras la estupenda "Déjame entrar" al cine extranjero, y al británico en concreto, con "El Topo" (horrenda traducción para el mercado español de "Tinker Tailor Soldier Spy", mucho más relacionado con el argumento del filme y sus ironías). Si la semana pasada comentábamos la irregular saga de Jack Ryan, uno de los más famosos héroes de las novelas de espionaje de Tom Clancy, hoy nos toca hablar de George Smiley, personaje de varias novelas de John le Carré, también sumergido en el mundo del espionaje y que ha tenido a lo largo de las pasadas décadas desde películas hasta series de televisión (lo han interpretado Rupert Davies, James Mason, Alec Guinnes y Denholm Elliot). George Smiley es taciturno, serio, frío, tristón incluso, muy alejado del activo Ryan y menos dado a la acción. El tono de esta película también es muy diferente al de aquellas y, en general, al del thriller comercial al que estamos habituados. "El Topo" es una película dura. Larga, compleja, retorcida. La información se nos va dando con cuentagotas, y tenemos que ordenarla toda nosotros mismos, sin ayuda del director, que para colmo nos pone constantemente ante trampas. Dobles identidades, dobles agentes, conspiraciones inesperadas, juegos constantes, espejos cotidianos: nada es lo que parece ser y a veces justo lo contrario. Tomas Alfredson nos guía, por medio de una narrativa estricta y tajante, despojada de todo artificio, minimalista, por un mundo en constante cambio político y al borde del tumulto que retrata con una riqueza de ambientación preciosa. No hay acción al uso, ni romanticismo al uso, ni buenos y malos al uso en "El Topo", que por cierto tiene a un Gary Oldman absolutamente inolvidable y soberbio como personaje principal (en una de sus actuaciones para el recuerdo: otra más) y a un reparto de secundarios que es para caerse de espaldas: Colin Firth, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Tom Hardy, John Hurt, Ciaran Hinds y Toby Jones. Todos espectaculares.


"El Topo" es una película que no es nada fácil ni de afrontar ni de digerir y que exige un esfuerzo duro y constante por parte del espectador desde su inicio hasta su desenlace, ambos espectaculares. Pero precisamente por esto es un gran reto de 127 minutos delicioso, dedicado especialmente para los amantes del thriller de altura y del retrato político bien delineado, articulado y resuelto. A mi me parece una cinta magnífica que confirma definitivamente la calidad de un director sueco que sabe dar buen hacer y personalidad (a pesar de su brutal patinazo con la recién estrenada y horrorosa "El muñeco de nieve", de la que hablaré en las próximas semanas). Vean "El Topo" siendo conscientes de que no van a ver una película de James Bond, y ni siquiera una de Jack Ryan. En un buen momento y con la mente despejada. Y prepárense para un buen desafío fílmico en todos los aspectos. Lo dicho: una joyita.


sábado, 14 de octubre de 2017

ANNABELLE: CREATION de David F. Sandberg - 2017 - ("Annabelle: Creation")


1958. La hermana Charlotte, una monja encargada de un grupo de seis niñas huérfanas, se instala con ellas en el hogar del matrimonio Mullins, que ha ofrecido su gran casa en el campo para crear allí un orfanato. Los primeros días transcurren con normalidad y las chicas parecen estar encantadas con vivir en un lugar espacioso y sosegado. En la casa, sin embargo, hay un ambiente enrarecido y los Mullins, que pasan por una gran depresión a causa de la muerte de su hija, se comportan de forma extraña. Algo monstruoso empieza entonces a ocurrir...


Entre una cosa y otra, miles de sagas se nos han apuntado al rollo del universo común cinematográfico que han popularizado las franquicias en las pantallas de los superhéroes de Marvel y DC. No veo mala esta idea de grandes crossovers con películas relacionadas entre sí (es algo que en el cine no se había hecho tanto pero que en el cómic de superhéroes es habitual desde siempre). La última en unirse a la moda ha sido "Expediente Warren", que aparte de su secuela, tuvo una precuela con la historia de "Annabelle", la muñeca diabólica, que ahora acaba de estrenar a su vez otra precuela (o su pre-precuela o como se le quiera llamar) donde ahonda todavía más en su origen. David F. Sandberg, que el año pasado por estas fechas estrenó la estupenda "Nunca apagues la luz", es el encargado de dirigirla, y la verdad es que tras aquella buena película de terror decepciona, y bastante. "Annabelle: Creation" no es una mala obra teniendo en cuenta todos los bodriazos que anualmente se estrenan y que ponen al género a un nivel verdaderamente depauperado. El director crea un buen ambiente y, teniendo en cuenta que se encarga de una precuela de otra precuela, trata de hacer algo por lo menos digno. La cosa le sale bien a medias solamente. Por una parte, tenemos unos personajes que cumplen, una ambientación conseguida y algún susto apañado. Por otra, tenemos el festival de tópicos de siempre y, además, una falta de ritmo bastante notable en el final del filme y una trama llena de fallos. Como he dicho, hay algún susto apañado, pero por desgracia la mayoría son bastante típicos y esperables (imagen fea puesta de golpe con subida repentina del volumen: ya cansa). Y la trama tiene incongruencias por todas partes. Los protagonistas son muy tontos (se meten donde no tienen que meterse a que les den por saco y hacen gilipolleces como asomarse a un pozo oscuro al que acaban de tirar la muñeca de marras), pero el villano diabólico es verdaderamente gilipollas. Una presencia maligna que puede partir por la mitad a personas deja vivas a unas niñas y a una pobre monjita para que puedan vencerle cuando tiene oportunidades mil de acabar con ellas y fin de su problema. Más imbécil, imposible: vaya mierda de demonio, en serio.


Es cierto que las películas de terror se nutren de estos tópicos, pero es que ya delinear a antagonistas tontos del culo sobra. Hoy en día, hay muchas maneras de hacer algo de forma novedosa, y colocar la típica y tópica maldición de andar por casa llena de agujeros es una cutrada de las grandes. Por cierto que, además, aparte de la muñeca de marras, hay otros elementos como un espantapájaros que se mueve y que nadie sabe muy bien qué es lo que hace ahí y quién lo maneja (explicación cero, coherencia cero). Finalmente, el desenlace, como he dicho, es muy plasta. Carreras y sustos predecibles, carreras y sustos predecibles, carreras y sustos predecibles: todo alargado en una secuencia interminable y aburridísima que nos hace que perdamos el interés totalmente. A pesar de todo esto, sin embargo, tampoco podemos decir que el filme sea especialmente horroroso porque no tiene pretensiones, no trata de ir de lo que no es, no tiene momentos vergonzantes ni tampoco escenas que den la risa. Posiblemente le salva el pésimo nivel que hay en general en el género del terror, uno de los más vapuleados de todos, pero el caso es que a pesar de sus fallos y de su decepcionante trama "Annabelle: Creation" se puede ver sin resultar molesta. La recomendaría para muy fans del terror o para completistas de sagas. Y el año que viene, "Expediente Warren" estrena otra película de su universo: "La monja".