Porco Rosso

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martes, 2 de mayo de 2017

THE WIRE de David Simon - De 2002 a 2008 - ("The Wire")


En la gran ciudad de Baltimore, en Maryland, late un submundo gigantesco y peligroso dedicado al tráfico de drogas. La policía del lugar, sin embargo, trabaja sin descanso para tratar de frustrar este gran negocio. Alrededor de todos los miembros de este universo, desde detectives hasta mafiosos, bailan todos: desde los yonkis más tirados de las calles hasta la más alta política pasando por los jefes de las grandes instituciones o los trabajadores del puerto.


Lo dicen mucho, tal vez demasiado, pero creo que tienen sobrada razón: "The Wire" es una de las mejores series de toda la historia sin ninguna clase de discusión. Y miren que las hay buenas de verdad. Pero en el podio de las más grandes está esta maravilla de seguro, y en un lugar privilegiado. Creada por David Simon, que ya nos sorprendió antes con la excelente "The Corner", que era una antesala de ésta en gran medida, "The Wire" es una serie que, alrededor de un asunto central como son las escuchas telefónicas de la policía encaminadas a atrapar criminales, desglosa de forma crítica, agudísima, toda clase de asuntos sociales y políticos de todo pelaje. No se trata de una serie nada sencilla. De hecho, diría incluso que es claramente "anticomercial" con todas las letras. Para empezar, es un "slice of life" de principio a fin. Existen tramas centrales, pero no son lineales en absoluto. Los personajes, hasta los protagonistas a veces, van saltando en importancia de temporada en temporada. En algunas unos no aparecen para reaparecer en otras. Otros solamente son protagonistas de una sola. Y sus historias fluyen todas en el mar de historias comunes que es la ciudad de Baltimore, en Maryland, ciudad que es un trasunto de cualquier ciudad del mundo más o menos desarrollado, lleno de luces y de sombras, de maravillas y de horrores, de desesperación y de esperanza. David Simon se basó en su propia experiencia como reportero para el diario "The Baltimore Sun" y en las del también escritor y ex detective de homicidios Ed Burns; ambos son dos conocedores a fondo de esta gran urbe de los Estados Unidos, sobre la que también han llegado a publicar libros.


"The Wire" es una de esas pocas ficciones televisivas que ha llegado a alcanzar el dificilísimo o casi imposible incluso espectro de eso que conocemos como "lo universal". Sí, el asunto central es la droga y todo lo que se mueve a su alrededor, pero en sus cinco temporadas se profundiza, y bien, en la política, en la policía, en las mafias, en el menudeo, en los yonkis, en los rehabilitados, en los trabajadores y en los parados, en la marginación social, en el racismo, en el machismo, en la homofobia, en la vida en los barrios bajos, en la corrupción, en el populismo, en las mecánicas de las campañas electorales, en las demagogias y en la hipocresía social, en los personalismos, en el mundo de la abogacía, en el sistema penitenciario, en el sistema educativo, en la reinserción social, en la violencia atávica de la cultura de los USA, en las familias en descomposición, en el periodismo, en el capitalismo agresivo. "The Wire" es "todo", y cuando digo "todo" es "todo" con mayúsculas.


Cada temporada está dedicada a un segmento social de Baltimore. La primera se centra en la policía y en las mafias de la droga, la segunda en los estibadores del puerto, la tercera en los políticos, la cuarta en los centros educativos y la quinta en los medios de comunicación. Los personajes son de todo pelaje: policías entregados y corruptos, mafiosos con honor y sin honor, matones de tres al cuarto, políticos podridos y demagogos y políticos íntegros, jefazos de altas instancias de toda clase, abogados y jueces, trabajadores corrientes, yonkis de la calle, niñatos dedicados al menudeo, estudiantes, asesinos, periodistas, profesores, guardaespaldas, mendigos, ex drogadictos, ex matones en busca de una nueva oportunidad, parásitos sociales, ex soldados traumatizados por la guerra de Irak. La lista es interminable y cubre toda clase de razas, sexualidades y situaciones sociales y vitales. Y todos los personajes cambian sin cesar, como en la vida misma. Los oficios mutan de temporada en temporada, y también las visiones de la existencia, las filosofías, los métodos de actuar, las prioridades, los amores, los objetivos. "The Wire" es una de las series más completas y complejas de la historia. Y también una de las más gratificantes. Puede que uno no se enganche a ella en los primeros capítulos, pero si tiene paciencia suficiente descubrirá en su mundo uno de los universos más apasionantes y ricos de la historia de la ficción en la pantalla, grande y pequeña. Personajazos como McNulty, Kima, Avon Barksdale, el teniente Cedric, Bunk, "Stringer" Bell, Omar Little, Bubbles, Marlo Stanfield, Joe Proposition, Chris y Snoop, la familia Sobotka, Clay Davis, Tommy Carcetti o los niños diversos del instituto se quedan clavados en la memoria del espectador para siempre.


"The Wire" inicialmente no fue un gran éxito, pero las críticas fueron abrumadoramente buenas y poco a poco fue haciéndose con una legión infatigable de fans que nunca ha dejado de aumentar, a pesar de que tuvo saltos de temporadas (en 2005 y 2007 no se emitió, para cerrarse del todo en 2008). Grandes personajes de la cultura como el escritor peruano Mario Vargas Llosa la han alabado y muchos hemos echado de menos una sexta temporada de la que se llegó a hablar (al parecer quisieron que tratase sobre el mundo de los latinos de Baltimore) pero que nunca se terminó de materializar. Con esta serie he vivido momentos inolvidables. Solamente con las más grandes he tenido semejante experiencia. Y sus actores, tanto los profesionales como los que no (se nutrió muchísimo de vecinos de la ciudad y actores amateurs), están todos de matrícula de honor. Pero todos todos. Es imposible encontrar en esta ficción un solo personaje que no sea interesante o que no tenga un mínimo matiz que nos deje no preocuparnos por su destino. "The Wire" es una obra maestra total y absoluta, uno de los éxitos indiscutibles de la HBO y una de las maravillas más soberbias de la historia. Si no la han visto... ¿A qué están esperando?


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