Porco Rosso

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domingo, 7 de mayo de 2017

POWER RANGERS de Dean Israelite - 2017 - ("Power Rangers")


Cinco jóvenes muy diferentes del aburrido pueblo de Angel Grove cruzan sus destinos de casualidad. Todos son estudiantes conflictivos o marginados del mismo instituto y todos se van a encontrar con un gran misterio... Que les va a hacer descubrir una terrible amenaza para la humanidad que solamente ellos van a poder parar...


El sudafricano Dean Israelite ha dirigido hasta ahora dos películas para la filmografía norteamericana, ambas de aventuras y ciencia ficción: "Project Almanac" y "Power Rangers".


Este año, y siguiendo con la fiebre de reinicios a la que ya estamos acostumbrados, se ha estrenado el de los famosos "Power Rangers". Es un nuevo comienzo para la historia, con promesa de secuelas futuras si la cosa tiene éxito, que cuenta el origen de los cinco personajes básicos y su enfrentamiento contra su primera enemiga, Rita Repulsa (se intuye que otros como el Power Ranger de color verde o el otro villano principal, Lord Zedd, se han dejado para otras películas). Da bastante pena el caso de esta cinta porque, aunque parezca increíble, créanme que no empieza mal. Esencialmente, porque sus cinco protagonistas partían de premisas interesantes. La trama comienza como un homenaje a "El Club de los Cinco": presentando a unos estudiantes castigados por mal comportamiento a ir los sábados al instituto. Como he dicho, son interesantes, y ni siquiera son maniqueos. Uno es un estudiante malote y perdido, otra una niñata que hace putadas a sus amigas, otro un pringado marginado por todos, otro uno que carga con el drama de su madre enferma y otra una lesbiana a la que su familia no comprende. Esta última, que es el Power Ranger amarillo, es el carácter más interesante de todos, pues vive con unos padres conservadores que quieren para ella una vida mediocre, heterosexual y "normal y corriente" en el peor de los aspectos que ella detesta. Sí, la película es anti-homofóbica de forma abierta, y esto es una buena noticia porque deja patente que hasta el cine más comercial integra ya perfectamente a personajes gays en sus tramas. Por desgracia, toda esta promesa acaba tirada por la borda cuando aparece el elemento fantástico. Porque de repente los diálogos se idiotizan, los personajes dejan de avanzar, el humor empieza a dar vergüenza ajena (lo del Megazord bailando es terrible, para llorar), los villanos son patéticos y hasta estúpidos, el argumento se llena de tonterías y de lagunas gigantescas y hasta los combates son cutres e impostados, como los de la mencionada serie (e incluso tenemos unos efectos especiales inexplicablemente feos, pero feos, feos, feísimos). Lo que empezaba bien, con una promesa de ser por lo menos una cinta de aventuras con una mínima dignidad, termina siendo un bodriazo palomitero de tres al cuarto de la peor calaña. Doblemente terrible por habernos puesto un caramelito en la boca y habérnoslo quitado de improviso. Triste, muy triste. Y añadimos otro remake lamentable a la colección (aunque la película de 1995 era también asquerosamente mala y de la serie mejor ni hablamos).


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