Porco Rosso

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lunes, 8 de mayo de 2017

TRAIN TO BUSAN de Yeon Sang-ho - 2016 - ("Busanhaeng")


Corea del Sur. En un tren que viaja desde Seúl a Busan van toda clase de pasajeros, de todas las edades y de toda condición. Algo ocurre durante la travesía: se desata una misteriosa y terrible pandemia que transforma a las personas en zombies. Una pandemia que va a poner a todos los viajeros en peligro mortal y que les va a obligar a buscar juntos una forma de sobrevivir a ella.


Yeon Sang-ho, uno de los últimos maestros de la animación surcoreana, se desmarcó el año pasado del drama de crítica social de sus dos primeras películas, las soberbias "The King of Pigs" y "The Fake", para rodar dos de zombies. Dos. Una de animación y otra que fue su primera obra de imagen real. "Train to Busan" se estrenó en Corea el Sur en julio y "Seoul Station" en agosto para pasar juntas al poco tiempo a occidente con un éxito rotundo, y ambas pertenecen a la misma saga porque la segunda, aún siendo una historia independiente, es una precuela de los hechos que ocurren en la primera. Las dos siguen manteniendo de sobra la línea de calidad impecable de las anteriores, aunque la mencionada precuela, sobretodo comparada con la primera, resulte algo más floja y menos sorprendente. "Train to Busan" es una de las mejores películas de zombies de los últimos años sin ningún tipo de discusión. Y miren que hay películas de zombies: estamos sumidos desde hace más de una década en una moda de ficción de muertos vivientes que no tiene visos de acabarse y que va desde el cine y las series hasta la literatura pasando por los cómics y los videojuegos, amén de toda clase de merchandising. Realmente, "Train to Busan" no innova casi nada dentro de su género (que por otra parte puede que sea uno de los menos abiertos a la innovación que existen a estas alturas), pero está tan exquisitamente bien hecha que eso da completamente igual. Un grupo de personas normales y corrientes ha de sobrevivir a una pandemia de infectados salvajes dentro de un tren. Todo es delicioso: desde el retrato hondo y ambiguo de personajes, de toda clase y condición y especialmente de toda moral, hasta la moraleja, que viene a ser por enésima vez la de que el hombre es un lobo para el hombre mucho peor que cualquier tipo de zombie, pero lúcidamente recreada y tratada, con limpieza y sin explicaciones baratas y también sin moralinas de ningún tipo.


La acción de "Train to Busan" es una delicia: frenética, vertiginosa, llena de escenas de tensión sublimes, de persecuciones que ponen el corazón en un puño, de luchas sangrientas llenas de garra y de realismo y de claustrofobia excelentemente explotada. Solamente escenas como la de las escaleras mecánicas deberían hartarse de premios y premios porque ponen por completo los pelos de punta. Y con unos efectos especiales magistrales, de altura, y unas interpretaciones fantásticas y entregadísimas. Yeon Sang-ho ha sabido cambiar de medio y demostrar que se mueve tanto en la animación como en la imagen real como pez en el agua. Imprescindible para los fans del género y para cualquier amante del buen cine, sea de terror o no.


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