Porco Rosso

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miércoles, 29 de junio de 2016

DOMINGO SANGRIENTO de Paul Greengrass - 2002 - ("Bloody Sunday")


30 de enero de 1972. Domingo. En la ciudad de Derry, en Irlanda del Norte, se prepara una manifestación pacífica a favor de los derechos civiles y en contra del encarcelamiento sin juicio de sospechosos de pertenecer al IRA. El apoyo de la población es enorme, y muchas personalidades políticas van a estar presentes en la marcha, que va a ser vigilada por las autoridades británicas. Algo terrible, sin embargo, va a ocurrir inesperdamente... Algo que va a marcar para siempre a toda Irlanda y a Inglaterra.


"Extraña petición" fue una película extraña, valga la redundancia, y primeriza en la filmografía de un todavía inexperto Paul Greengrass y bastante irregular y olvidable. "Domingo sangriento" fue, cuatro años después, la que le lanzó a la fama y la que empezó a consolidar su forma de hacer cine. En un estilo de documental dramático, con una cámara abrupta de forma consciente colocada a pie de calle, extremadamente realista, el director inglés recrea los terribles acontecimientos del domingo que da nombre al filme, el del 30 de enero de 1972 en la ciudad de Derry, en Irlanda del Norte, la matanza indiscriminada que dio título a la mítica canción de los irlandeses U2 "Sunday Bloody Sunday". Ha sido este hecho histórico retratado ya bastantes veces en la pantalla, tanto en forma de documental como en forma de ficción como en formato mixto, pero posiblemente la de Greengrass sea la más destacada de todas las versiones que se ha hecho hasta la fecha. Con constantes fundidos a negro el director pasa constantemente de un bando a otro, de una zona de la ciudad a otra, de una nacionalidad a otra (ingleses e irlandeses) y de una generación a otra para mostrar de forma acompasada lo que va ocurriendo a lo largo de la población afectada antes, durante y después de la trágica manifestación que acabó en represión violenta y mortífera. No juzga, sólo muestra: es algo que hará en otras películas posteriores que rodará, y es algo que es de agradecer. Los hechos se describen por sí solos tal y como ocurrieron, y eso ya nos da un juicio al espectador sobre el que reflexionar. No hay maniqueísmo que valga, aunque el discurso final de un genial James Nesbitt (qué bueno que es este actor) no pueda evitar el posicionamiento del director finalmente (aunque como he dicho, nada maniqueo).


Todos los bandos aparecen representados en "Domingo sangriento", y todos los problemas que entonces asolaban a Irlanda del Norte: paro juvenil y falta de oportunidades, división entre irlandeses e ingleses y entre católicos y protestantes, prejuicios e hipocresía social, influencia de la religión y sus agentes en la situación social, terrorismo independentista y de estado, fanatismo político (de ambos grupos enfrentados), represión y opresión y familias divididas. El fresco que Paul Greengrass dibuja es perfecto y redondo. Y queda, además de la representación histórica del momento, también perfecta con toda su tensión a punto de estallar, unas escenas de "acción" fantásticas, dinámicas, realistas, brutales, sin concesiones, que ya daban una prueba de lo que la posterior carrera del director, que se lanzaría a terminar la saga de Jason Bourne en poco tiempo, iba a ser. "Domingo sangriento" es una joyita del cine político, demoledora y que es extrapolable a conflictos de todo el mundo, como el buen cine histórico.


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