Porco Rosso

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jueves, 28 de enero de 2016

SOLAS de Benito Zambrano - 1999 - ("Solas")


Rosa, una anciana que ha pasado toda su vida encerrada en su pueblo y aplastada por un marido machista y maltratador, viaja a Sevilla unos días porque a éste le han ingresado en el hospital. Allí, se queda en casa de su hija María, que malvive en un piso oscuro y miserable de trabajos esporádicos y que esconde su enorme frustración vital y su soledad en el alcoholismo. Rosa y María tienen sus vidas destrozadas y parece que ya nada para ellas tiene solución. Sin embargo, en estos pocos días van a cambiar, inesperadamente, muchas cosas...


Multipremiada en España, en Sudamérica y en el Festival de Cine de Berlín de su año, "Solas" fue el debut de Benito Zambrano en la dirección de largometrajes y arrasó totalmente con la crítica. Y no es para menos, porque es una de las películas más bellas del cine español de finales de los años noventa. Porque Zambrano está en plena forma y lleno de energía para afrontar su primer gran proyecto, porque Maria Galiana y Ana Fernández están simplemente soberbias en sus papeles y porque en un cine español bastante anquilosado entonces llegó esta confluencia de artistas con un drama desgarrador y cinematográficamente fresco en nuestra filmografía. La soledad es el asunto central de esta obra, y también la pobreza y sus efectos. La combinación de drama social y melodrama que hilvana Zambrano es magistral y no tiene una sola fisura, un solo defecto. "Solas" habla de personajes que nacen estrellados, de miseria casi endémica, de brutalidad e hipocresía, de machismo, de violencia hacia la mujer y, esencialmente (porque todos estos asuntos están contenidos en éste) de la pervivencia de las viejas y terribles costumbres del patriarcado clásico en la sociedad moderna, patriarcado que todavía tiene más poder en los pueblos pequeños y que a pesar de todo se resiste a morir en las ciudades. Otro asunto importante es el del abandono de los ancianos, que al final de su vida se ven solos y sin nadie con quien compartir nada. La película es dura, cruda, muy cruda, y desgarrada, y sin concesiones. Sus personajes están maltratados, ajados en su juventud y destrozados en su madurez. Sin embargo, Benito Zambrano propone una luz al final del túnel. Lejos de los habituales efectismos retorcidos en este tipo de dramas, "Solas" es también una obra sobre el optimismo, sobre la necesidad de seguir adelante en la vida por muy perra que sea.


El ritmo de la película está perfectamente desplegado, así como sus escenas dramáticas dosificadas y ordenadas. Su cotidianeidad salvaje y mortífera se da la mano con coherencia con su salida hacia lo aparentemente imposible, hacia la esperanza que aparece en el momento menos esperado y de la mano de la persona menos esperada. Los diálogos están elaborados con mimo y son muy lúcidos y perfectamente identificables en cualquier de nosotros, y los personajes están excelentemente construidos. No puedo dejar de repetirlo: María Galiana y Ana Fernández están soberbias. Sin ellas, la película no habría sido tampoco lo que es; una obra maestra del cine español. "Solas", adaptada también al teatro con éxito, catapultó a Benito Zambrano a la fama y le permitió seguir con su carrera, que creo que en parte se ha desinflado tras su debut, aunque lo cierto es que no es nada prolífico.


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