Porco Rosso

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viernes, 2 de octubre de 2015

DESMONTANDO A HARRY de Woody Allen - 1997 - ("Desconstructing Harry")


Harry Block es un escritor de Nueva York que ha alcanzado el reconocimiento literario pero que se ha quedado bastante solo en la vida por poner a parir en sus novelas a sus familiares y amigos. Es ególatra y soberbio pero a la vez inseguro y neurótico, y se encuentra depresivo pero es incapaz de cambiar nada para que las cosas vayan mejor y pasa sus días de soledad con prostitutas y entre adicciones. Y por si fuera poco, ahora se enfrenta también a un bloqueo creativo. Cuando la universidad en la que estudió quiere hacerle un homenaje y darle un premio por su obra, se encuentra con que nadie quiere acompañarle. Harry, a partir de este momento, va a reflexionar sobre su vida tal y como ha sido hasta este momento.


"Desmontando a Harry" es para muchos la gran "última obra maestra" de Woody Allen. Yo pienso que no lo es: es desde luego una obra maestra, pero aunque desde finales de los noventa la filmografía del neoyorkino es cierto que empieza a volverse más irregular (porque digan lo que digan hacer una película por año, puntual, durante décadas y décadas, es una labor titánica pero que ciertamente termina agotando), todavía le quedan al autor muchas cintas magistrales y muchos años de creaciones fantásticas. "Desmontando a Harry" es una suerte de parodia tragicómica de la mítica "Fresas salvajes" del adorado por el director Ingmar Bergman: el propio Allen, una vez más, da vida al protagonista, que ahora es un individuo bastante despreciable que se ha quedado bastante solo en la vida a base de contar en sus novelas todas las intimidades de sus familiares y amigos, a los que pone a parir sin miramientos. Este personaje, que es por cierto el Harry al que el título del filme hace referencia, es cínico y desconsiderado, ególatra y soberbio pero a la vez neurótico e inseguro, adicto al sexo y a las pastillas, emocionalmente mediocre y depresivo y además se cree intelectualmente superior a todo el que le rodea. ¿Les suena? Sí, desde luego que la sombra del maestro del cine sueco es alargada. Su vida, por supuesto y como se imaginan, va a experimentar un cierto giro: tiene que ir a recoger un premio que le da su universidad pero nadie quiere acompañarle por las cabronadas que hace a todo el mundo. Así que tiene que buscarse la vida tal vez por primera vez en la vida, valga la redundancia.


"Desmontando a Harry" es una película con una trama genial, cínica e irónica hasta cotas increíbles, que reflexiona sobre los asuntos de siempre del director (sexo, filosofía, religión, vida y muerte...) mientras le pone un turbo al juego metafísico y a la discusión sobre la realidad y la ficción y la verdad y la mentira mientras tampoco deja de poner a parir a las clases altas intelectuales (o deberíamos decir mejor intelectualoides) norteamericanas. Nueva York vuelve a ser el escenario y el jazz pone de nuevo el ambiente, aunque en lo visual la película es bastante más heterogénea que otras del autor: presenta cortes bruscos a veces, efectos especiales curiosos, herencias completamente teatrales o una estética cruda heredera de la de la Nouvelle Vague. "Desmontando a Harry" es una desternillante comedia seria absolutamente magistral que, tras obras dignas pero indudablemente más flojas como "Poderosa Afrodita" o "Todos dicen I love you", despunta con fuerza. Imprescindible.


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