Porco Rosso

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jueves, 1 de octubre de 2015

LA CONDESA DESCALZA de Joseph L. Mankiewicz - 1954 - ("The Barefoot Contessa")


Harry Dawes, director de cine norteamericano, asiste al funeral de la condesa Torlato-Favrini, antes conocida como Maria Vargas, una de las actrices y bailarinas más famosas y brillantes de su generación. Harry recuerda, en el entierro, cómo la descubrió... Y recuerda también cómo pasó de ser una desconocida a una estrella total y cómo esto, sin embargo, la precipitó a la vez al peor de los infiernos personales.


"La condesa descalza", posiblemente una de las películas más glamourosas de la historia del cine, es también una de las mejores descripciones del lado más oscuro de la fama que nunca se han rodado. Joseph L. Mankiewicz, que ya despellejó antes y sin piedad el cruel mundo del espectáculo en su magistral "Eva al desnudo", repite el asunto central aunque ahora se marcha del mundo del teatro al del cine y al de los espectáculos musicales. Por medio de una trama que se va hilvanando con los recuerdos y las opiniones de los personajes que la conocieron, se teje la historia de Maria Vargas, una bailarina española descubierta por Hollywood y llevada por los gerifaltes de dicha industria a lo más alto. "La condesa descalza" analiza con un agudo ojo la cultura de la personalidad y la fama, la competitividad descarnada en el mundo del cine, las conspiraciones y el reino del dinero que todo lo mueven y la bajada a los infiernos de algunas personas inmersas en este mundo que, a pesar de tenerlo todo, caen presas de sus propios demonios y de los del capitalismo salvaje. Joseph L. Mankiewicz entrega, por supuesto, unos diálogos maravillosos marca de la casa que ponen la nota de ironía y también de tristeza que el significado de la historia necesita.


Ava Gardner está esplendorosa como la protagonista. Entrega uno de sus mejores papeles, un papel que exuda sufrimiento, que duele de verdad, que arrastra al espectador a su belleza y a su tristeza y que ha quedado como una de sus mejores interpretaciones y como un papel clave del cine norteamericano de su edad dorada. Le acompaña un también magnifico Humphrey Bogart y secundarios como Edmund O'Brian brillan. Las localizaciones de "La condesa descalza" son una maravilla finalmente, una delicia tanto de los interiores de lujo como de los parajes naturales. Escenarios inolvidables y a la vez románticos ideales para esta historia de ascenso y caída que vuelve a atacar al Hollywood de su momento. Otra obra fantástica de este imprescindible director.


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