Porco Rosso

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martes, 15 de septiembre de 2015

CHINATOWN de Roman Polanski - 1974 - ("Chinatown")


Los Angeles. 1937. El cínico detective Jake Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de una mujer que dice ser la esposa de Hollis Mulwray, el ingeniero de la compañía de aguas de la ciudad. La mujer sospecha de que su marido le está siendo infiel. Jake comienza a investigar el que parece ser un caso cotidiano más de cuernos... Y pronto se abre ante él una enorme y oscura trama de corrupción y de intereses secretos... Que le va a poner en un serio peligro.


Roman Polanski se recuperó del patinazo de la bastante insoportable "¿Qué?" con "Chinatown", que inaugura para muchos el retorno del director polaco a la calidad de su primera etapa, la anterior al tristemente célebre asesinato de su mujer, la actriz Sharon Tate, que le marcó para siempre (aunque para mi su injustamente olvidada e infravalorada versión de "Macbeth" tiene una calidad probada y sobrada). "Chinatown" es una de las mejores películas de toda la historia del cine negro. Con un sabor conscientemente añejo acertadísimo, Polanski homenajea a todo este género de su época dorada de Hollywood, los años cuarenta, cincuenta y sesenta, y despliega una trama maravillosa en la que, por supuesto, el drama y la crítica social se dan la mano, como en toda buena historia negra. Un esplendoroso y mítico Jack Nicholson y una brillante e inolvidable Faye Dunaway protagonizan la cinta con un John Huston que también se saca de la manga una interpretación excelente. Los diálogos son simplemente soberbios, cargados de ironía y de frases míticas; la ambientación es una delicia, la trama es un ejemplo de coherencia, ritmo, potencia y buena historia que se debería estudiar en escuelas de cine y en talleres de novela negra, los personajes son un dechado de carisma y los asuntos que trata son lúcidamente tratados, valga la redundancia (el amor, el destino, la fatalidad, la muerte, las relaciones familiares, la violencia, la corrupción...). "Chinatown" trasciende el homenaje y se pone perfectamente a la altura de las mejores obras maestras de su género.


Es cierto que ésta es una de las películas menos "polanskianas" de la primera filmografía de su creador. Eso no es malo: el director se aleja de sus mundos kafkianos para rodar una obra más clásica (en el mejor de los sentidos) y demuestra sobradamente que es un todoterreno total capaz de incursionar en toda clase de géneros (siempre lo ha sido y lo sigue siendo hoy). Sí que imprime, de todas maneras, su aura fatalista, su sentido del humor cínico y extraño, su tratamiento estrambótico de los personajes y su ambientación cuidadísima. "Chinatown", con un desenlace de infarto, cargado de deliciosa melancolía, es una obra maestra indiscutible. Tuvo una secuela que rodó Jack Nicholson ya en 1990 y que fue, además de innecesaria, bastante discretita. De ella hablaré mañana.


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