Porco Rosso

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viernes, 26 de junio de 2015

LA VIDA DE BOHEMIA de Aki Kaurismaki - 1992 - ("La vie de bohème")


Marcel es escritor, Rodolfo es pintor, y Shaunard es músico. Los tres son amigos, los tres viven en París y los tres son pésimos en sus respectivos artes. Sin embargo, no cesan de producir obras y de intentar lograr el reconocimiento. Para ello, lo han sacrificado todo: son pobres, siempre están con el agua al cuello y no tienen mucho tiempo para encontrar el amor. Sin embargo, han elegido con libertad lo que quieren ser, y eso es algo que les llena y que no cambiarían por nada. En París, viven constantes aventuras en su loca vida bohemia.


Aki Kaurismaki ambientó "Contraté un asesino a sueldo" fuera de su Finlandia natal; lo hizo en Inglaterra, y su siguiente película, "La vida de bohemia", basada libremente en el libro "Escenas de la vida de bohemia" del escritor francés Henri Murger, la ambientó en Francia y concretamente en París, la capital europea de la cultura. "La vida de bohemia", aunque tiene muchos puntos sociales, la marca de la casa del director finlandés, se centra especialmente en retratar la lucha por desarrollar su arte de un grupo de artistas paupérrimos. Un pintor, un escritor y un músico que son verdaderos desastres en sus respectivas disciplinas se empecinan de forma heroica en entregarse a ellas. A toda costa. A pesar del hambre, de la miseria, de la falta constante de dinero, de las pocas posibilidades que su entrega les deja para el amor, de la certeza de que no tienen ningún futuro como artistas. Nunca desisten, como ese Ed Wood que retrató Tim Burton que hacía películas deleznables pero que no cejaba en su empeño de rodar y rodar. Kaurismaki lanza el mismo mensaje: uno debe entregarse a lo que le llena, a lo que verdaderamente da sentido a su vida, aunque, incluso, no valga para ello. La película está rodada con el toque habitual del director: es tajante, directa, minimalista, de diálogos escuetos y acciones aún más escuetas pero cargadas de significado, con un espacio para el lirismo, con un humor inteligente y algo marciano, y con referencias artísticas constantes (musicales son sus preferidas, pero aquí las hay al cine, a la poesía, a la literatura, a la pintura). Existe también un poso estético heredero de la Nouvelle Vague (con su blanco y negro "puramente parisino", ustedes me entienden) que Kaurismaki hace propio.


Los actores que dan vida a estos bohemios entrañables están en total estado de gracia. En especial un Matti Pellonpää (uno de los actores fetiches del finés) que transpira tristeza y ensoñación con maestría sin par. La película es triste, muy triste, pero también ensalza la amistad como un valor supremo, así como el amor, que redime a los seres más desfavorecidos o automarginados. "La vida de bohemia" habla de sacrificio: sacrificio por el arte pero también por los demás, por las personas que se eligen para compartir una vida. El desenlace del filme pone los pelos de punta. Es ésta una de las mejores obras de Aki Kaurismaki, una de sus obras maestras.


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