Porco Rosso

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miércoles, 18 de marzo de 2015

TARÓN Y EL CALDERO MÁGICO de Ted Berman y Richard Rich - 1985 - ("The Black Cauldron")


El reino de Prydain está amenazado por el malvado Rey del Mal, que quiere someterlo y que codicia un caldero ancestral que según dicen las leyendas puede otorgar un poder sobrenatural a quien lo use. Tarón es un joven valeroso con otra gran arma: la ayuda de una espada mágica. Junto a sus amigos, se va a ver envuelto en la conspiración del Rey del Mal... Y va a luchar para pararle los pies a él y a su ejército de monstruos.


Cuando hablé hace unos meses de "Tod y Toby", ya dije que, por lo menos para mi, la llamada "Etapa Oscura" de Walt Disney no me parece tan oscura (salvo tal vez "Oliver y su pandilla", la más floja de las cuatro películas que el estudio realizó entre "Los Rescatadores" y su resurgimiento de "La Sirenita"). "Tod y Toby", "Tarón y el Caldero Mágico" y "Basil, el ratón superdetective", me parecen películas excelentes y bastante olvidadas e infravaloradas. "Tarón y el Caldero Mágico", una cinta ciertamente maldita para el estudio, fue un intento de, a mediados de los años ochenta, apuntarse dicho estudio al carro de la fantasía heróica y de espada y brujería que estaba tan de moda y que era tan comercialmente efectiva en aquella década, dominada en las carteleras de aventuras por películas como "Conan, el Bárbaro" y sus sucedáneos ("El Señor de las Bestias", "Red Sonja"...), las películas del género de Ralph Bakshi como "Tygra, fuego y hielo", clasicazos como "Excalibur" o "Willow", fracasos de culto a pesar de todo como "Legend" o adaptaciones tan discutidas como "Masters of The Universe" o "La Historia Interminable". Basada libremente en la saga de "Las Crónicas de Prydain" de Lloyd Alexander, "Tarón y el Caldero Mágico" es una película atípica para la compañía de Mickey Mouse y cía: es muy oscura, es "violenta" para los cánones de Disney, es sexy (con pesonajes muy sexuales) y no tiene canciones (fue la primera de toda la historia del estudio que no las tuvo). Fue hasta víctima de la censura: en el pre-estreno, hubo indignaciones de padres que fueron a verla con sus hijos y que salieron de la sala al ver a un grupo de zombies descomponiéndose (escena que fue eliminada).


"Tarón y el Caldero Mágico", a pesar de todo, tiene el mensaje de siempre de todas las producciones de Walt Disney: es una oda a la amistad, a la lucha por un ideal, al amor y a la fraternidad y al combate contra el mal. Aún así, no se le perdonó el hecho de ser tan sombría (se ha dicho hasta la saciedad, pero uno de los diseñadores del filme fue un primerizo Tim Burton), aunque desde luego películas como "Pinocho", de cuando el propio Disney estaba vivo, me parecen mil veces más terroríficas que ésta. Quitando todo esto, hay que decir que el filme se sigue bien, que es entretenido y que la animación es una delicia, así como sus decorados (con un nivel de detalle fantástico). Es cierto que es un resumen a lo bestia de los dos primeros libros de su saga literaria (como solía hacerse entonces: Bakshi lo hizo con "El Señor de los Anillos"), pero en todo momento el conjunto es efectivo. "Tarón y el Caldero Mágico" fue un fracaso en las taquillas que hundió a Disney todavía más de lo que lo estaba (se encontraba divagando entre producciones animadas sin éxito y otras de imagen real que eran absolutamente desastrosas), fue una película que tardó años en estrenarse en los videoclubs y, además, la princesa Elena de la obra no fue nunca incluida en la serie de las "Princesas Disney". Una pena, porque la película es buena, desde luego, aunque no esté al nivel argumental de las obras maestras del estudio.


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