Porco Rosso

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martes, 16 de diciembre de 2014

EL CAMINO A CASA de Zhang Yimou - 1999 - ("Wo de fu qin mu qin")


Luo Yusheng nació en el campo, pero lo abandonó hace mucho tiempo para vivir en la ciudad. Ahora su padre ha muerto y ha vuelto unos días a su pequeño pueblo para la celebración del entierro y para acompañar a su madre en este duro momento. Luo no sabe mucho del pasado de sus padres y nunca ha tenido una relación demasiado estrecha con ellos. Luo está a punto de conocer la historia de amor de ambos, una historia marcada por la rebeldía social y la persecución política que le va a sorprender.


Zhang Yimou estaba de enhorabuena en 1999. Preso de un estallido de creatividad y bendecido por las musas, estrenó dos de sus grandes obras maestras durante ese año: "Ni uno menos" y "El camino a casa". La segunda de ellas es, posiblemente, incluso mejor que la primera, la cual comenté ayer. "El camino a casa" vuelve a ser una historia típica de Yimou en la que una mujer oprimida por la sociedad represiva en la que le ha tocado vivir lucha contra ella y rompe las reglas. Es curioso que el gobierno chino de finales de los noventa hubiese permitido una película como "Ni uno menos", en la que se cuestionaba directamente, sin medias tintas, el sistema educativo del país y otros asuntos como la pobreza, el éxodo rural o la ineficacia y deshumanización de las administraciones. Es todavía más curioso que fuese tolerada "El camino a casa", en la que se hablaba directamente de persecución política. El director chino toca infiminidad de asuntos en una historia aparentemente sencilla sobre el amor más apasionado. Esto es una muestra de su enorme capacidad para sintetizar y crear un fresco social completo de algo que parece ser casi anecdótico. Yimou habla de las diferencias entre el campo y la ciudad, de las bondades y problemas de cada uno, del desfase generacional, de la hipocresía social, de la intolerancia política y cultural, de la familia, de las relaciones entre padres e hijos y por supuesto del amor. La China de nuestros días (el filme tiene sólo quince años; no es demasiado tiempo) termina expuesta sin tapujos. Mucho más que en "Ni uno menos" o que en películas herederas de ésta como "Qui Jou, una mujer china". Mucho más que en "Sorgo Rojo", "Ju Dou" o "La linterna roja", que se amparaban en el pasado del país para hablar de su presente.


"El camino a casa" es una parábola social brutal bajo su envoltorio de historia de amor. El referido amor es básico en su trama, pero es sólo los cimientos de la obra. Como he dicho, en "El camino a casa" se habla de persecución política, de pura intolerancia de un régimen dictatorial como lo fue (como lo es, dicen muchos hoy todavía) el chino de la mayor parte del pasado siglo. Una jovencísima Zhang Yiyi, entonces menos conocida que ahota, es la protagonista de esta obra maestra. Entrega un papel fascinante, sentidísimo, contenido y sufriente en sus justas medidas. El aspecto visual de la película es una maravilla, una preciosidad: el campo es un paraíso de color que, como un personaje más, refleja lo que sus pobladores sienten con su presencia. La cámara es delicada, la narración minimalista pero cargada de significado, el drama está perfectamente dosificado. "El camino a casa" es, posiblemente, la mejor película de Zhang Yimou.


2 comentarios:

  1. Una absoluta obra maestra, fue mi primera película de Zhang Yimou y también la que me descubrió a Zhang Ziyi, a la que después vería en "Tigre y Dragón" de Ang Lee. Creo que es muy superior a sus películas más de culto de principios de los 90 ("La Linterna Roja", "Vivir", "Semilla de Crisantemo" y todas esas que se me hicieron un poco pesadas). Para mi Yimou volvió a dar en el clavo con "Amor Bajo el Espino Blanco" y junto a esas apuntaría la magistral "Hero", donde comenzó su trilogía de género wuxia. Para mi estos tres títulos son mis preferidos del genial director chino.

    ¡Saludos!

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  2. Una delicada película de cine asiático: bien trazada, montaje y fotografía perfecta y personajes que saben combinar, a la perfección, dulzura con rudeza. Gran entrada, caballero.

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