Porco Rosso
jueves, 21 de agosto de 2014
HELLBOY de Guillermo del Toro - 2004 - ("Hellboy")
Hellboy es un poderoso demonio que fue originalmente creado para desatar el Apocalipsis. Sin embargo, su destino cambió y hoy protege a los humanos desde la Unidad de Defensa e Investigación Paranormal junto a sus amigos, el profesor Broom (su padre adoptivo, que le crió como a un niño normal), el hombre pez Abe y la mujer piroquinética Liz, con la que mantiene una tormentosa relación de amor-odio. Ahora, todos van a tener que enfrentarse a la conspiración más terrible que han conocido: el malévolo y legendario brujo Rasputín, junto a un grupo de viejos nazis, planea traer al mundo al dios Samael, portador de la destrucción y el caos Y para ello pretende utilizar al propio Hellboy.
Dentro del "boom" de adaptaciones de cómics de superhéroes que empezó en el año 2000 y que todavía continúa, una de las más aceptables creaciones de este género ha sido desde mi punto de vista Hellboy, cuyas aventuras fueron creadas por Mike Mignola en 1994 y cuyas dos entregas fílmicas hasta la fecha han sido rodadas por el mexicano Guillermo del Toro. Hellboy es un diablo que, creado para desatar el Apocalipsis, ha sido educado por un humano y, de fondo bondadoso, trabaja para la Unidad de Defensa e Investigación Paranormal. En esta primera parte de sus aventuras, Hellboy se enfrenta a Rasputín y a sus aliados, viejos nazis que le quieren utilizar para sus propósitos: dominar a un poderoso Dios maligno que se encuentra en otra dimensión. Guillermo del Toro, que, dejando a un lado la irregularidad que le caracteriza y que le lleva a crear obras desafortunadas como Mimic o El Espinazo del Diablo, suele entregar un cine de aventuras y de acción solvente (Blade II, verdaderamente divertida a pesar de no ser ninguna maravilla si se la mira sin prejuicios) y cintas fantásticas geniales como Cronos o El Laberinto del Fauno (una de sus mejores creaciones sin ninguna duda), sabe llevar a las pantallas esta gran obra del cómic moderno con pulso, ritmo, imaginación y, sobre todo, con dignidad.
Hellboy mantiene la personalidad original de la obra escrita homónima de Mignola (el ambiente oscuro conscientemente pulp con retazos de folclore y mitología clásica y, además, referencias marcadísimas a los mundos de H.P. Lovecraft) mientras desarrolla una trama divertidísima de aventuras en las que el equilibrio entre acción, drama, romance y humor (humor que no resulta vergonzante a pesar de la muchísima chulería canalla que destila el protagonista) cargada de personajes verdaderamente carismáticos (el legendario y malévolo Rasputín, Abe, el hombre pez; la piroquinética Liz, la clásica máquina de matar nazi-robótica, el sabio doctor Broom ), muy bien interpretados (Ron Perlman especialmente es clavado al protagonista de los cómics) y que, además, tienen una mínima hondura (la relación atormentada de Hellboy y Liz, freaks en un mundo humano que no terminan de aceptarse a sí mismos, es el segundo motor de la trama y está verdaderamente bien llevada). Del Toro hizo con Hellboy lo que pocos adaptadores de cómics hicieron antes del año 2005: mirar el mundo de las viñetas desde una perspectiva medianamente adulta y madura. Aunque hay que decir en su contra que la película se resiente ligeramente al llegar a su desenlace, algo precipitado y excesivo, no se puede negar que es una propuesta dignísima que, estrenada un año antes de la llegada a las salas de la soberbia Batman Begins, se erigió como una de las mejores adaptaciones de cómics de su momento (la gran parte de ellas fueron de historias de superhéroes del universo de Marvel y, desgraciadamente, la mayor parte de ellas también resultaron despreciables).
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