POMPEYA de Paul W.S. Anderson - 2014 - ("Pompeii")

Milo, un esclavo celta convertido en gladiador por los romanos, que exterminaron a su pueblo, lucha por su vida en el circo de Pompeya. Allí presencia cómo la sociedad de sus conquistadores se pudre cada día más entre corrupción y conspiraciones y allí también se enamora de Cassia, una joven patricia que va a ser obligada por sus padres a casarse con el pérfido senador Corvus, el hombre que acabó con su familia. Las cosas cambian de golpe para él y para todos los que le rodean cuando la ciudad empieza a temblar... Y el Vesubio estalla con toda su ira.

Paul W.S. Anderson ha vuelto a las salas este año con otro de sus habituales productos infames de "serie B con buen acabado": "Pompeya", otro infumable bodriazo que se suma a las también recién estrenadas "300: El origen de un imperio" y "Hércules: el origen de la leyenda" para pasarse la historia/la mitología por el forro y aburrir al personal hasta matarlo. El producto es desde luego comercialmente inteligente, aunque artísticamente sea pura basura. Aprovechamos el tirón de la cierta resurreción del género del "peplum" que se ha dado en los últimos tiempos, de la exitosa serie "Spartacus" que terminó hace poco más de un año, de que este mismo 2014 se estrenaba la comentada y horrenda secuela de "300", de que también este mismo año habrá dos versiones de la leyenda de Hércules (la segunda llegará en septiembre con "The Rock"... glups), de que también se acaba de estrenar un filme de catástrofres y de destrucción de ciudades como el remake de "Godzilla", de que Kit Harrington es uno de los protagonistas principales de la serie "Juego de Tronos" y de que Kiefer Sutherland ha vuelto hace nada con la nueva temporada de la serie "24" y... ¡Tacháaaaaaaaaaaaan! ¡Ya tenemos bazofia palomitera! W.S. Anderson es comercialmente listo; eso nadie se lo puede negar.

La cosa va de unos gladiadores que luchan por su vida en la Pompeya previa a su destrucción a manos del Vesubio y que también luchan de golpe y porrazo contra la corrupción del Imperio Romano que aniquiló a sus pueblos y por supuesto el más guapo se enamora de una romana patricia que trata bien a los esclavos y que odia la perfidia de los romanos. Y hay peleas en el circo, y estalla el volcán, y hay carreras, y hay destrucción por doquier, y hay una amistad que surge por la cara y un amor que surge aún más por la cara y hay unos malos muy malos y también un discursito por la justicia. Nada tiene interés, por supuesto, y el sopor está asegurado. Porque todo está muy visto, porque el conjunto es super predecible, porque los personajes son planísimos, porque los diálogos apestan y porque las escenas de acción y de catástrofe no son tampoco nada del otro mundo (me esperaba una destrucción de Pompeya por lo menos espectacular... Y es que ni eso).

Por otra parte, los actores de esta basura no lo hacen ni siquiera bien en este caso. Kit Harrington es un palo que tiene cara de estar, en todo momento, deseando que el rodaje termine para volver a su John Snow de "Juego de Tronos". Lo mismo se puede decir de Kiefer Sutherland: está loco por largarse del plató. Igualmente, Emily Browning está más perdida que un pato en un campo de fútbol (que papel más impreciso y aburrido, leñe) y el secundario principal de la función, Adewale Akinnuoye-Agbaje, un actorazo poco reconocido pero bien formado en series como "Oz" o "Perdidos" (donde hizo dos papeles protagónicos excelentes), sólo sirve aquí para lucir músculo y un "tormento" de manual. "Pompeya" es lo esperable en la filmografía de W.S. Anderson: otra "Mortal Kombat", otra "Resident Evil", otra "Alien VS Predator", otra "Death Race"... En fin, otra basura. Huyan de ella como de la peste.