Porco Rosso

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viernes, 14 de febrero de 2014

LA NIÑA SANTA de Lucrecia Martel - 2004 - ("La niña santa")


La adolescente Amalia, hija de la dueña del Hotel Termas, un establecimiento de capa caída de la Argentina profunda, se cuestiona la educación religiosa que recibe y, junto a su amiga Josefina, se dedica a explorar en secreto su despertar sexual. La vida de provincias estancada, represiva y sin emociones del hotel se revoluciona cuando el lugar acoge un congreso médico y a nuevos inquilinos temporales como el doctor Jano, un hombre de mediana edad casado y que pasa por una crisis...


Lucrecia Martel, tras la magistral "La ciénaga", siguió buceando en la crisis de la Argentina de los tiempos del tristemente célebre "Corralito" con su segunda obra, "La niña santa", que rescata tanto la estética como el estilo narrativo de su debut para presentar un nuevo retrato de vidas perdidas de unas clases altas y medias venidas a menos y de unas bajas que no pintan ya casi nada en la sociedad en la que se mueven. Ahora todo se ambienta en un hotel que pasa por malos tiempos y que acoge congresos aburridos y personajes bastante perdidos. Repite el aura pedregosa y a la vez húmeda de la Argentina profunda, repite el halo casi de documental que expone pedazos de existencias, repiten los edificios cochambrosos o deteriorados que simbolizan el estado tanto económico como vital del país y de sus habitantes y repiten los asuntos universales (familia, amistad, amor, incomunicación, represión sexual, hipocresía, aburrimiento existencial, relaciones personales...) y derivados de la mencionada crisis económica que dicho país (valga la redundancia) vivía por aquellos años de la década pasada. Actores y actrices excelentes son llevados por la magistral mano de Martel a través de dilemas de toda clase mientras su mundo se va descomponiendo lentamente como un cadáver, como el chalet destrozado con aquella piscina de aguas podridas de la mencionada "La ciénaga".


Es sorprendente la habilidad de Lucrecia Martel para mostrar el mundo que late entre las paredes del hotel de capa caída del filme por medio de la explotación de "lo que no se ve". La sugerencia inteligente y morbosa también dirige la trama, que a pesar de retratar un ambiente soporífero y estancado, lo hace con agilidad suficiente para que un filme de carácter completamente intimista y también minimalista no se resienta en ningún momento sin traicionar su esencia. La tensión que se consigue es completamente sofocante y es fantástico ver cómo no terminan de aflorar, en una sociedad clasista, sentimientos y sexualidades reprimidas, delirios religiosos o frustraciones vitales de toda clase. "La niña santa", como todos los filmes de la directora argentina, o gusta mucho o no gusta nada. Yo creo que es una gran "continuación" de "La ciénaga".


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