Nick Naylor es el vicepresidente de la Academia de Estudios del Tabaco, financiada por las grandes empresas tabacaleras de los Estados Unidos. Nick se dedica a defender los derechos de los fumadores... Y los de estas empresas. Tiene un pico de oro y es experto en convencer a los agentes sociales de toda clase de que el tabaco no es tan perjudicial como ellos piensan. La vida de Nick, y también sus convicciones, van sin embargo a dar un inesperado vuelco cuando se enfrente a un senador férreamente anti-tabaco... ¿O no?
A Jason Reitman se le fue de golpe el sarcasmo bestial en la sobrevalorada "Juno" y en la inicialmente interesante pero rápidamente desinflable "Up in the air" antes de recuperarlo parcialmente en "Young adult". Su debut en el largometraje, "Gracias por fumar", basada en la novela homónima de Christopher Buckley, era todo lo que sus siguientes dos mencionadas obras no eran: una irónica y brutal exposición de la sociedad norteamericana actual sin moralinas de ninguna clase (las otras dos la tenían, inexplicablemente, y llegaba incluso a ser bastante simplona, como en el caso de "Up in the air"). "Gracias por fumar", protagonizada por un Aaron Eckart absolutamente soberbio (que se abría paso allá por el año 2005 en papeles cada vez más importantes que culminarían en el fantástico Harvey Dent de "El Caballero Oscuro"), narra la historia de un despiadado (y completamente insensible) agente de una gran compañía de tabaco que se dedica a defender los derechos de su empresa y, por consiguiente, los derechos de los fumadores. La radiografía del mundo capitalista en el que por desgracia hoy nos movemos es precisa y directa, afiladísima y sangrante, pero siempre desde el humor más inteligente imaginable y desde los diálogos más punzantes y lúcidos (los diálogos del filme ya de por sí merecen un premio y dos y tres sólo para ellos).
Bajo la excusa de una trama sobre la lucha a favor o en contra del tabaco se analizan asuntos como la doble moral tanto de empresarios como de políticos como del propio ciudadano medio, la corrupción, la hipocresía social, la agresividad de las grandes empresas que sólo buscan el beneficio económico, la falsedad y el amarillismo de los medios de comunicación, el fracaso de un sistema que se piensa justo y que se mueve finalmente casi exclusivamente por intereses y el descreimiento ante las leyes de este sistema fracasado. Otros pivotan alrededor, otros más universales como la responsabilidad, la familia o el miedo al futuro (tratados sin moralinas, como he dicho, y sin maniqueísmos). Jason Reitman debutó con una película excelente, cargada de ritmo además, fresquísima y que expone una situación vergonzosa desde un punto de vista cínico pero coherente y que a pesar de todo no juzga a ninguna de las partes para dejar al espectador que saque sus propias conclusiones. "Gracias por fumar" es fantástica y, hasta ahora, la mejor película de un director bastante irregular.
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