Porco Rosso
lunes, 24 de febrero de 2014
EL VIAJE DE CHIHIRO de Hayao Miyazaki - 2001 - ("Sen to Chihiro no kamikakushi")
Chihiro es una niña de diez años que se muda con sus padres a una nueva ciudad. Durante el viaje por una carretera rural que atraviesa un gran bosque, encuentran un túnel misterioso excavado en un viejo edificio aún más misterioso. Chihiro no quiere entrar, pero sus padres lo hacen... Un mundo fantástico se abre ante ellos. Un mundo fantástico que también está lleno de peligros.
Éxito fulminante desde su estreno, película japonesa mítica que para muchos puso fin a la etapa de expansión y de consolidación del manga en occidente que comenzó a finales de los ochenta con obras como la "Akira" de Katsuhiro Otomo y catalogada como una de las mejores de la década del 2000 e incluso de la historia del cine, "El viaje de Chihiro" todavia confirmó más a Hayao Miyazaki como la eminencia de las historias de animación a nivel mundial que es hoy (como si no lo hubiesen hecho ya otras obras maestras suyas como "Mi vecino Totoro", "Porco Rosso" o "La Princesa Mononoke"). Película complejísima a la vez que ágil, fresca y divertidísima (combinación que es dificil de lograr), "El viaje de Chihiro" supone en la filmografía del autor japonés la reunión del conjunto más amplio de asuntos que hasta ahora se han tratado conjuntamente en una sola de sus películas (por lo menos a falta de ver su nueva creación, "El viento se levanta", que se estrenará a lo largo de este año en países como España).
Tal vez inspirada en cuentos clásicos de tradición europea como "Alicia en el País de las Maravillas" de Lewis Carroll o "Pinocho" de Carlo Collodi, el séptimo largometraje animado de Miyazaki propone el viaje de una niña del "mundo real" al mundo de los dioses japoneses, viaje que adquiere enormes tintes simbólicos que sirven al autor para tratar toda clase de temas. Tenemos los universales de siempre (amor, amistad, fraternidad, familia, relaciones entre padres e hijos, libertad, compromiso, paso de la infancia a la madurez) junto al habitual ecologista (cómo no iba a estar presente) y junto a otros como, según he leído (las interpretaciones no son mías y no había caído en ellas hasta este momento, pero tienen sentido), la búsqueda de la identidad de la protagonista, que corre paralela a la búsqueda de la identidad del Japón de nuestros días, occidentalizado desde el siglo XX pero que sigue siendo presa de su identidad (valga la redundancia) ancestral y de sus viejos valores, positivos unos, negativos otros, pero de una forma u otra arraigados en la idiosincracia nipona.
Los momentos de aventura y las escenas de acción (geniales como siempre) se dan la mano con las metáforas constantes sobre los asuntos tratados, mientras que la galería de personajes, extraída de la mitología y del folclore japonés y convenientemente actualizada, representa una gran variedad de tipos inolvidables y entrañables: todos, desde la propia Chihiro hasta la malvada Yubaba, el noble Haku o el dios Sin Cara (personaje complejísimo y extremadamente críptico que, visionado tras visionado de la cinta, descubre nuevos matices y cuyo contenido final nunca deja de suscitar discusiones) forman ya parte del imaginario colectivo no sólo de oriente, sino de occidente. Por supuesto, sobra decir que la animación, el nivel de detalle y la fluidez e imaginación del conjunto a nivel técnico es absolutamente soberbia. "El viaje de Chihiro" es una obra mítica, de culto absoluto, una joya de la animación mundial.
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¡Hola!
ResponderEliminarUna peli que me encantó. Fue la primera que vi de Hayao Miyazaki. Después vi el resto de su filmografía y todas sus pelis son encantadoras y con unas historias preciosas.
Un saludo!