Porco Rosso
viernes, 24 de enero de 2014
SEPTIEMBRE de Woody Allen - 1987 - ("September")
Lane es una mujer solitaria, depresiva y frustrada presa de un hecho traumático de su pasado que no la deja avanzar en la vida. Tras varios intentos de suicidio, se ha instalado en una vieja casa familiar en el campo, en un ambiente sosegado. Está enamorada de Peter, su inquilino, un escritor que busca tranquilidad para dedicarse a su novela. Sin embargo, él no le corresponde porque está enamorado de otra persona... Cercana a Lane. Cuando Diane, su madre, la visite con su pareja en los últimos días de agosto, el mundo de Lane estallará por los aires y entre reproches y deudas no saldadas saldrán a la luz todas sus frustraciones y su triste pasado.
En 1987 Woody Allen rueda dos películas, un drama ("Septiembre") y una comedia ("Días de radio"), demostrando una vez más que además de prolífico es capaz de tocar más registros de los que habitualmente se le achacan. "Septiembre" es una suerte de "continuación artística" de la fabulosa e infravalorada "Interiores": en ella, Allen vuelve a reproducir tanto en la estética como en el contenido el universo de su adoradísimo Ingmar Bergman con un drama psicológico que, sin llegar a la calidad de la mencionada "Interiores", no fue valorado en su momento y que a mi, a todas luces, me parece un buen filme. Mia Farrow (excelente de nuevo, como siempre) es una mujer depresiva, con problemas tanto psicológicos como económicos, marcada por un pasado triste del que no puede escapar y por un futuro lastrado por las frustraciones. A su alrededor dan vueltas sus progenitores (y sus recuerdos de ellos), sus amantes o amantes soñados y otros personajes como sus amigos y vecinos. En la melancolía del final del verano, el mundo de esta mujer, que es una olla a punto de estallar, lo hará en una terrible catarsis. Volvemos a tener los asuntos habituales: las frustraciones vitales de toda clase, el paso del tiempo y sus estragos, el peso del pasado y de la llegada de la muerte o la crítica a la alta sociedad económica y cultural que nunca está contenta con lo que tiene a pesar de tenerlo casi todo.
Los diálogos, a pesar de ser algo más rebuscados y menos naturales que los habituales del director neoyorkino, cumplen (aunque no tengan esa brillantez de otros de sus filmes -se le nota que, por lo menos en su primera etapa, trabajaba mejor con la comedia con el drama "puro"-), mientras que el juego de personajes está como siempre bien llevado. La estética y el ambiente son una maravilla: los escenarios naturales e interiores remiten directamente a los paisajes suecos del mencionado Bergman para crear un personaje más (el fin del verano, época habitualmente triste en lo anímico y que ya de por sí produce decaimientos sin ninguna razón) que sirve de trasunto de la depresión de la protagonista. "Septiembre" no es brillante, y sobre todo si la comparamos con las obras a las que Allen nos tenía acostumbrados en la década de los ochenta, pero desde luego creo que está infravalorada y bastante denigrada sin razón.
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