Porco Rosso

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sábado, 25 de enero de 2014

DÍAS DE RADIO de Woody Allen - 1987 - ("Radio Days")


Joe narra su infancia durante la parte final de la década de los treinta y la de los cuarenta, infancia que está unida al medio de comunicación más importante que existió hasta la llegada de la televisión: la radio. La familia de Joe, una familia neoyorkina de clase obrera, vive pegada a esta radio, que día tras día les lleva de viaje a través de mundos fantásticos y que además les informa de lo que ocurre a lo largo de todo el planeta. La radio es, aunque tal vez no lo sepan, la principal vía de escape para sus decepciones, problemas y frustraciones.


En 1987, a la vez que estrena el drama "Septiembre", Woody Allen estrena también una comedia, esta fantástica "Días de Radio" en la que revive los días de su infancia en la Edad de Oro de la Radio (desde 1920 hasta 1950 aproximadamente) por medio de una serie de estampas cómicas de corte familiar pero enraizadas en el humor habitual del genio neoyorkino. Para muchos "Días de Radio" es una de las películas más flojas de Allen; la han calificado como el homenaje del autor al "Amarcord" de Federico Fellini (y desde luego la esencia y la estructura del filme es bastante similar) e incluso el mismo Woody, según he leído, tampoco piensa que sea una de sus obras más inspiradas (esto ya no sé si es cierto o si es otro bulo más de los que se instalan por la red). Sin embargo, a mi me divierte muchísimo y creo que es bastante más inteligente de lo que en un principio parece, ya que, utilizando un humor más "naif" o "tierno", por llamarlo de alguna manera, retrata ese mundo que ya vimos en "La Rosa Púrpura de El Cairo" en el que las clases sociales más bajas o económicamente menos pudientes sueñan con el mundo de riqueza brillante o de aventuras en el que supuestamente (supuestamente) viven las misteriosas clases altas. El filme sigue siendo, como casi todos los de Allen de una forma u otra, un retrato social muy efectivo si no de su momento, de la historia relativamente reciente de los USA del mundo moderno.


En medio de una atmósfera lluviosa, gris y melancólica (perfecta para retratar una época que viene difuminada en la mente del autor, como suele ocurrir con los recuerdos que todos guardamos de periodos como nuestras infancias), "Días de Radio" retrata, desde el punto de vista de un niño, la vida de una familia judía normal y corriente de finales de los años treinta y parte de la década de los cuarenta que se refugia en la radio de los problemas económicos de la Gran Depresión o del miedo a la Segunda Guerra Mundial y también de un gran número de problemas y frustraciones propios de un sistema fallido o que promete castillos en el aire que no regala finalmente. Los diálogos son muy buenos, como siempre, y el humor es fino e inteligente, mientras que todos los gags son divertidísimos a pesar de no tener la brillantez de las grandes obras de Allen (y recordamos que en ese 1987 ha rodado dos películas prácticamente a la vez). Me gusta mucho "Días de Radio": creo que es una comedia infravalorada.


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