Porco Rosso

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miércoles, 15 de mayo de 2013

COMER, BEBER, AMAR de Ang Lee - 1994 - ("Eat, drink, man, woman")


Chu es un viejo maestro de cocina de Taipei que, ya retirado, pasa por una crisis vital tras quedarse viudo, crisis que coincide con las que también pasan sus tres hijas, muy diferentes entre sí y presas de frustraciones vitales relacionadas con el amor fracasado o las exigencias de la búsqueda del éxito profesional. La familia de Chu está atrapada entre lo que le han enseñado las tradiciones de su país y entre lo que pregona el modo de vida occidental que ha entrado en sus vidas a todo tren.


En "Comer, beber, amar", la tercera película de Ang Lee sobre el encuentro de la modernidad con las tradiciones ancestrales y de oriente con occidente, se ambienta no ya en los Estados Unidos, sino en la Taiwán natal del director (aunque existe un personaje que representa al oriental que ha emigrado a los USA). Por medio de un drama con toques cómicos y en el estilo directo de deliciosos diálogos de "Manos que empujan" y "El banquete de boda", Lee dibuja el retrato de un anciado cocinero y de sus tres hijas que, en el Taipei de los años noventa, chocan de golpe contra la irrupción de la "modernidad" occidental, lo que cambia a la familia y a otros personajes que la rodean. El modo de vida occidental del estrés, la lucha por el triunfo a toda costa y la entrega a los placeres rápidos y efímeros amenaza con cambiar la vida tradicional del viejo maestro cocinero Chu, que se pasa todo el día trabajando para cocinar platos excelentes y extremadamente elaborados que no son sino la metáfora de la mencionada invasión de la sociedad del consumo desaforado, donde la maravillosa comida tradicional de este gran chef puede ser derrotada por la comida rápida de una cadena cualquiera. Chu es un hombre sensible y preocupado por su familia, pero también cerrado a los cambios, mientras que sus hijas viven la vida de manera muy distinta: la más joven es la que tiene su camino más seguro mientras que las otras dos viven persiguiendo la recuperación del amor perdido y el éxito profesional. Ang Lee lanza el mismo mensaje que lanzó en sus dos filmes anteriores: un mensaje a favor de la comprensión y del encuentro entre culturas y que resalta tanto lo bueno de las tradiciones clásicas de su país natal como lo bueno de la forma de vida occidental que le asimiló a él. "Comer, beber, amar" cierra un tríptico excelente sobre el encuentro de oriente y occidente. Menos conocidas (injustamente) que otras obras suyas igualmente excelentes como "Sentido y sensibildad", "Tigre y Dragón", "Hulk" o "Brockeback Mountain", estas tres películas son tres joyas imprescindibles del cine taiwanés-americano.

1 comentario:

  1. Muy buena, me encantan las escenas en la que el padre cocina todos esos platos chinos. Creo que no me atravería a probar ninguno pero disfruto como un enano al vérselos preparar.

    Un saludo

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