Porco Rosso

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jueves, 14 de junio de 2012

BRÜNO de Larry Charles - 2009 - ("Brüno")


Tras arruinar sin querer un show de pasarela de Ágata Ruiz de la Prada en Milán, el famoso reportero austríaco de moda Brüno cae en desgracia: pierde su exitoso programa de televisión, es olvidado por todos y abandonado por su novio. Brüno, sin embargo, no va a rendirse: se va a embarcar rumbo a los Estados Unidos con un único objetivo... Triunfar allí y demostrar al mundo que todavía es una superestrella.


Brüno, el amante de la moda gay frívolo, inculto, desvergonzado, zafio, bruto, irritante y definitivamente tonto, fue el personaje que Sacha Baron Cohen llevó a las pantallas tras su genial "Borat" con irregulares resultados en otra suerte de falso documental en el que repite papel de reportero inmisericorde para burlarse de la sociedad norteamericana y de más allá por medio de entrevistas a diversos seres de toda clase y condición. Como en "Borat", no sé dónde queda la realidad y la ficción en "Brüno": no sé qué momentos fueron rodados de manera más o menos improvisada (es decir, sin que el entrevistado supiese de la "broma" a la que iba a ser sometido) o qué momentos fueron pactados, pero el caso es que el conjunto de todos ellos vuelve a ser bastante efectivo en la cinta y sorprende la gigantesca carga de incorrección política que contiene toda ella. Porque una cosa es cierta: el humor de Baron Cohen puede ser acusado, y con razón, de efectista desde lo chabacano, de excesivo hasta perder la gracia o de estar demasiado basado en la escatología o en el sexo gratuito, pero desde luego no se puede decir que sea políticamente correcto. Porque en "Brüno", como en "Borat", se le mete caña a todo y a todos: a la frivolidad de cierta parte del mundo homosexual, a los homófobos y a los heterosexuales más intransigentes, a la sociedad de las apariencias, a la hipocresía, a los tarotistas y demás mentirosos baratos, a los padres que usan a sus hijos para ganar dinero y exhibirlos, al racismo, al terrorismo, a los políticos en general... Hasta se burla Baron Cohen del conflicto palestino-israelí y de manera absolutamente brutal y desprejuiciada. Vaya, lo que vimos en la mencionada "Borat" es lo que volvemos a ver aquí, aunque en otros contextos.


"Brüno" tiene un humor bárbaro que repite la mezcla de inteligencia y sagacidad (las críticas antes expuestas) con la zafiedad más delirante y discutida por su floja calidad humorística (un "ending" para un programa de televisión con un pene gritón, una depilación de ano, una escena sexual gay con un pigmeo...). Se regocija en el mal gusto, en el horror cotidiano esperpéntico y exagerado, en lo feísta hasta límites insospechados. Bueno, es Sacha Baron Cohen, y, como "Borat", la película tiene tantos amantes locos como enemigos acérrimos. Pienso que sin embargo, esta obra está un peldaño por debajo de su antecesora (aunque no al nivel de "Ali G anda suelto", que pienso que no tiene maldita la gracia) por el hecho de que no muestra una narración clara: Borat seguía un itinerario directo y nada opaco, aunque resultase absurdo y desquiciado; Brüno comienza su andadura con un objetivo, pero éste se termina diluyendo para acabar mostrando una colección de sus habituales barbaridades que se precipita en la pérdida del ritmo por su falta de cohesión, y una comedia (o por lo menos una buena comedia) no es un cojunto de escenas sin ensamblar, aunque a algunos esto les baste para pasar un buen rato. Inferior de la obra cumbre hasta el momento de Baron Cohen, "Brüno" es esencialmente divertida y no pierde un ápice del humor original de su autor, pero no tiene coherencia interna y por ello se vuelve lenta y abrupta, cargada de altibajos que hacen que algunos de sus gags incluso pierdan gracia, lo cual es una pena.

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