Porco Rosso

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lunes, 11 de junio de 2012

ALIEN VS PREDATOR de Paul W.S. Anderson – 2004 – (“Alien VS Predator”)


El multimillonario investigador Charles Bishop ha descubierto una misteriosa pirámide con elementos de varias culturas humanas antiguas oculta en las profundidades de la Antártida. Junto a un grupo de científicos se adentra en ella para explorarla… Algo ocurre entonces: dos desconocidas y letales razas alienígenas aparecen en el interior y empiezan a combatir la una contra la otra. La lucha por la supervivencia ha empezado.


Director dedicado al cine fantástico en líneas generales, Paul W.S. Anderson no es más que otro mediocre efectista de Hollywood que tras un curioso debut se hundió en la impersonalidad. Especialista en adaptar videojuegos para la gran pantalla, sus trabajos en este campo han resultado ser grandes éxitos de taquilla, aunque la calidad en ellos brilla por su total ausencia y, gracias a esto, se ha ganado el odio de bastantes fans de las sagas que ha dirigido o guionizado (es uno de los grandes artífices de la de “Resident Evil” –casi nada…-). Tras su primera película, la cinta de acción independiente “Shopping” (protagonizada por un desconocido y jovencísimo Jude Law) llegaron la despreciable “Mortal Kombat”, la interesante pero finalmente (para mi por lo menos) fallida película de terror “Horizonte final”, la anodina película de acción “Soldier”, el también anodino thriller “Pulsión”, las sencillamente aberrantes nuevas adaptaciones de videojuegos “Resident Evil” y “Alien VS Predator”, la mediocre cinta futurista deportiva “Death Race”, la cuarta y horrenda entrega de su saga estrella "Resident Evil: Ultratumba" y su entretenida nueva versión de "Los tres mosqueteros".


Era de esperar que Alien y Depredador, dos de los monstruos alienígenas más famosos e importantes de la ciencia ficción y del terror modernos se encontrasen algún día: la fórmula comercial era perfecta y sus aventuras juntos han creado toda una saga que comenzó en el mundo de los cómics y que se ha extendido al de las novelas, al de los videojuegos y al del cine. El merchandising de ambos iconos sigue siendo hoy abrumador. Por desgracia, el debut de los dos monstruos juntos en las pantallas no tendría que haber llegado de la mano de quien llegó: del Hollywood falto de ideas de nuestros días y concretamente de Paul W.S. Anderson. Posiblemente “Alien VS Predator” fue una de las películas más decepcionantes de su año y una de las más vilipendiadas (con razón) por los fans de ambos mitos. Una vez más, sus creadores únicamente tenían que adaptar un videojuego y/o un cómic calcando algunas de las tramas que en ellos se presentaban. Una vez más, no lo hicieron, y optaron por diseñar una nueva trama que no era más que un refrito anodino de hechos que ocurren tanto en unos (los cómics) como en otros (los videojuegos), cuyas pautas, para variar, no se siguieron posiblemente pensando que en ambos únicamente se exponían chorradas para niños cuando lo cierto es que por norma general suelen contar con unas historias más desarrolladas y ricas que las de la gran mayoría de los estrenos palomiteros de cadena de montaje de los últimos años.


“Alien VS Predator” narra el referido enfrentamiento entre ambas razas extraterrestres en una laberíntica pirámide milenaria egipcio-azteca-maya-inca-babilónica situada en la Antártida. Los Depredadores han venido a cazar Aliens y los Aliens se les van de las manos, por lo que han de acabar con ellos mientras los humanos, que se pierden en medio de la contienda, han de correr por sus vidas hasta que descubren que lo que tienen de hacer es ayudar a los Depredadores en su lucha, ya que son guerreros que dan mucha importancia al honor. El filme es mediocre y tiene muy pero que muy “poca alma”: los protagonistas son planos y simples hasta decir basta y las luchas entre los Aliens y los Depredadores no inspiran absolutamente nada. No hay terror por ninguna parte, pero tampoco hay escenas de acción imaginativas y mucho menos una trama medianamente digna que lo articule todo. Nada resulta interesante en “Alien VS Predator”: la cinta tiene unos cuantos apuntes argumentales bastante breves que dan paso a los constantes combates (sosos, terriblemente sosos) y el resto ya es sólo sangre y monstruos y disparos y explosiones. La relación de compañerismo y respeto del Depredador superviviente con la protagonista humana ayuda a realzar ligeramente el conjunto, pero no deja de ser bastante fría y distante, mientras que las supuestas conexiones con las sagas individuales de “Alien” y de “Depredador” están mal planteadas y desarrolladas y lucen en todo momento muy difuminadas (ahí está Lance Henriksen – que dio vida al androide amigo de Ripley de “Aliens. El regreso” y de “Alien III”- interprentando al supuesto Bishop inicial -detalles en la tercera entrega de Alien, yo no voy a revelarlos- pero sin concretar mucho sobre su personaje y sobre el nacimiento de la empresa que le hace la vida imposible a la mencionada Ripley en la mencionada saga de Alien). Un desastre. Eso sí, su secuela es aún peor.

1 comentario:

  1. Un buen y merecido rapapolvo para Anderson. Fui a verla porque pensé: "Hombre, un Frankenstein contra el hombre lobo del siglo XXI" pero salí del cine acordándome de los muertos del señor Anderson. Saludos. Borgo.

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