Porco Rosso
miércoles, 16 de mayo de 2012
LA MALDICIÓN DE ROOKFORD de Nick Murphy - 2011 - ("The Awakening")
1921. Florence Cathcart, especialista en desenmascarar a charlatanes que se aprovechan de la fascinación de lo sobrenatural para engañar a los demás, se traslada a una apartada mansión que alberga una escuela para chicos en donde, según dicen, vive un espíritu maligno. Florence es profundamente escéptica y no cree en nada que tenga que ver con el supuesto Más Allá. Sin embargo, en su nuevo trabajo, algo terrible va a desmontarle todas sus teorías...
El inglés Nick Murphy es director de series televisivas como "La Antigua Roma: Grandeza y caída de un Imperio", "Heroes y villanos" y "Occupation". Su debut en la pantalla grande ha sido "La maldición de Rookford".
"La maldición de Rookford" es otra triste producción del "género" de las casas encantadas con bastante poco (o directamente casi nada, mejor dicho) que ofrecer. La película arranca con una buena secuencia inicial con su sorpresita divertida (muy bien rodada) para presentar por enésima vez la historia de un personaje escéptico (muy parecido al protagonista encarnado por Cillian Murphy de la muy reciente "Luces rojas" de Rodrigo Cortés, por cierto) con todo lo que tenga que ver con el Más Allá y con sus fantasmitas y fenómenos paranormales que acaba en la clásica escuela-caserón encantada donde tiene, como se imaginan, su primer encuentro real con espíritus y toda la pesca. No voy a revelar nada más pero sí a comentar que el filme es un refrito barato de tópicos vistos miles de veces en miles de películas: hay niños extraños corriendo por pasillos oscuros, hay fotografías donde salen los mencionados niños extraños, hay una criada vieja muy rarita y preocupante para la protagonista, hay una suerte de psicópata rondando por la casa, hay una escena de susto en la bañera, hay caras feas que aparecen por ahí cuando uno más se lo espera, hay una escena de romance inesperado y hasta hay un homenaje a "Al final de la escalera". Todo está muy visto en "La maldición de Rookford"; todo está muy manido, muy remezclado, muy requemado. La película no provoca la vergüenza ajena como tantas de terror de hoy, pero tampoco emociona lo más mínimo y su precipitado desenlace está vistísimo y además cogido con pinzas. Quedan las aceptables interpretaciones de Rebeca Hall y Dominique West como el dúo protagónico y la buena y bonita ambientación y fotografía, pero si algo caracteriza a esta película es precisamente el ser una plasta de lugares comunes de su género sin gracia y sin entidad y el ser, debido a ello, tremendamente olvidable.
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