Porco Rosso

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jueves, 9 de febrero de 2012

SÓLO SE VIVE DOS VECES de Lewis Gilbert – 1967 – (“You Only Live Twice”)

Una nave espacial norteamericana ha sido capturada por otra rusa y los monitores de la NASA lo han captado todo. Los rusos afirman que lo ocurrido no es de su autoría, pero los norteamericanos no les creen y entre ambas potencias estallan hostilidades que amenazan con hacer estallar una gran guerra. En Gran Bretaña sospechan que todo es una trampa y por ello envían a James Bond a investigar a Japón, en donde se pierden las pistas del descenso de la supuesta nave rusa secuestradora. Allí, 007, aliado con el Jefe del Servicio Secreto Japonés, "Tigre" Tanaka, y con dos de sus bellas y peligrosas agentes, descubre quien está detrás de todo: el millonario Osato, que pertenece a la organización criminal SPECTRA... Organización a cuyo líder supremo Bond por fin va a conocer...


Después del bajón en el entretenimiento experimentado por "Operación Trueno", la saga de James Bond se recuperó en "Sólo se vive dos veces", otra de las más divertidas películas de la primera etapa del agente 007, que prosigue su lucha contra SPECTRA y que conoce por fin a su líder, el mítico y mil veces parodiado e imitado Ernst Stavros Blofeld. Terence Young se retira ya para siempre de la franquicia y le cede el puesto a Lewis Gilbert, que será otro de sus cineastas habituales (autor también de las muy posteriores "La espía que me amó" y "Moonraker", ya con Roger Moore como protagonista) y el guión del filme corre a cargo del gran Roald Dahl (sí, el de "Matilda", "James y el Melocotón Gigante" o "Charlie y la Fábrica de Chocolate", entre otras geniales obras), que escribe una fabulosa aventura cargada de acción frenética a veces delirante, de humor negro y de situaciones a menudo rocambolescas en las que los efectos especiales se vuelven a lucir (impagable el invento estrella de esta película: "La Pequeña Nellie", el autogiro de bolsillo). Lewis Gilbert dirige espléndidamente "Sólo se vive dos veces", equilibrando a la perfección la mencionada acción frenética con el misterio (la trama está llena de sorpresas y de giros inesperados), el romance exótico y el toque cómico. Además, la ambientación de "Sólo se vive dos veces", por primera vez oriental en la saga (Bond se marcha a trabajar a Japón) está igualmente muy lograda (y, por supuesto, tiene el toque pulp de siempre) y sus personajes secundarios, buenos y malos, son verdaderamente geniales.


Entre todos ellos brilla con luz propia el mencionado Blofeld, al que da vida un esplendoroso Donald Pleasance (el mejor Blofeld de todos, sin ninguna duda) que ensombrece completamente al villano secundario de turno, el millonario y mafioso japonés Osato (un aceptable Teru Shimada) que termina resultando un patán fracasado para realzar así la figura de su terrible jefe. Las nuevas "chicas Bond" también aportan un gran carisma: las bellezas orientales Mie Hama y Akiko Wakayashi, cautivadoras y letales, acompañan al héroe en correrías (de todo tipo, por supuesto). El aliado de Bond en "Sólo se vive dos veces" también es de lujo: Tetsuro Tamba da vida al Jefe del Servicio Secreto Japonés, "Tigre" Tanaka, un cruce de espía, yakuza legal y samurai urbano que se erigió como uno de los más famosos amigos de 007 pero también como uno de los más odiados por el público femenino. Y es que en este filme el machismo galopante vuelve, y lo hace de la mano de este personaje, que trata a las mujeres prácticamente como a criadas sexuales. "Sólo se vive dos veces" da una imagen despreciable no sólo de la mujer en general, sino particularmente de la mujer japonesa, sumisa y sin personalidad, imagen en la que el filme además se regocija con bastante cachondeo misógino, lo cual en su día y, por supuesto hoy, resulta muy denigrante tanto para las mujeres como para los orientales en general.


Después de "Sólo se vive dos veces" Sean Connery abandonó, momentáneamente, la franquicia del agente 007, el personaje que le había lanzado a la gran fama, argumentando que estaba harto de dar vida a James Bond y que este hecho no le permitía desarrollarse plenamente como actor. El siguiente espía británico sería interpretado por el olvidado George Lazenby en el excelente filme "007 al Servicio Secreto de Su Majestad", filme injustamente maltratadísimo por la crítica y por los fans de la saga que propiciaría un nuevo retorno de Connery en "Diamantes para la eternidad", tras la cual se precipitaría su salida definitiva antes de que Roger Moore hiciese suyo a Bond.

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