James Bond, persiguiendo a Blofeld, el megalómano líder de SPECTRA, traba relaciones con el mafioso Marc Ange Draco, que resulta ser el padre de Tracy, una joven problemática a la que el agente británico salvó de morir ahogada. Draco hace un trato con él: si se casa con su hija y la estabiliza, le proporcionará información vital sobre el criminal al que busca. Bond y Tracy, inesperadamente, se enamoran con locura... Pero el agente ha de abandonarla unos días para cumplir su misión: impedir que Blofeld, desde su apartada base en las montañas más altas de Suiza, lance una plaga bacteriológica sobre los principales países del mundo. Bond no se lo imagina, pero el jefe de SPECTRA también va a intentar vengarse de él dañando a su amada...
"Estoy harto de Bond", afirmaba Sean Connery a finales de la década de los sesenta, "es antipático, sobre todo conmigo, con el Connery actor que busca una carrera normal, no una condena a perpetuidad en clichés y tonterías". Tras el rodaje de "Sólo se vive dos veces", el intérprete escocés abandonó, momentáneamente (aunque juró no volver a ella entonces), la franquicia de 007, que vivió su primer gran momento de crisis. Albert R. Broccoli y Harry Saltzman barajaron para sustituir a su estrella a Roger Moore y a Timothy Dalton, que serían James Bond años más tarde pero que en ese momento estaban ocupados con otros proyectos (Moore con la serie "El Santo" y Dalton abriéndose camino como joven promesa). El elegido finalmente como nuevo espía británico fue el entonces cotizadísimo modelo australiano George Lazenby, que protagonizó "007 al Servicio Secreto de Su Majestad", una de las más grandes cintas de la primera etapa de James Bond y una de las más injustamente denigradas en su momento. Para compensar la ausencia de Sean Connery y para lanzar a las estrellas a Lazenby, en EON Productions pusieron toda la carne en el asador para este filme: el guión por fin presentaba al Bond humano de las novelas de Ian Fleming, el Bond que se enamoraba y que veía morir a su esposa a manos de Blofeld, el cual escapó con vida de su aventura de "Sólo se vive dos veces". Este Bond no gustó a los fans de la saga a pesar de ser un Bond más serio que el de Connery, Bond que por cierto estuvo interpretado con notable solvencia por el mencionado George Lazenby, que sin traicionar la esencia del personaje (seguía siendo un 007 básicamente apuesto, sibarita, algo cínico y siempre sonriente) supo aportar el toque romántico y desolador que el guión exigía. No acaban aquí los méritos de este filme, dirigido con pulso y agilidad por el editor de los cuatro primeros de la saga, Peter Hunt: el mencionado guión, muy equilibrado entre el drama y el humor (delirante la convivencia de Bond, con falda escocesa, en la clínica de jovencitas) es excelente y está cargado de momentos para el recuerdo de todo tipo (aunque, eso sí, tiene un error de bulto completamente inexplicable: James Bond y Blofeld, al volver a encontrarse, actúan como si no se conociesen, cuando se conocen, y de sobra –se enfrentaron en el filme anterior de la saga-).
La presentación del nuevo James en la playa, con elementos líricos, es genial, así como el momento del asesinato de la esposa, verdaderamente desolador y completamente inesperado. Las escenas de acción de "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" además son de las mejores de la saga hasta la fecha. Entre todas destacan especialmente las que se desarrollan en los parajes nevados de Suiza y particularmente la lucha final contra Blofeld, frenética, divertidísima y emocionante como pocas en toda la franquicia del espía. Los secundarios, sin los que todo filme de Bond estaría muy cojo, vuelven a ser de lujo: Blofeld es ahora un excelente Terry Savalas, que sigue la estela dejada por el gran Donald Pleasence y que tiene una divertidísima aliada, Irma Bunt, interpretada por Ilse Stepart, que borda a la mujerona rancia y amargada que vigila eternamente los devaneos de las jovencitas que la rodean. Mientras, la chica Bond de turno es la gran Diana Rigg (venida de la famosa serie "Los Vengadores"), que da vida maravillosamente a la romántica mártir Tracy Draco, la hija del aliado de turno de 007, el algo ambiguo mafioso Marc-Ange Draco, un muy aceptable Gabriele Ferzeti.
A pesar de ser un filme genial en todos los aspectos, "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" fue el primer gran fracaso de EON Productions, fracaso que hizo que Peter Hunt no repitiese como director nunca más en la franquicia y que George Lazenby fuese expulsado de ella y quedase como el único actor que sólo interpretó a James Bond una vez. El modelo australiano, tras el enorme batacazo de su esperado "gran debut", quedó relegado, como promesa frustrada, a participar en películas menores e incluso de serie B y a trabajar como doblador de dibujos animados. Lazenby acusó despectivamente a Albert R. Broccoli de decir "que fui un fracaso y que era muy difícil trabajar conmigo. Desgraciadamente, Broccoli se lo dijo a un montón de gente, y eso supuso que me fuera imposible encontrar trabajo". Sin embargo, al parecer el propio Broccoli también le criticó el ser un divo insoportable y tiránico que intentaba sin cesar chantajear a EON con la amenaza de su abandono repentino de la franquicia (para la que al parecer, por contrato, iba a rodar siete películas) a favor de otros proyectos más ambiciosos (que, por supuesto, a Lazenby nunca le llegaron). Para la siguiente obra de la saga del espía 007, "Diamantes para la eternidad", se le pagó a Sean Connery, para que volviese, una suma verdaderamente desorbitada. El escocés aceptó, pero por última vez (aunque volvería a ser James Bond en 1983 en la versión alternativa de "Operación Trueno" de Kevin McClory y Jack Wittingham, "Nunca digas nunca jamás"). George Lazenby se dedicó, tras su fracaso en el mundo de la interpretación, al mundo inmobiliario, del que sacó grandes beneficios (actualmente es muy rico, se dedica a los deportes y tiene varias mansiones en propiedad). Sin embargo, su carrera como actor se hundió para siempre en la mediocridad y en el olvido. Con el tiempo y por suerte, la despreciada "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" se ha erigido como lo que es, la mejor película de la primera etapa de las aventuras de James Bond junto a "007 contra Dr. No" y a "James Bond contra Goldfinger".
Una pena porque, como bien dices, es de las mejores de James Bond. Paul
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